Una joven fue localizada en la Avenida del Mediterráneo de Madrid, cerca del parque del Retiro, semidesnuda, "con las bragas bajadas, tirada en la calle, llorando, desorientada y sin recordar lo que había sucedido". Así lo constataron los agentes de la Policía que se la encontraron y lo plasmaron en un informe, pero a partir de ahí las contradicciones del caso llenaron de duda el relato de la víctima y el hombre que había sido acusado de agresión sexual ha quedado libre de todos los cargos.

En el primer análisis, el médico forense hizo constar que en la exploración ginecológica no se observan lesiones. Los hechos sucedieron el 4 de junio de 2022 y la chica manifestó entonces que había sufrido una agresión sexual en forma de penetración vaginal bajo los efectos de sumisión química, es decir, que había sido drogada o alcoholizada. El equipo de Policía Judicial de la Unidad de Atención de la Familia y la Mujer (UFAM) se hizo cargo del asunto e inició la investigación.

El momento clave llegó cuando se analizaron las cámaras de seguridad, tanto del establecimiento donde se encontraba el presunto agresor y la víctima, como del portal en el que se encontraron ambos. En ellas, la supuesta violación quedaba en entredicho, según se desprende de la resolución del juez.

A partir de aquí, la fiscal del caso María José García dudó de la versión de la chica, según la documentación a la que ha tenido acceso El Independiente. "Se han incorporado al procedimiento imágenes de cuyo visionado no se desprende identidad con el relato de la víctima, no apreciándose situación de violencia o agresión en los términos relatados". El Ministerio fiscal esgrime que la declaración de la víctima no aporta datos precisos sobre cómo ocurrió la agresión sexual. Ella dijo que "recordaba algunas cosas pero no todas" que "no ha podido recordar más detalles" y que tenía bloqueada la mente por lo que no sabía si se fue con alguien o cómo se fue.

El hombre, que fue defendido por el despacho de abogados Ospina Abogados, nunca negó que hubiera existido un encuentro sexual, pero dijo "que la iniciativa de tener sexo fue de ella". El testigo, un amigo de él, declaró que sólo le había contado "que se había liado con la chica en un portal pero no le dijo más".

El análisis de la Policía Científica

El laboratorio toxicológico de la Comisaría General de la Policía Científica analizó los vestigios encontrados en la zona con la intención de saber si realmente la joven había sido sometida a sumisión química.

"En el líquido analizado que es de naturaleza acuosa, se detecta la presencia de alcohol etílico en una concentración volumétrica del 39%. No se detectan drogas de abuso ni medicamentos", reflejó el informe policial.

Además, sometieron a estudio el envoltorio de preservativo rosa rasgado de la marca 'Durex' que se encontró en la zona. "A continuación se realiza un visionado macroscópico de cada uno de los vestigios para la búsqueda de algún rastro, visible o no visible, antes de ser sometidos a otros tratamientos con resultado negativo, no aportando esta acción nada reseñable". Lo que sí encontró la Policía fueron huellas dactilares que resultaron del acusado.

Como recordó la abogada del investigado Beatriz Uriarte, él en ningún caso negó que hubiera habido una relación sexual, sino que la cuestión giraba en torno al consentimiento. Con estos mimbres, el fiscal de la investigación lo creyó y terminó solicitando el archivo de la causa.

En un escrito de este 8 de enero, la titular del Juzgado de Instrucción número 12 de Madrid, Mª Dolores Baeza, decidió sobreseer las diligencias: "De lo actuado no parece debidamente justificada la perpetración del delito que ha dado lugar a la formación de la causa".