Letizia unos días parece que aprende y otros que no. 

Después de que insistiésemos por activa y por pasiva en que Letizia tenía que cambiar urgentemente su estrategia de comunicación para ensalzar su labor y poner más de relieve su contribución a varias causas sociales, parecía que nos hacía caso —¡bien!— y que había pequeños aunque esperanzadores signos de que iban a mejorar las cosas.

Pero no. O no del todo. 

Acto 1: almuerzo con el secretario general de la ONU

Después de acabar junio con buena nota —hay que reconocer que dio un buen discurso en la inauguración de la World Blindness Summit—, la reina Letizia comenzó julio sin pena ni gloria en el almuerzo en honor al Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, en el Palacio Real. 

La ocasión era importante: Guterres acaba de ser reelegido secretario general por cinco años más y, aunque prácticamente nadie en este país lo sepa, Valencia tiene una Base de Apoyo a la ONU, un centro de alta tecnología de referencia mundial. La Base fue creada hace justo una década para ayudar a las Operaciones de Mantenimiento de la Paz en temas de informática, pero en los últimos años se ha especializado en prestar apoyo tecnológico a toda la ONU. Su trabajo durante la pandemia ha sido espectacular y, gracias en parte a los esfuerzos desde Valencia, varias agencias de la ONU han podido funcionar en varias partes del mundo. Por ello, la ONU ha decidido ampliar la plantilla en 250 personas, lo que es una magnífica noticia. 

El motivo de la visita, por tanto, era muy relevante, pero comunicativamente no pudo quedar más desdibujado. ¿Alguien había oído algo de la ampliación de la plantilla? ¿Que desde España se está haciendo tecnología puntera a nivel mundial para la ONU? No, ¿verdad? Es precisamente de este tipo de cuestiones de las que me quejo. 

Por ejemplo: el twitter de la Casa Real tiene más de un millón de seguidores (bastante más que muchas influencers) y podrían dar mucha visibilidad a causas importantes si retuiteasen otras cuentas. Guterres hizo un bonito twit del trabajo de la Base de Apoyo de Valencia que Casa Real podría haber retuiteado tranquilamente. Y de paso poner lo de la ampliación de la plantilla. Pero no. 

Otro ejemplo: el Rey dio delante del secretario general de la ONU un buen discurso, lo que desgraciadamente no es tan común como nos gustaría. Normalmente, su speechwriter, si es que lo tiene (que lo dudo), se pierde en frases repletas de jerga jurídica incomprensible para el común de los mortales y que parecen sacadas de temarios de oposiciones. 

Sin embargo, esta vez lo clavó en los primeros párrafos. En referencia a las vacunas, el Rey dijo que “la ciencia está triunfando, pero la solidaridad está fallando”. ¡Bien! “Hasta que no estemos todos libres de la pandemia no la habremos vencido”. ¡Muy bien! “Ahora corresponde a los países más desarrollados hacer un esfuerzo para que las vacunas lleguen a todos”. ¡Fantástico! Un poco más adelante habló de la igualdad de género: “[A la conferencia fundacional de la ONU en San Francisco en 1945] asistieron 850 delegados. De ellos, sólo cuatro eran mujeres, y solo una, Minerva Bernardino, de la República Dominicana firmó el texto”. ¡Bravo! “Es una triste realidad el hecho de que las mujeres no estén suficientemente representadas en numerosas instituciones”. ¡Chapeau!

Más allá de estas frases, no obstante, todo siguió con los derroteros habituales: de nuevo una prosa tan barroca que sonrojaría al mismísimo Góngora. Además, ninguna de las frases más impactantes salió en el vídeo que Casa Real colgó en las redes sociales. 

Lo han leído bien: el Rey da un discurso con buenos mensajes —potentes, contundentes, necesarios— y lo único que subraya Casa Real es que el monarca “ha destacado el multilateralismo como un mecanismo idóneo para hacer frente a problemas comunes”. Sin comentarios.

Pero volvamos a Letizia: la Reina no acaba de encontrar su lugar en estos actos de alta representación de Estado. El traje —todo hay que decirlo— no la ayudaba nada. Era un diseño de Carolina Herrera que ya había estrenado en el 2017 en la inauguración del nuevo Palacio de Congresos. Se trataba de un vestido azul celeste con sobrecapa de gasa, grandes bordados y estampados de flores. La falda le quedaba bien, pero la parte superior era perfectamente olvidable. Por lo que he podido leer, el diseño original no llevaba mangas, pero Letizia le añadió mangas tres cuartos de gasa con estampados y bordados. Error. El conjunto es demasiado vistoso como para saturarlo de esa manera. 

Acto 2: reunión de trabajo con Abertis y UNICEF

Varios días más tarde volvimos a ver a Letizia. De nuevo, gran día para lanzar un mensaje potente. De nuevo se quedó a medias. 

Empecemos por lo bueno: Letizia parece que está reforzando su labor con organizaciones internacionales —muy bien— y el 6 de julio fue a una reunión de trabajo con miembros del equipo directivo de la Fundación Abertis y de UNICEF. 

Aparte de que este año se celebra el 75 aniversario de la creación de UNICEF, resulta que UNICEF y Abertis llevan desde el 2017 trabajando juntas para reducir las muertes de niños en carreteras. Aunque poca gente lo sepa, una de las principales causas de muerte en niños y niñas en edad escolar son los accidentes de tráfico. De hecho, se calcula que cada año pierden la vida 1,3 millones de personas en las carreteras de todo el mundo. Unos 200.000 de ellos son niños; la mayoría lo hacen de camino al colegio en países en vías de desarrollo. 

El tema es crucial y está francamente bien que Letizia se haya interesado por esta causa. Es el tipo de asuntos que suelen recibir poca atención mediática y que ella puede ayudar a visibilizar. También está muy bien que Casa Real se dignara a poner una estadística para explicar el acto (la próxima vez, eso sí, estaría bien una infografía):

Ahora vayamos a los errores: Letizia no habló, lo que restó fuerza al evento. Los fotógrafos pudieron entrar al principio de la reunión, se vio una gran mesa con la Reina presidiéndola y ya está. Todos en silencio. Ni siquiera hablaban entre ellos. 

Fue una gran ocasión perdida para que Letizia hubiese dicho algo: no un discurso formal (no era el lugar), pero sí un par de frases. “He estado siguiendo de cerca vuestro trabajo y quiero felicitaros. Muchas veces no nos damos cuenta de que algo tan común como ir al colegio por las mañanas para miles de niños y niñas en todo el mundo supone todo un desafío que incluso puede costarles la vida. Doscientos mil niños y niñas mueren cada año en accidentes de tráfico, muchos de ellos mientras iban a la escuela. Es un drama del que pocas veces se habla, pero que gracias a vuestro trabajo por fin se está abordando”. O algo así. 

Segundo error: espero sinceramente que algo tan importante como el 75 aniversario de UNICEF reciba más atención por parte de Casa Real y que ya haya más actos en agenda. 

Tercer error: Letizia iba vestida de manera apropiada para el acto (traje chaqueta de Adolfo Dominguez en lino azul que le quedaba muy bien aunque el pantalón iba un poco arrugado). Pero he leído que llevaba unos pendientes de Bulgari en oro blanco y diamantes. Si es así, me parece un complemento excesivo para un evento de cooperación internacional donde iba a hablar de niños en países pobres. 

Acto 3: vídeo sobre enfermedades raras

Si hay una causa en la que Letizia está realmente implicada hasta la médula esa es la de la lucha contra las enfermedades raras. No sólo es presidenta de honor de FEDER (Federación Española de Enfermedades Raras) desde el año 2009, sino que participa en multitud de actos al año y, sinceramente, son los eventos donde más a gusto se la ve.

Pues bien, desde hace varios años FEDER y muchas otras organizaciones de la misma temática en todo el mundo están presionando a los gobiernos para que adopten más medidas de apoyo a los enfermos y sus familias. También están trabajando para que se les preste más atención a nivel internacional y, aprovechando la celebración del Día Internacional de las enfermedades raras (28 de febrero), este año organizaciones de 83 países, varias ONG y plataformas internacionales se unieron para lanzar una campaña global para que la Asamblea General de la ONU adopte una resolución sobre el tema. 

España enseguida apoyó la iniciativa y, aprovechando que ahora mismo, en Nueva York, la ONU está celebrando el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible (el principal órgano de discusión de la ONU sobre sostenibilidad y Agenda 2030), la Misión Permanente de España ante la ONU decidió organizar un evento sobre el tema de las enfermedades raras para que el tema ganara en visibilidad. El plato fuerte del acto: el vídeo que la reina Letizia envió para apoyar la Resolución. 

Hasta aquí todo perfecto. En realidad, está realmente bien que Letizia se implicara en el acto e hiciera el vídeo. 

El problema es que el vídeo es muy malo. 

De acuerdo, la iluminación está bien (o, cuanto menos, mucho mejor que en vídeos anteriores), pero el sonido es pésimo, con un eco y nivel de reverberación de auténtico novato. La reina Letizia tiene una dicción magnífica, pero habla como si presentara aún el telediario, con una entonación muy forzada y una cadencia mecánica, casi robótica. Es el tipo de tono que va bien para anunciar el último partido de liga, pero no para dar un discurso convincente. 

Además, la intención de las palabras es buenísima, pero el discurso en sí mismo es bastante malo: encorsetado, frío, con frases rebuscadas, excesivamente burocráticas y algo casposas. Le falta naturalidad y también darle un tono mucho más humano. Letizia tiene discursos sobre enfermedades raras muchísimo mejores. 

Desde luego, el conjunto está deslucido. Es una lástima, porque la intención era muy buena. 

Acto 4: inauguración de ARCO

Letizia ha acabado esta semana inaugurando la feria ARCO de Arte Contemporáneo, una cita donde suele sorprender con sus estilismos (¿quién puede olvidar aquel vestido de cuero negro de &Other Stories que llevó en el 2019?). Letizia esta vez ha aparecido vestida completamente de blanco, una opción un tanto arriesgada teniendo en cuenta que todas las paredes de la Feria son también blancas y en algunas fotografías a Letizia se la confunde con el fondo. 

Está muy bien que Letizia haya apostado por la moda española y por los nuevos creadores (es de la marca On Atlas, una empresa de muy reciente creación que apuesta por la moda sostenible). A la modelo que hay en el Instagram de la firma le queda muy bien el traje, pero a Letizia no. 

La parte de arriba recordaba un poco a esas sobrecapas que a Clare Waight Keller, la diseñadora de Givenchy, le gustan tanto y que Meghan Markle llevó varias veces. Sin embargo, en este caso, la parte de arriba le quedaba corta a Letizia. La Reina nunca acierta con la largura de las mangas: generalmente las lleva demasiado largas, pero cuando lleva una manga francesa (también llamada tres cuartos) la lleva demasiado corta. Aquí se nota que le faltaban tres o cuatro centímetros. El cuello chimenea estaba bien planteado y se nota que el patronaje es bueno, pero no es apropiado para un mes de julio. En septiembre le hubiese quedado mejor. 

El gran problema, no obstante, era el pantalón. Está muy bien apostar por materiales sostenibles, pero el lino se arruga muchísimo y no queda bien en las fotos. Es fantástico si estás todo el rato de pie, pero si vas a ir en coche al evento, apuesta por el algodón. También es muy sostenible y se arruga menos.

Sinceramente, para el tipo de cuerpo que tiene Letizia le hubiese quedado mucho mejor este otro modelo de la misma marca:

Letizia ha complementado el atuendo con unos (muy bonitos) pendientes de Carolina Adriana, la hija de Carolina Herrera, un bolso de Furla que ha pasado sin pena ni gloria y unos zapatos de Carolina Herrera de los cuales debe tener una docena en su armario (los tiene de varios colores, todos en el mismo modelo). 

El conjunto, sin embargo, no ha acabado de convencer. Letizia no tuvo ayer su mejor momento.