Estas días, desde la caída del Sol, se puede observar el planeta a simple vista, ascendiendo por los cielos del sureste en el hemisferio norte. Se presenta como un punto brillante, dorado y que no parpadea. Estará, si miramos al sur, en lo más alto hacia las 2 de la madrugada (hora y latitud de Madrid).

El planeta de los anillos se encuentra en oposición. Significa que está en línea con la tierra y el Sol. Está en fase llena. Y, además, bastante cerca: 1.353 millones de kilómetros.

Con un telescopio se puede observar su disco plenamente iluminado. Además, los anillos presentan un ángulo de inclinación ideal para su observación, dotanto al conjunto del planeta de más brillo en el cielo. Sólo cada 15 años se da esa posición que permite detectar la división entre los anillos, algo que descubrió el astrónomo Giovanni Cassini en 1675.

Saturno se encuentra ahora en la constelación Ofiuco y es uno de los dos planetas visibles al ojo desnudo en esta fecha, junto con Júpiter, a su derecha, más brillante y más alto en el cielo.