"El cometido desde un primer momento nunca estuvo claro. Tanto a mí como a David se nos elige a dedo, se nos dice que nos pongamos el neopreno, nos recoge el capitán, nos entrega los cascos y nos indica que hagamos lo que podamos". Así de contundente se mostró en su declaración el compañero de David Pérez Carracedo, uno de los dos fallecidos por la embestida de una narcolancha el pasado 9 de febrero en Barbate (Cádiz). Este guardia civil, que sobrevivió a la tragedia --miembro del Grupo de Acción Rápida (GAR) del cuerpo--, detalló la descoordinación policial de ese día y cómo se llegó a advertir a los mandos de que la lancha de apenas 5 metro con la que los lanzaron al mar no estaba preparada.

En los vídeos de las declaraciones en el Juzgado de Instrucción número 1 de Barbate del pasado 10 de mayo --a los que ha tenido acceso El Independiente-- , los tres agentes que iban en la Zódiac oficial y que no fallecieron esa noche cuentan por primera vez qué ocurrió. "Nosotros no estábamos preparados. Esa embarcación no era la adecuada para ese operativo", reconoció el miembro del GAR. Según su relato, Pérez Carracedo llevaba prestando servicio desde las tres de la madrugada del día anterior cuando fue seleccionado "a dedo" junto con él para tirarse al agua y apoyar a los GEAS (Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas) que iban a lanzarse para tratar de disuadir a las seis narcolanchas que estaban refugiándose del temporal en el Puerto a la vista de todos.

Había tres atadas a una boya roja y otras tres a una boya verde. "Fuimos hacia la boya roja. Fue cuando dos de ellas arrancaron rápidamente y una se quedó parada", cuenta otro guardia civil. "Empezaron a hacernos pasadas. A hacernos la 'pescadilla' que es un término que se dice cuando empiezan a rodearte. Una de ellas primero pegó una pasada cerca, a unos cinco metros, otra pasada más que incluso nos tocó y ya la tercera que vimos cómo se alejó, cómo cogía dirección hacia nosotros", describe sobre la embestida que resultó mortal.

Ninguno de los tricornios fue capaz de recordar ante la magistrada si la lancha que los atacó tenía dos o cuatro motores, ni tampoco el número de integrantes exactos. Esto era relevante porque un reciente informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Benemérita reconoce que no fueron los seis detenidos y encarcelados por estos hechos los autores del asesinato.

En lo que sí coincidieron fue en que la intención de los narcos era claramente arrollarlos sabiendo que ellos eran la autoridad, puesto que iban con distintivos azules. Y que fue una temeridad por parte de sus superiores acceder a ese operativo ya que no era seguro. "El sargento recibió una llamada, según me dijo, era el teniente. Que había unas narcolanchas en el Puerto de Barbate y que a ver si con la embarcación que teníamos nosotros la podíamos echar al agua", contó el tercero de los supervivientes. "Lo que le dijo el sargento es que con el tipo de embarcación tan pequeña que teníamos nosotros, nos podían pasar por encima. Palabras textuales", reveló.

De acuerdo a este relato, los guardias terminan tirándose al mar ante la "insistencia por parte del coronel". Precisamente, la asociación profesional de Guardias Civiles JUCIL ha denunciado esta semana al general jefe de la Zona de Andalucía y al coronel jefe de la Comandancia de Cádiz por la gestión de este episodio. Los acusan de homicidio imprudente porque "a pesar de conocer los riesgos, ordenaron realizar una intervención para la que los guardias civiles que participaron no estaban preparados ni contaban con los recursos necesarios".

De las declaraciones que tomó la pasada semana, la juez traslucen ya algunas vías de la investigación. De un lado, la intención de las familias de las dos víctimas de depurar responsabilidades sobre estos hechos no sólo por parte de los narcotraficantes, sino también las relativas al Ministerio del Interior. Del otro lado, aclarar quién estuvo detrás del crimen una vez se ha esclarecido que no fue Francisco Javier Martín Pérez, alias Kiko El Cabra, quien pilotaba la narcolancha de cuatro motores y dos antenas.

'Kiko El Cabra': "Yo me fui de ahí porque era una ruina"

Ahora, las declaraciones que se tomaron a los seis detenidos el pasado 12 de febrero toman un nuevo sentido porque ya entonces hablaron de un vídeo que podía ser esclarecedor para la causa, pero que la magistrada no quiso visionar ese día, enviándolos directamente a prisión provisional. Precisamente, tras el análisis de esa grabación dos meses después, la UCO ha confirmado que ellos permanecieron quietos mientras el crimen lo cometieron otros.

Entre los detenidos hay distintos "cargos" en el clan. En un primer momento, en la lancha ilegal sólo estaban Kiko El Cabra a los mandos, José Israel A. a quien conocía "desde chico", y Mustafá C., que era quien estaba en contacto con "el jefe", un marroquí. Los tres estaban desde el jueves en la embarcación. Se habían montado en Sanlúcar cuando les pasaron el relevo otros narcos a los que ni vieron porque "iban con pasamontañas".

Se pegaron un día entero navegando, capeando el temporal, pero la lancha se dañó y tuvieron que ir a refugiarse a Barbate. Fue Mustafá el encargado de llamar al "jefe" o "el moro", como lo describió la jueza, para advertirlo. "Mustafá avisa al dueño de la embarcación que se ha escacharrado", detalló Kiko. A partir de ahí entran los otros tres detenidos, cuando ya era mediodía del viernes. Aparece David G., José Antonio G. y Jairo P. que se estaban "echando un café" en una cafetería y les avisaron de que había una narcolancha en apuros.

Pasaron a ser seis a bordo y cuando los que venían a arreglar el barco quisieron bajarse ya no tuvieron la posibilidad. "Le digo al piloto que me intente bajar y me dice que es imposible, que no se puede porque está la Guardia Civil. Nos quedamos allí y a las dos horas le llega una información de tierra y dice que la Guardia Civil estaba preparando una Zodiac pa' salir donde estamos nosotros (sic)", cuenta José Antonio G. Él es el que grabó todo y se lo avisa a la magistrada desde el principio. "¿Qué es lo que le hace a usted grabar? ¿Para qué graba?", le cuestiona ella. "Para tener una prueba, Por lo que pueda pasar", contestó.

Todos los relatos de los detenidos son coincidentes: ellos estaban en el Puerto y lo vieron todo, pero desde la distancia. Kiko El Cabra es muy explícito cuando cuenta por qué decidió abandonar Barbate incluso con la narcolancha rota: "Yo dije 'me voy de aquí como sea porque esto es una ruina'". Emprendieron entonces la huida. Primero, dejaron a los tres que habían venido a arreglar la lancha y ellos se quedaron en alta mar sabiéndose perseguidos. Pero el motor se terminó rompiendo y no tuvieron más remedio que desembarcar en la playa en la que fueron detenidos. "Me dieron la de San Quintín", contó El Cabra a la juez sobre la persecución de los agentes.

Mustafá C. con un español muy escaso necesitó de la traducción de la abogada para entender las preguntas de la magistrada que terminó algo desesperada. Él, el único marroquí de la lancha y quien comunicaba con "el jefe", da un dato que ahora es revelador:

  • ¿Quién es el dueño de la embarcación?, le pregunta la fiscal.
  • Un marroquí, responde.
  • ¿Que está en Marruecos?
  • ¿Y de la otra [narcolancha] de cuatro motores?
  • Se llama Karim. Había cuatro personas. Dos con papeles de España y otros dos no. Es la 'goma' que mata a los agentes

La magistrada no quiso ver el vídeo el primer día

A pesar de que los detenidos insisten en que tienen un vídeo que les exculpa, la magistrada decide que no es el momento procesal de verlo y los envía a prisión. Los abogados de los arrestados se quejan amargamente cuando les llega el turno.

"Se podría aportar el vídeo. Lo tengo yo en mi teléfono y es tan sumamente grave que no se tome ni tan siquiera la molestia de visionar ese vídeo. Llama la atención en unos hechos tan graves", dice el letrado. "No se puede coger de una investigación lo que interesa con tal de mandar a estas personas a prisión por mucho que en los medios de prensa se diga que han sido detenidos los autores del asesinato cuando hay contraindicios en el día de hoy que lo desmienten por completo", explica.

Además, pone sobre la mesa la posibilidad de que los narcos detenidos hayan sido maltratados en la comandancia de la Guardia Civil. "Han ignorado el elefante en la habitación. Cómo han venido aquí cinco personas con los ojos ensangrentados, amoratonados, algunos de ellos que probablemente tenga alguna costilla rota. Nadie les ha preguntado por esas lesiones. Nadie. Como si fuera normal acudir a un juzgado de esta manera", indica.