La cumbre del clima, COP26 que se celebra en Glasgow empieza a dar pasos hacia la protección del medio ambiente ante la gran crisis ambiental que las evidencias científicas dan por seguras. Cien estados de todo el mundo que concentran el 85% de la superficie arbolada del planeta han firmado un acuerdo para "proteger y restaurar los bosques".

“Estos grandes ecosistemas abundantes, estas catedrales de la naturaleza, son los pulmones de nuestro planeta. Los bosques apoyan a las comunidades, los medios de vida y el suministro de alimentos, y absorben el carbono que emitimos a la atmósfera. Son esenciales para nuestra propia supervivencia. Con las promesas sin precedentes de hoy, tendremos la oportunidad de poner fin a la larga historia de la humanidad como conquistadora de la naturaleza y, en cambio, convertirnos en su custodio”, ha manifestado el primer ministro británico, Boris Johnson. 

Según el acuerdo alcanzado los líderes se comprometen a detener y revertir pérdida de bosques y degradación de la tierra para 2030, incluyendo Canadá, Rusia, Noruega, Brasil, Colombia, Indonesia y la República Democrática del Congo para 2030.  El acuerdo se acompaña con un compromiso 12.000 millones de dólares en fondos públicos de 12 países entre 2021 y 2025 para proteger y restaurar los bosques, junto con 7.200 millones de dólares de inversión privada recientemente movilizada. Esto incluirá un nuevo fondo de 1.500 millones de dólares para proteger la cuenca del Congo, que alberga la segunda selva tropical más grande del mundo.

Además de los compromisos de los estados los directores generales de más de 30 instituciones financieras con más de 8,7 billones de dólares de activos mundiales -entre ellas Aviva, Schroders y Axa- se han comprometido a eliminar las inversiones en actividades relacionadas con la deforestación. 

Dudas entre los ecologistas

Si bien se trata del mayor acuerdo internacional alcanzado para proteger los bosques del planeta que son fundamentales para la evolución del clima del planeta, las organizaciones ecologistas como Greenpeace creen que el acuerdo no satisface las necesidades de la Tierra. 

"Hay una muy buena razón por la que Bolsonaro se sintió cómodo firmando este nuevo acuerdo. Permite otra década de destrucción de bosques y no es vinculante. Mientras tanto, la Amazonia ya está al borde y no puede sobrevivir a años más de deforestación. Los pueblos indígenas piden que se proteja el 80% del Amazonas para 2025, y tienen razón, es lo que se necesita. El clima y el mundo natural no pueden permitirse este acuerdo", ha declarado la directora ejecutiva de Greenpeace Brasil, Carolina Pasquali.

Los ecologistas recuerdan que este acuerdo sustituye, de facto, a la Declaración de Nueva York sobre los Bosques de 2014. La declaración de 2014 incluía el compromiso de que los gobiernos redujeran a la mitad la pérdida de bosques para 2020 y apoyaran al sector empresarial para que pusiera fin a la deforestación en las cadenas de suministro para 2020, y sin embargo el ritmo de pérdida de bosques naturales ha aumentado drásticamente en los últimos años. Los ecologistas también han destacado la existencia de una “laguna” en el acuerdo, sobre la falta de medidas para reducir la demanda de carne y productos lácteos industriales, “una industria que está provocando la destrucción de los ecosistemas a través de la producción ganadera y el uso de soja para la alimentación animal”, según han señalado en un comunicado.