Un cuadro de 1674 dentro de una de las macroinstalaciones científicas más grandes del siglo XXI. Todo para descubrir que el pintor Rembrandt utilizó un misterioso componente en su pintura para lograr el relieve de las figuras que aparecen en sus cuadros. Gracias a la tecnología sincrotrón se ha desvelado este secreto.

El impasto es una pintura gruesa colocada en el lienzo en una cantidad que la hace sobresalir de la superficie. El relieve de impasto aumenta la perceptibilidad de la pintura al aumentar sus propiedades de textura que reflejan la luz.

Los científicos saben que Rembrandt, el puntor de la Edad de Oro holandesa, logró el efecto de empaste usando los materiales tradicionalmente disponibles en el mercado de color holandés del siglo XVII: el pigmento blanco de plomo (una mezcla de hidrocerusita –Pb3(CO3)2(OH)2– y cerusita –PbCO3–), así como los medios orgánicos (principalmente aceite de linaza). La receta precisa era, sin embargo, desconocida hasta hoy.

La Plumbonacrita, Pb5(CO3)3O(OH)2 es el ingrediente misterioso que faltaba para conseguir el efecto de empaste de Rembrandt, tal y como han descubierto investigadores de los Países Bajos y Francia. Es extremadamente raro en las capas históricas de pintura. Se ha detectado en algunas muestras de pinturas del siglo XX y en un pigmento de plomo rojo degradado en una pintura de Van Gogh.



Los sicrotrones, como el ESRF (Francia) o el ALBA (España) son instalaciones punteras en donde se fabrican electrones de manera análoga a como lo hacían los antiguos televisores. Se ponen a la velocidad de de la luz y se dirigen los rayos a objetos microscópicos e incluso a escalas cuánticas para ver las entrañas de la materia. | Vídeo: Mario Viciosa

"No esperábamos encontrar esta fase en absoluto, ya que es muy inusual en las pinturas de los Viejos Maestros", explica Víctor González, autor principal del estudio y científico de Rijksmuseum y la Delft University of Technology. "Lo que es más, nuestra investigación muestra que su presencia no es accidental o se debe a contaminación, sino que es el resultado de una síntesis prevista", agrega.

Muestras de menos de 1 milimetro

El sincrotrón europeo, ESRF, desempeñó un papel esencial en estos hallazgos. El equipo probó pequeños fragmentos del Retrato de Marten Soolmans (Rijksmuseum), Bathsheba (El Louvre) y Susanna (Mauritshuis), tres de las obras maestras de Rembrandt. Usando las líneas de haz del ESRF, cuantificaron las fases cristalinas en el empaste de Rembrandt y en las capas de pintura adyacentes, modelaron la morfología y el tamaño de los pigmentos y obtuvieron mapas de distribución de la fase cristalina a escala microscópica.

Las muestras tenían un tamaño inferior a 0,1 mm, lo que requería el haz pequeño e intenso suministrado por el sincrotrón. Los científicos los analizaron en dos líneas de haz ESRF, ID22 e ID13, donde combinaron difracción de rayos X de alta resolución angular (HR-XRD) y difracción de micro-rayos. "En el pasado, ya hemos utilizado con éxito la combinación de estas dos técnicas para estudiar pinturas a base de plomo. Sabíamos que las técnicas nos pueden proporcionar patrones de difracción de alta calidad y, por lo tanto, información sutil sobre la composición de la pintura", explica Marine Cotte, científica de la ESRF, ganador del Premio Descartes-Huygens 2018 por su investigación sobre la conservación del arte.

El análisis de los datos mostró que Rembrandt modificó sus materiales de pintura intencionalmente. "La presencia de plumbonacrita es indicativa de un medio alcalino. Basándonos en textos históricos, creemos que Rembrandt agregó óxido de plomo al aceite para este propósito, convirtiendo la mezcla en una pintura similar a una pasta", explica Cotte.