Donald Trump se despierta y se acuesta viendo la Fox. Tuitea sobre sus programas, interviene habitualmente por teléfono en Fox & Friends. Es la televisión de referencia del presidente de los Estados Unidos y el medio cuasi oficial del trumpismo. De Sean Hannity a Tucker Carlson, Fox es la casa grande de la derecha norteamericana. Pero en la noche electoral también fue la encargada de arruinarle la velada al presidente.

Eran las 05:20 de la madrugada, hora española. Los demócratas contenían la respiración porque sus piezas iban cayendo una detrás de otra. Los latinos le daban la victoria a Trump en Florida, que parecía asegurar también Georgia y Carolina del Norte. Remontaba en Ohio, que terminaría ganando por más de ocho puntos, y arrancaba con fuerza en Pennsylvania y Michigan. El panorama en ese momento empezaba a ser apocalíptico para Joe Biden, que parecía dirigirse a un fracaso idéntico al de Hillary Clinton en 2016.

Las miradas se dirigían a Arizona, una bola de partido sobre la que los republicanos llevaban transmitiendo bastante optimismo durante el día. Y entonces apareció la Fox. Antes que nadie. Mucho antes que nadie. Mucho antes que otros medios que todavía no han dado a ningún vencedor en el Estado más de 24 horas después.

Fox se tiró a la piscina: Joe Biden ha ganado Arizona. 11 votos electorales que cambiaban de golpe el relato de la noche y suponían un espaldarazo para los demócratas, que poco después comenzarían a remontar en Wisconsin, Michigan y Pennsylvania, los tres Estados que probablemente acabarán en los tribunales. Tras ese sorprendente pronóstico de la Fox, ya no habría ninguna buena noticia para Donald Trump.

El encargado de darle el disgusto fue Arnon Mishkin, el responsable de la 'mesa de decisiones' de la Fox durante las noches electorales. Cada gran medio tiene la suya. La forman un grupo de expertos, encerrados en una sala, que analizan en vivo los votos recontados, los que faltan por recontar, las tendencias históricas, las características demográficas de la población y la tendencia en otros Estados para tomar una decisión. Cuando lo tienen claro, interrumpen la programación y la cadena anuncia que tal o cual candidato se llevará el escrutinio final. A veces, antes incluso de que se cuente ningún voto. En el caso de Arizona, lo hicieron con el 72% de los votos escrutados y con Joe Biden nueve puntos arriba.

La decisión, que no respaldaron inmediatamente ni Associated Press, ni CNN, ni el New York Times -las dos últimas todavía no lo han hecho-, sentó muy mal en la Casa Blanca. Casi como una traición. "MUY pronto para decidir Arizona...muy pronto. No me puedo creer que Fox estuviera tan ansiosa para apretar el gatillo en Arizona después de tomarse tanto tiempo para hacerlo en Florida. Wow", tuiteaba inmediatamente el asesor del presidente, Jason Miller. Incluso el gobernador de Arizona tachó de precipitada la decisión de Fox, que todavía no le había concedido a los republicanos ni Florida ni Texas, con más del 90% recontado y una victoria clara para ellos.

Poli malo desde 2008

Durante el día, personas del entorno de Donald Trump ya habían acusado a Mishkin de ser un votante registrado como demócrata y de haber donado a campañas presidenciales anteriores. Pero lo cierto es que el rol de 'poli malo' de Mishkin en la Fox era previsible: lleva desde 2008 al frente de este equipo, participa en las encuestas del grupo -que no han sido buenas para Trump durante toda la campaña- y forma parte de un grupo de trabajadores independiente al de la redacción de la cadena.

La campaña de Trump sigue defendiendo que Arizona está en disputa. Y los datos les dan la razón. Queda un 14% por recontar y Trump necesita ganar, aproximadamente, el 59% de esos votos para remontar en el Estado. En las últimas actualizaciones, que llegan con cuentagotas, ha conseguido justo ese porcentaje. De continuar así, la carrera podría definirse por apenas un puñado de votos dentro de todavía bastantes días. De momento, sólo Fox y Associated Press mantienen su pronóstico, aunque el resultado de la carrera no parece decidido.

El martes, la presión sobre la Fox fue tan grande que el propio Mishkin tuvo que dar la cara para explicar su decisión, que defendió como totalmente correcta. "Lo siento, pero no nos hemos equivocado", repetía, mientras los presentadores del especial informativo le cuestionaban sobre las posibilidades de que Trump remontara una vez se contabilizara el voto presencial, que en Arizona se recuenta después del voto por correo, muy favorable a Biden.

"Mi objetivo y el de mi equipo es hacer un buen trabajo, asegurarnos de que las decisiones que tomamos son defendibles, y defenderlas todo lo que sea necesario si hay dudas sobre ellas", explicaba en una entrevista previa a las elecciones con Los Angeles Times. "Solía pensar que sólo tengo que salir en televisión si me equivoco", explicaba, pero dejó de pensarlo en 2012, cuando también tuvo que dar la cara tras pronosticar que Barack Obama ganaría en Ohio y sería presidente.

Tras más de 12 años en el cargo, Mishkin ya se ha acostumbrado a que sus proyecciones tempranas a veces contradigan del todo el relato de la noche en la cadena para la que trabaja: "Fox tiene una reputación en las noches electorales de ser extremadamente precisa, y por ser extremadamente justa informando sobre los votos y el resultado de las elecciones". Su proyección, que cuando Joe Biden compareció no había respaldado ningún otro medio, valió para que el candidato demócrata compareciera eufórico y anunciando la victoria en Arizona y el camino despejado hacia la presidencia.