"La presencia del lobo es sinónimo de ruina. Me parece bien que se habiliten espacios para proteger la especie, en recintos cerrados. Pero lobo y ganadería son incompatibles". Esta fue la reflexión que eligió Miguel Ángel Revilla (Polaciones, 1943), presidente de Cantabria, para dar carpetazo al capítulo 'Lobos al atardecer' de su libro 'Nadie es más que nadie'.

Siete años después de esta declaración, su relato se mantiene en firme y en la misma línea. No sólo eso, sino que la cercana inclusión del lobo ibérico en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPE) ha provocado la movilización del presidente Cántabro y del resto de comunidades autónomas afectadas (Galicia, Asturias y Castilla y León). "Esto no va a acabar aquí. Vamos a dar batalla hasta el nivel jurídico", advierte Revilla en conversación con El Independiente.

La caza del lobo quedará prohibida en España y supondrá la creación de una normativa unificada para todo el territorio. En consecuencia, las autonomías perderán poder sobre esta cuestión, "En Cantabria habíamos aprobado por unanimidad el Plan de Gestión del Lobo, muy pocas veces nos ponemos de acuerdo los 35. Con él habíamos logrado un consenso entre ganaderos y partidos políticos con el que se lograba el equilibrio deseado", explica Revilla.

Enfado con el Ministerio

La postura de Revilla es contraria a la exterminación del lobo, "No queremos acabar con el lobo. Queremos que haya un número controlado de lobos (...) Hay más lobos que en la vida. Te lo dice uno que tiene 78 años y es de la zona más lobera de Cantabria". Revilla se muestra especialmente molesto con Teresa Ribera, vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, "ha hecho una maniobra increíble para quitarle la competencia a las autonomías. Creo que se ha dejado influenciar y no sé por qué". El presidente cántabro afirma que la ministra Ribera consiguió aprobar esta medida "gracias a que hizo llamadas a comunidades de su cuerda para conseguir desempatar con el voto de calidad del ministerio".

Miguel Ángel Revilla señala su descontento ante el resultado de la votación: "Estoy muy dolido con comunidades como Canarias o Baleares, que no van a tener un lobo en la vida. No es justo que su voto valga lo mismo que el nuestro". Revilla argumenta su desazón ante la actitud del gobierno canario, "yo fui pagándome de mi bolsillo a Canarias para dar charlas para que no hicieran prospecciones petrolíferas allí". Alude a que "aunque no le afectase para nada a Cantabria", lo hizo por solidaridad, la misma que exige ahora para sus paisanos.

Defensa del mundo rural

Como muchos ganaderos, Revilla ve la inclusión del lobo en el LESPE como un ataque al mundo rural. "Esto es una contradicción con el mensaje que se está lanzando a nivel nacional de que la gente no se vaya de los pueblos". La desaprobación de la medida nace en que según explica Revilla "la única manera de sobrevivir en los pueblos, donde yo nací, es tener ganadería. No hay otra".

Restos de un potro atacado por los lobos.
Restos de un potro atacado por los lobos. Presidencia del Gobierno de Cantabria

La ganadería extensiva y la sobrepoblación de lobos es una combinación imposible para Revilla, que insiste en que el cánido no corre ningún peligro. "Ahora hay exceso de lobos. Cuando a mí me comieron mis ovejas con ocho años había muchos menos lobos que ahora". El presidente cántabro referencia una anécdota real que vivió cuando era niño: "Cuatro lobos, en apenas cinco minutos, mataron o dejaron moribundas a no menos de 50 ovejas".

Una de las soluciones que plantea el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ante este tipo de ataques son las indemnizaciones a los ganaderos. Para Revilla "las compensaciones económicas no bastan. Hay que pensar también en el daño sentimental de un ganadero cuando pierde a su rebaño. Qué va a hacer cuando le den ese dinero, ¿poner un bar?".

El presidente Revilla invita "a los urbanitas y a los ecologistas" a que vayan con él a Cantabria a ver la situación real de la zona. "Entre el lobo y la persona elijo a la persona", zanja Revilla.