El teniente general Mark Hertling, que estuvo a cargo del Ejército de Estados Unidos en Europa, de la 1ª División Armada, del Centro Nacional de Entrenamiento y del Centro de Entrenamiento Militar Inicial del Ejército de los Estados Unidos, ha desgranado en las últimas horas por qué los números prometidos por Vladimir Putin y el Ejército ruso en sus planes de "movilización parcial" para luchar en Ucrania son difíciles de cumplir con garantías y provocarán un impacto cuestionable en el desarrollo de la contienda.

El presidente Putin anunció esta medida el miércoles, antes de que su ministro de Defensa, Sergéi Shoigú, dejase caer que el plan alcanza a unas 300.000 personas, con algún tipo de formación previa. La cifra no está refrendada, y este jueves algunos medios hablaban de que la movilización de reservistas podría alcanzar hasta a un millón de ciudadanos, una cifra que niega el Kremlin.

Ni un número ni el otro servirán para cambiar el curso de la guerra a corto y medio plazo, según los expertos militares. Cabe destacar que los analistas internacionales establecieron a finales de primavera, meses después de comenzar la invasión de Ucrania, que Rusia había movilizado a algo más de 150.000 soldados en combate. Un número ya considerable, pero que generó una catástrofe logística que impidió avanzar a las tropas, generando cuellos de botella, problemas de abastecimiento y convoyes enfangados en atascos de decenas de kilómetros.

Ahora, Rusia pretende movilizar al doble en muy corto espacio de tiempo, y con un invitado excepcional: el General Invierno, que se cierne sobre Ucrania especialmente a partir del mes de noviembre y que previsiblemente ralentizará el avance de la guerra en los próximos meses.

Con esos datos, el hilo publicado en Twitter por el teniente general Hertling, que acumula cerca de 50.000 interacciones, llama la atención sobre lo irreal de los números planteados por el Kremlin con argumentos de peso.

"El anuncio de la movilización de 300.000 reservistas me dejó con la boca abierta, pero no por el motivo que se pudiera sospechar. ¿Por qué? Porque conozco cómo son entrenados los soldados rusos", arrancaba Hertling, que describe su propio trabajo en el Ejército norteamericano y lo compara con las varias ocasiones en las que pudo visitar instalaciones de entrenamiento en Rusia.

150.000 soldados al año: así recluta Estados Unidos

Hertling subraya que antes de comandar al Ejército norteamericano en Europa fue responsable de la formación básica y avanzada de los nuevos reclutas estadounidenses. Y conoce las cifras de primera mano: con cinco campamentos de entrenamiento básico y 21 localizaciones de entrenamiento avanzado, los Estados Unidos son capaces de formar aproximadamente a 150.000 soldados al año. Vladimir Putin pretende movilizar, al menos, el doble, en apenas unas semanas y con una infraestructura precaria.

Los soldados norteamericanos, detalla el teniente general retirado, reciben como mínimo 10 semanas de entrenamiento básico, antes de integrarse en unidades de entrenamiento especializado que les encaminan hacia sus destinos finales dentro de la maquinaria militar: artillería, logística, inteligencia...

"Es un período largo de tiempo en el que están entrenados por sargentos de instrucción muy profesionales. Se destina una cantidad de recursos extremadamente alta para todo esto. Los soldados se reportan a sus unidades listos para ser integrados en misiones específicas", explica Hertling, que pone los números sobre la mesa. Estados Unidos, con una población cercana a los 350 millones de habitantes, consigue entrenar a 150.000 soldados al año. Vladimir Putin, en un país de 144 millones de personas, además muy desperdigadas, pretende movilizar a más de 300.000 en un período de tiempo mucho más corto.

Frente a la maquinaria americana, Hertling dibuja un Ejército ruso con un único emplazamiento de formación militar básica, mientras que la mayoría de los nuevos soldados rusos reciben su entrenamiento directamente en la primera unidad a la que son asignados. ¿El problema? Muchísimas de esas unidades están ya destinadas en Ucrania, algunas han sido totalmente destruidas, y su capacidad de entrenamiento es limitada en el mejor de los casos.

Para qué sirven de verdad los reservistas de Rusia

Esos argumentos los matiza el teniente general en la reserva Francisco José Gan Pampols, ex director de la Academia General Militar y del Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas españolas, además de jefe de operaciones en misiones en Bosnia y Kosovo.

"El hecho de cifrar en 300.000 los reservistas que se van a incorporar no significa que lo hagan a la vez o que sea indiscriminada la incorporación", dice en declaraciones a El Independiente, subrayando que "generalmente se llama a los que tienen más fresco el adiestramiento" y ya poseen un perfil de puesto táctico que hay que reponer, entre los que cita a "conductores de carros de combate, tiradores de precisión, tiradores de armas contracarro, conductores de vehículos pesado o personal sanitario".

Esto, que permite "reemplazar bajas" y "completar unidades para que alcancen su máxima operatividad", lleva un tiempo hasta que las nuevas incorporaciones pueden ser empleadas sobre el territorio en conflicto. El problema para Rusia es que "lo más urgente", según el teniente general Gan Pampols, es "detener la contraofensiva ucraniana en Járkov y Jerson" y hacerlo "colocando unidades sobre el terreno cuanto antes".

El objetivo no es otro que establecer líneas de defensa en profundidad, resistir hasta que llegue el invierno y, entonces sí, "relevar a las unidades desgastadas y con las nuevas diseñar un plan y ponerlo en práctica". Los plazos de movilización también apuntan en esa dirección.

Gan Pampols cifra en 15 días el tiempo mínimo para que los movilizados lleguen a las unidades y sean puestos a disposición, pero contar con unidades completas, desplazarlas y tenerlas en funcionamiento llevaría al menos tres meses. Es decir, el grueso de los reservistas, suponiendo una formación previa y reciente, no entraría en combate por lo menos hasta finales del mes de diciembre y en una Ucrania congelada.

"La ofensiva hay que contenerla ahora y las posibles reacciones serían a partir del invierno. El invierno es una muy mala época para transitar por territorios de Ucrania pero el suelo está duro, está helado y se hará lo que decida el mando operacional ruso", analiza Gan Pampols.

Un entrenamiento pobre: el ejemplo de los tanques

Otro tema es el entrenamiento efectivo que hayan recibido esos reclutas, y contra el que el norteamericano Hertling carga con dureza. "En dos visitas a Rusia presencié entrenamientos básicos y en unidades, era horrible", dice el militar. Desgrana que se promovía la "familiarización" con el armamento sobre la especialización, que se ensañaban primeros auxilios "rudimentarios", y que el liderazgo de los formadores era "horrible" y a menudo llevado a cabo por voluntarios.

En ese sentido, Hertling ejemplifica las diferencias de formación con la experiencia de una visita a una unidad de tanques en la que explicaron "con orgullo" que cada dotación practicaba una vez al año con fuego real. "Las unidades norteamericanas pasan horas en los simuladores y disparan docenas de rondas al año", contrasta.

La conclusión es que para un Ejército que hasta ahora no ha triunfado pese a utilizar a gran escala fuerzas convencionales, milicias y paramilitares, tendrá muchas dificultades para que la incorporación de reservistas suponga una ventaja efectiva.

"El problema es que el ejército ruso está pobremente liderado y entrenado", concluía Hertling en su hilo, antes de cerrar con una predicción: "Colocar novatos en un frente de batalla que ha sido mutilado, que tiene la moral baja y que no quiere estar allí sólo presagia más desastres para Rusia".