Las delegaciones diplomáticas de Rusia y Ucrania afrontan este lunes la tercera ronda de negociaciones desde el inicio de la invasión ordenada por Moscú, hace 12 días. Pero lo hacen sin ninguna esperanza de acuerdo.

El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha asegurado antes de esta reunión que Rusia sólo está dispuesta a detener la guerra si Ucrania cambia su Constitución para asegurar una neutralidad vitalicia que entierre de por vida cualquier proyecto de adhesión a la Unión Europea. Además, Moscú exige al gobierno de Volodymyr Zelensky que reconozca la península de Crimea como parte de Rusia y que renuncie definitivamente a las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk.

Unas condiciones inaceptables para el gobierno de Ucrania, que sigue combatiendo la invasión en todos sus frentes y subrayando su voluntad de adherirse a la Unión Europea para escapar del área de influencia de Moscú.

La guerra en Ucrania cumple ya 12 días, con un reguero violento cada vez más duro. En las últimas horas se han vuelto a producir bombardeos contra civiles que han dejado muertos en Irpin, cerca de Kiev, Chernihiv o Jarkov, entre otras localidades. En el sur, continúa el sitio de Mariúpol y las fuerzas ucranianas repelen al ejército invasor en Mykolaiv, clave para detener el avance de Rusia hacia Odessa.

La segunda ronda de negociaciones entre Rusia y Ucrania, celebrada antes del fin de semana, arrojó el acuerdo para levantar corredores humanitarios que permitieran los suministros y la evacuación de civiles en las ciudades sitiadas. Un acuerdo que Ucrania denuncia que no se respetó y ha agravado la situación en estos municipios, ubicados en el sur del país. Rusia sólo admite la creación de corredores humanitarios si esas evacuaciones tienen como destino la propia Rusia o Bielorrusia, algo a lo que los civiles de estas poblaciones se niegan.