España acogió el 21 de abril a Brahim Gali, líder del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (Rasd), en el Hospital San Pedro de Logroño. Este mandatario saharaui, de 73 años, se había contagiado de coronavirus. "Estaba medio en coma", señala para El Independiente Ramdan Larbi, que preside una de las organizaciones que se ha querellado contra el líder del Polisario y otros 27 dirigentes por torturas y otros delitos, la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (Asadedh).
El Ministerio de Asuntos Exteriores declaró hace unas semanas que había permitido que Gali entrase en España "por razones humanitarias". Hasta el momento ni este departamento ni la titular del mismo, Arancha González Laya, han dado explicaciones sobre un asunto que abre un nuevo desacuerdo con Marruecos, que ya ha manifestado que "deplora la actitud de España" al permitir la entrada del líder del Polisario supuestamente bajo una identidad falsa. Laya aseguró esta misma semana que lo que tenga que hablar con el país vecino prefiere hacerlo "con discreción".
Brahim Gali ha tenido en los últimos años varias causas abiertas en España. En 2013, cuando vino a visitar a su hija al País Vasco, fue llamado a declarar por el entonces titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz. No apareció. "Gali cogió y se fue de España", expresa Larbi. Tres años después, el Parlament de Cataluña le invitó a participar en un acto. Asadedh, cuando tuvo conocimiento de este viaje, informó al juez, esta vez José de la Mata, y éste decidió reabrir las diligencias de un caso para el que en 2014 se acordó el sobreseimiento. Cuando el líder saharaui supo que le había llegado una citación al Parlament, decidió no coger el avión que le iba a trasladar de Argel a Barcelona.
El actual encargado del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, ha aprovechado el regreso de Gali a España para llamarle, de nuevo, a declarar como investigado en un procedimiento en el que el activista saharaui con nacionalidad española Fabel Breica acusa al líder del Frente Polisario y a otros dirigentes de presuntos delitos de detención ilegal, torturas y lesa humanidad en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia), según un auto al que ha tenido acceso El Independiente. Ahora la situación es diferente a las que se dieron en 2013 y 2016 y será muy complicado que Gali eluda una vez más la Justicia, porque ya ha sido identificado y localizado. "Hemos pedido que se le retenga el pasaporte y que esté bajo vigilancia", dice el presidente de Asadedh, que se encuentra esperando a que el juez cite al investigado para su causa.
Esta asociación saharaui de derechos humanos interpuso en 2012 una querella contra Brahim Gali y otros 27 dirigentes por delitos de asesinato, lesiones, detenciones ilegales, terrorismo, torturas y desapariciones, de acuerdo con el auto al que ha accedido este periódico. Este procedimiento tuvo que ser revisado en 2014, año en el que se cambiaron aspectos relativos a la justicia universal establecidos en la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ). Pablo Ruz consideró que la instrucción debía continuar, ya que ese tipo de delitos seguían siendo susceptibles de ser juzgados en nuestro país tras la reforma.
Ramdan Larbi espera que el juez Santiago Pedraz tome medidas cautelares para que el líder del Frente Polisario no salga de nuestras fronteras. "Su llegada [a Logroño] fue un escándalo y no sé cómo lo llamaría si sale ahora [del país] cuando todo el escenario político y policial sabe dónde se encuentra ahora y está muy bien localizado", afirma.
¿Por qué fue trasladado a Logroño?
"Se le envía a Logroño con toda la intención de que nadie supiera quién era y que estaba ahí"
RAMDAN LARBI
Larbi, más de tres semanas después del ingreso de Brahim Gali, todavía se pregunta por qué el mandatario saharaui fue trasladado al Hospital San Pedro de Logroño. Considera que "fue recibido con toda la intención del mundo de que no se supiese" y, de hecho, Exteriores no confirmó su ingreso hasta días después de su entrada en el país. "En vez de traerlo a Madrid, si no hay ningún problema y es una cuestión humanitaria que nadie va a reprocharle, ni España ni Argelia -país al que parece que el Gobierno quiso contentar con esta cesión-, podría haber aterrizado en Madrid e ir al Gregorio Marañón, que está a diez minutos del aeropuerto, o al aeropuerto del Prat, que tiene el hospital más cercado a 15 o 20 minutos. Son hospitales quizás más equipados que el de una provincia como es Logroño", reflexiona el presidente de Asadedh.
Además, incide en el supuesto de que el avión que transportó a Gali a España habría aterrizado a 210 kilómetros de la capital riojana, por lo que se tuvo que trasladar al paciente "medio en coma" en una ambulancia medicalizada. "Para nosotros es un escándalo que lo haya recibido y la manera en que lo ha recibido", denuncia Larbi, que sostiene además que llevaron a Gali a Logroño "con toda la intención de que nadie supiera quién era y que estaba ahí".
Por el momento, el Ministerio de Exteriores no ha querido explicar por qué envió al líder del Polisario a La Rioja, y ya respondió Laya ante las preguntas de los periodistas en una rueda de prensa conjunta con su homólogo croata, Gordan Grlic Radman, que "no voy a añadir nada a lo dicho en días anteriores". El Ministerio de Exteriores ha rehusado responder a las preguntas de El Independiente. Simplemente, ha remitido a este periódico a que consulte el vídeo de esa rueda de prensa y, parafraseando a la titular de esta cartera, han indicado que "no vamos a añadir nada más".
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