Países Bajos llora la muerte de uno de los periodistas más importantes del país: Peter de Vries, quien fallecía en Ámsterdam tras haber pasado nueve días hospitalizado. El comunicador, especializado en la investigación del crimen organizado, era objetivo el pasado seis de julio de cinco disparos, de los cuales uno de ellos le hirió gravemente en la cabeza.

Los arrestados por el asesinato de de Vries, quienes asaltaron al comunicador tras abandonar los estudios en los que se grababa un programa televisivo del que era colaborador, son un hombre polaco de 35 años y otro holandés de 21. El más joven habría sido quien presuntamente disparó al periodista de 64 años, mientras que el de Polonia supuestamente condujo el coche en el que escaparon de la escena del crimen. Ambos fueron detenidos horas más tarde en La Haya.

Periodismo como herramienta para hacer justicia 

Desde sus inicios, el periodista se propuso reabrir aquellos casos que no habían llegado a ser resueltos. En 1978 daba sus primeros pasos en el mundo de la investigación con su trabajo como reportero para el periódico De Telegraaf. Fue en este mismo medio donde habló sin tapujos sobre el secuestro de Alfred Heineken, importante empresario y propietario de la compañía cervecera más relevante del país. Sobre este suceso, que tuvo lugar en 1983, publicó incluso un libro: De ontvoering van Alfred Heineken (traducido al español, El secuestro de Alfred Heineken).

Su cobertura del secuestro de Heineken fue el impulso que necesitó su carrera profesional para alcanzar el estrellato comunicativo. De Vries contó con su propio programa de televisión, Peter R. de Vries, en el que familiares y allegados de víctimas de crímenes no resueltos contaban sus testimonios. El programa, que se emitió durante 17 años, daba voz a aquellas personas que no habían sido protegidas eficazmente por la justicia holandesa.

El periodista compaginaba su trabajo en televisión con la investigación de otros casos olvidados, como el de Natalee Holloway, estudiante estadounidense desaparecida en Aruba en 2005. Su trabajo alrededor de la búsqueda de la joven, de la que finalmente se conoció su asesinato, llegó a ser galardonado con un Emmy. 

La peligrosidad de destapar, involucrarse y denunciar públicamente informaciones relacionadas con multitud de crímenes hicieron que en más de una ocasión de Vries viese su vida en peligro. En 2013, el informador fue amenazado por Willem Holleeder, el secuestrador del empresario cervecero. 

Pero la advertencias que ha adquirido mayor trascendencia tras el ataque han sido la que recibió por parte de Ridouan Taghi, uno de los mayores narcotraficantes de Europa y del norte de África. Taghi, investigado en el caso Marengo, se encuentra entre los sospechosos de asesinar a Derk Wiersum, abogado del testigo protegido en dicho caso: Nail B.; y del hermano del testigo.

“Es un día triste para la libertad de prensa”

Tras conocerse la noticia de la muerte de Peter de Vries, el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, definió al periodista como un profesional "siempre dedicado, tenaz, sin miedo a nada ni nadie, siempre buscando la verdad y defendiendo la justicia", lo que hace "que sea aún más dramático que él mismo se haya convertido ahora en víctima de una gran injusticia".

Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha expresado sus condolencias a la familia del asesinado y ha recordado el fundamental papel de los comunicadores: “Los periodistas especializados en investigación son vitales en nuestras democracias. Debemos hacer todo lo que podamos para protegerlos”.

Asimismo, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha lamentado la pérdida de una figura tan importante del periodismo holandés: “Es un triste día para la libertad de prensa”. “Debemos continuar, en la memoria de Peter de Vries, con nuestra inquebrantable lucha por la libertad de prensa, tolerancia y democracia”, ha señalado.