Algo tan descarado como la mandíbula de un orangután unida a un cráneo de homo sapiens ha supuesto uno de los mayores fraudes de la historia de la ciencia. Durante décadas la pieza fue considerada una nueva especie, el hombre de Piltdown, y se exponía como auténtica. En 1950 se analizaron los restos con nuevas técnicas y se descubrió la vergüenza. Quién fue el artífice del engaño aún es una incógnita.