A 48 horas de la votación de los presupuestos catalanes en el Parlament, Pere Aragonès ve en riesgo sus últimas cuentas por el inesperado plante de los Comunes. El partido de Ada Colau mantiene su enmienda a la totalidad y desde el Govern y Esquerra proliferan ya los mensajes a Yolanda Díaz, recordando que las cuentas en Madrid y Barcelona son fruto de un delicado juego de equilibrios en los que Esquerra tiene tanto que decir como los morados. Unas advertencias que han generado visible malestar entre los de Colau, hasta el punto de que la portavoz de Esquerra, Marta Vilalta, bajaba velas este lunes señalando que "la decisión es de los comunes".
Vilata no ha desmentido, sin embargo, que Esquerra se haya dirigido ya a la vicepresidenta segunda del Gobierno de Pedro Sánchez para exigir apoyo a las cuentas de la Generalitat. También al ministro de Cultura, Ernest Urtasun, para advertir de las consecuencias de un 'no' de los Comunes que tumbaría las últimas cuentas de Aragonès en la primera votación de su trámite parlamentario.
El gran escollo señalado por los Comunes es el proyecto turístico de Hard Rock, un macro-casino aprobado en tiempos de Artur Mas que cuenta con el apoyo tanto de Junts como del PSC. Pero la batalla real no está en el futuro del Hard Rock, que en el mejor de los casos no empezará a construirse hasta la próxima legislatura, sino en el pulso planteado a los socialistas, que fijaron como condición para su apoyo a las cuentas que el Govern deje de bloquear la tramitación administrativa de este proyecto.
El Hard Rock como bandera
El partido de Ada Colau ha convertido este macro-casino en su bandera electoral, pese a que el proyecto tiene amplio apoyo en el campo de Tarragona, donde los comunes tienen escasa representación local. Aún así, este domingo incluso el ministro Urtasun convirtió el Hard Rock en la parte central de su discurso en un acto de partido que reunió a los primeros espadas de los morados en Cataluña. De hecho, Urtasun, Colau, la líder en el Parlament Jessica Albiach o el candidato a las europeas, Jaume Asens, centraron su discurso en el Hard Rock.
Una unanimidad leída como respuesta inequívoca a las amenazas de Esquerra. Los comunes están en clave electoral, para las europeas y sobre todo para las próximas elecciones autonómicas. Y ya no tienen el aliciente que suponía, hace un año, la necesidad de los votos de ERC para aprobar las cuentas del Ayuntamiento de Barcelona. Con el PSC bloqueando la entrada de Ada Colau en el gobierno local, los Comunes no parecen dispuestos a ceder en este pulso político en el Parlament.
Presupuestos generales
Pero para Esquerra las cuentas de la Generalitat son igualmente prioritarias. A Aragonès le quedan unos meses para remontar en las encuestas, que dan como ganador de las próximas autonómicas a Salvador Illa. Y confía en los presupuestos más expansivos de su mandato para hacer realidad ese vuelco. De aprobar los presupuestos dependen 2.400 millones de euros más a disposición del Govern para, por ejemplo, paliar los efectos de la sequía con más ayudas al campo.
Por eso los republicanos han mandado recado a Sumar, para que presione a sus socios en Cataluña si quieren probar los presupuestos generales. El Gobierno ha celerado la negociación de los presupuestos de 2024 tras cerrar el acuerdo de la amnistía con Junts. Pero un traspiés de las cuentas catalanas en el Parlament puede convertir a Esquerra en el eslabón más débil de la mayoría del Gobierno en el Congreso.
"Siempre hay conversaciones, con todo el mundo" apuntaba Vilalta este lunes al ser preguntada por la interlocución con Yolanda Díaz, "pero la decisión el miércoles es si avanza tramitación y quienes votan son los comunes, por tanto apelamos a la responsabilidad de comunes".
Aragonès ya dejó claro en el último pleno que no puede ceder a la exigencia de los morados, anunciar en público que bloqueará la tramitación del Hard Rock, porque eso implicaría el no del PSC a las cuentas, y los socialistas tienen 33 diputados imprescindibles para él. "Si acepto lo que me piden el PSC se retira y nos quedamos sin presupuestos" advirtió el president en un arranque de sinceridad que dejó al descubierto la debilidad de su posición negociadora, más allá de la baza de los Presupuestos Generales del Estado.
Junts exige rebajas fiscales
Los republicanos dan por descontado el rechazo de Junts, que exige una rebaja fiscal de calado para apoyar las cuentas de Esquerra. Los de Puigdemont plantearon un documento con un centenar de propuestas en la negociación de los presupuestos, pero reconocen que la negociación ahora se centra en dos puntos: rebaja fiscal y reducción de la burocracia. Los únicos elementos que pueden modificarse vía Ley de acompañamiento.
En concreto, Junts reclama una supresión del Impuesto de Sucesiones, con un coste que cifran en 354 millones de euros, y la deflactación del IRPF para compensar la subida del coste de la vida. "Junts no da votos a cambio de nada, ni en Madrid ni en Barcelona" advertía este lunes el portavoz del partido, Josep Rius, tras presentar su enmienda a la totalidad de las cuentas catalanas.
Los de Puigdemont aseguran que siguen abiertos a la negociación, pero reconocen que la prioridad del Govern son los comunes. Desde Esquerra, por contra, elevan a 1.200 millones de euros el impacto de las rebajas fiscales que reclaman los ex convergentes. "Que nos digan de dónde quieren recortar, ERC no está por modificar un Impuesto de Sucesiones que ahora ya está muy bonificado", les respondía Vilalta.
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