"Fue un amigo quien me dijo que Oleksandr había muerto", recuerda Anastasiya. "No recuerdo muy bien lo que sucedió después. Solo sé que empecé a gritar y no podía parar". Así fue como Anastasiya Blyshchyk se enteró del destino de su novio en el frente. Era el 4 de mayo de 2022.

"Durante tres días, me negué a aceptarlo, con la esperanza de que hubiera alguna confusión", relata la joven. "Luego recibí un mensaje de un médico militar de la unidad de Oleksandr. El texto decía: 'Lo siento, no pude salvarlo'". Fue lo peor que me podía haber pasado".

El novio de Anastasiya, Oleksandr Makhov, se ofreció como voluntario para servir en el ejército ucraniano el 24 de febrero de 2022, el primer día de la invasión a gran escala de Rusia. Ya era un soldado experimentado: había servido en 2015 en la guerra en el Donbás. En 2014 Rusia se anexionó la península de Crimea y apoyó a los rebeldes prorrusos de Donetsk y Lugansk.

Tanto Anastasiya como Oleksandr trabajaron como periodistas. Se conocieron en la oficina de su canal de televisión y se enamoraron. Anastasiya fue quien acompañó a Oleksandr a la oficina de reclutamiento el 24 de febrero.

Tras la muerte de su prometido, la joven se rodeó de familia y se volcó en el trabajo. Durante unos meses, trató de sobrellevar su pérdida de esta manera hasta que, en julio, fue a la oficina de reclutamiento. Había tomado la decisión de seguir los pasos de Oleksandr: Anastasiya se unió al ejército ucraniano.

Ahora sirve cerca de la frontera con Bielorrusia. "No vine al frente para morir", señala Anastasiya, "Hay una guerra en mi país. No podemos ganar si todos nos sentamos y esperamos a que otros nos protejan. Mientras hablamos, alguien está recibiendo una llamada telefónica en la que le informan que uno de sus seres queridos ha muerto en acción mientras protegía heroicamente a su país. Esto es el infierno".

Hay una guerra en mi país. Mientras hablamos alguien está recibiendo una llamada en la que le informan que uno de sus seres queridos ha muerto en combate. Esto es el infierno".

Anastasiya Blyshchyk

Un mal presentimiento

"Recuerdo el primer día de la guerra a gran escala", evoca Anastasiya, "Estaba en Kiev y me quedé dormida a las 3 de la mañana. Tuve un mal presentimiento. Esperaba que ocurriera una invasión a gran escala pero, como la mayoría de la gente, no imaginaba que seríamos bombardeados de inmediato".

Anastasiya se toma un descanso como para traer a su memoria todo lo que vivió en ese fatídico día. Es una mujer joven, de poco más de veinte años, con un hermoso rostro y una pícara sonrisa. Debido a su juventud, se hace difícil asimilar que ha vivido tanto: ha sido periodista de guerra, ahora es militar y perdió a su pareja en el frente.

En febrero de 2022, Anastasiya trabajaba como periodista en un canal de televisión nacional. Su prometido, Oleksandr, era su colega, y el 24 de febrero estaba en Donbás. Entonces ejercía como periodista, pero en 2015 estuvo allí destacado con el Ejército ucraniano. La ciudad natal de Oleksandr, en el Donbás, sigue bajo ocupación rusa.

"Oleksandr me llamó temprano el 24 de febrero", continúa la joven combatiente. "Me dijo: 'Anastasiya, Putin anunció una invasión a gran escala'". Empecé a llamar a toda mi familia. Mis padres estaban en la región de Jersón en ese momento, que está a 100 kilómetros de Crimea. Mi mamá pensó que yo tenía mucho sueño y no sabía lo que estaba diciendo. Pero después de colgar, escuchó las explosiones y el movimiento de los tanques rusos. Escuchó misiles sobre su cabeza que volaban para destruir ciudades ucranianas".

La región de Jersón, que une la península de Crimea con Ucrania continental, fue uno de los primeros territorios ucranianos en ser ocupado en 2022. "Más tarde llamé a mi hermana en Zaporiya, y también escucharon los misiles", añade Anastasiya.

Ese mismo día se recuperaba del coronavirus, por lo que llevaba una semana aislada. La joven salió de su apartamento para conseguir algo de comida y dinero en efectivo. Oleksandr le pidió que hospedara a algunos evacuados del área de Bajmut, así que ella se preparó para eso. Entonces, Anastasiya llegó al trabajo con su mochila de emergencia. Fue a la oficina del presidente para obtener actualizaciones de los líderes del país.

No podré dormir porque allí está muriendo gente buena. Tengo que alistarme cuanto antes"

oleksandr makhov

"Escuchamos algunas garantías de ellos, y luego pregunté: '¿Cómo puede estar todo bien si hay tanques rusos en mi región natal de Jersón?'". Unas horas más tarde, Oleksandr regresó a Kiev. "Me sentía tan bien con él... Me recogió del trabajo, se duchó y comimos en nuestra pequeña y acogedora cocina. Estaba revisando las noticias todo el tiempo. Oleksandr me dijo: 'Guarda tu teléfono, por favor, quiero hablar contigo porque voy a ir a la oficina de conscripción'. Le pedí que esperara hasta el día siguiente. 'Has estado en la carretera todo el día. ¿Por qué no duermes en casa y mañana por la mañana ambos iremos a la oficina de reclutamiento?' Y él respondió: 'No podré dormir porque allí se está muriendo gente buena. Tengo que estar ahí'. Entonces, en esa cocina, donde pasábamos las tardes, charlábamos de nuestros días y planes futuros, me abrazó fuerte y me dijo: 'Perdóname por todo. Te amo'".

Oleksandr no tomó nada de la comida que Anastasiya intentó poner en su mochila. Él dijo entonces: "Tenemos comida en el ejército, no es 2014". Anastasiya aún logró deslizar una barra de chocolate en su bolsillo. Luego, la pareja caminó hacia la oficina de conscripción. El transporte público no funcionaba y los taxis estaban llenos.

"El 24 de febrero fue muy cálido", dice Anastasiya. "Oleksandr se quitó la chaqueta diciendo que lamentaba haber tomado toda su ropa de abrigo. Nadie predijo que marzo sería tan frío y nevado, y que esa barra de chocolate que le di sería su única comida durante dos días".

Oleksandr entró en la oficina de reclutamiento y Anastasiya esperó fuera y observó cómo conducían a los autobuses a los grupos de voluntarios ucranianos. Todos gritaban: "Gloria a Ucrania. Gloria a los héroes. Putin es un cabrón".

"Observé cómo las personas se abrazaban y besaban mientras enviaban a sus seres queridos a la guerra", recuerda Anastasiya, "Entonces, Oleksandr salió. Me dijo: "Apunta: brigada de asalto 95". Ahí es donde fue asignado. Le pregunté: '¿Entonces te vas a ir ahora mismo?'. Él dijo: 'No, me quedaré contigo un rato'. Me abrazó muy fuerte. Quise decirle algo, pero me dijo: 'No, espera', y me abrazó más fuerte. Y entonces, me preguntó algo muy sorprendente. '¿Me esperarás?', inquirió. 'Por supuesto, te esperaré". Me repitió que me amaba y volvió a pedirme perdón. Y luego, Oleksandr se fue".

Anastasia se fue a casa. Se quedó con amigos que vivían cerca porque no quería estar sola en el departamento. Esa noche, hubo grandes explosiones en las afueras de Kiev, pero logró conciliar el sueño. "Emocionalmente, estaba agotada", señala. "Mis padres estaban en la región de Jersón bajo la ocupación rusa, y Oleksandr se había ido a la guerra". La recuperación de la capital de Jersón, del mismo nombre, fue un hito para los ucranianos.

La pérdida

Anastasiya se convirtió en editora de noticias después del despliegue de Oleksandr: necesitaba un horario estable para tener tiempo de encontrar municiones para su novio. Oleksandr convenció a Anastasiya de que el ejército ucraniano lo tenía todo, pero nadie sabía entonces la cantidad de gente que se había alistado. Pasó estos meses recibiendo novedades de Oleksandr y trabajando.

Entonces, el 4 de mayo, Anastasiya recibió esa fatídica llamada. Su prometido había muerto en la batalla. Durante tres días estuvo en estado de shock.

"El cuarto día, obtuve un certificado de defunción de la oficina militar que incluía la hora y el lugar de la muerte de Oleksandr", explica Anastasiya, "Y al quinto día, lo enterré. Enterrar a alguien joven que murió en la guerra da mucho miedo. Esperaba que todavía estuviera vivo. Para ser honesto, todavía espero que alguien me diga que todo fue un error. Mi cerebro entiende que Oleksandr murió, pero no puedo aceptar el hecho de que es para siempre".

¿Qué pensaría Olesandr de mi alistamiento? Cuando pensé en inscribirme la primera vez, el 25 de febrero, me apoyó"

anastasiya

Al día siguiente del entierro, Anastasiya fue a Zaporiya para quedarse con su hermana. "Cuando murió, no tenía razones para vivir", recordó, "Teníamos tantos planes, pero luego, en un día, los planes desaparecieron. No había nada. Me despertaba y no sabía por qué seguía en este planeta. ¿Qué sigue? Nunca experimenté algo así. Todos necesitamos planes, pero yo ya no tenía nada de eso. No le encontraba sentido a la vida. Esto duró tres semanas. Esas tres semanas después de enterrar a Oleksandr fueron el peor periodo de mi vida".

En junio, Anastasiya reunió suficientes fuerzas y regresó a la capital. "Llené mi agenda con mucho trabajo, reuniones y tareas para poder llegar a casa lo más cansada posible y quedarme dormida", señala la periodista. "Fue entonces cuando me di cuenta de que quería unirme al ejército. Así que fui a las montañas para sacar algo de energía para el viaje. Se suponía que Oleksandr y yo íbamos a ir allí juntos este verano. Me llevé su bandera ucraniana; la habían firmado sus compañeros soldados cuando sirvió por primera vez. Después de regresar, recopilé todos los documentos y me alisté".

Anastasiya se convirtió en militar el 4 de septiembre, tres meses después de la muerte de Oleksandr. Cuando la movilizaron, los amigos de Anastasiya le preguntaron: "¿Qué pensaría Oleksandr al respecto?" La respuesta de Anastasiya fue: "El 25 de febrero, cuando quise inscribirme por primera vez, él me apoyó".

Al servicio del Ejército

"En este momento, estoy estacionada cerca de la frontera con Bielorrusia, donde sirvo como oficial de prensa de la brigada de asalto 47 Magura", dice Anastasiya. "Antes formé parte de la unidad 113 en la región de Jarkov".

Con esta unidad 113 Anastasiya entró en Izium, liberado a mediados de septiembre. Allí, encontró el lugar donde mataron a Oleksandr. "Quería servir en la región de Járkov porque allí es donde murió Oleksandr. Sucedió en un pueblo de Dovhenke, cerca de Izium. Fui allí. Le pedí a los camaradas de Oleksandr que describieran la ubicación exacta. El pueblo es enorme y está casi destruido, y no tenía conexión allí. Sin embargo, ya sea gracias a la intuición o algún otro sentido, encontré ese lugar". Habían pasado cinco meses de su muerte.

Ahora, casi un año después, la joven sigue en primera línea. "Me di cuenta de que dada mi experiencia periodística, puedo hacer más fácil el trabajo de los reporteros", afirma. "En mi trabajo, quiero qeue el mundo vea los crímenes cometidos por Rusia, y quiero ayudar a los periodistas a documentar estos crímenes".

Todos somos soldados independientemente de lo que hagamos en el frente. Tenemos que saber hacer de todo"

anastasiya

"Todos somos soldados, independientemente de lo que hagamos en el frente", afirma. "Tenemos que saber cómo usar las armas y debemos estar listos para luchar cuando sea necesario. Cuando el enemigo ataca, realmente no importa si eres cocinero, médico, oficial de prensa o cualquier otra cosa. Todos estamos entrenados para hacerlo todo. También hemos aprendido a disparar". Anastasiya experimentó todas las dificultades que soportan los soldados: falta de ducha, sueño saludable y otras cosas que la gente tiene durante la paz. "La parte más difícil es ver cómo matan a tus amigos. Pensé que cuando llegara al frente y me vengara, sería más fácil para mí. Sin embargo, aunque vi a rusos muertos pudriéndose, abandonados por sus propios soldados, eso no trae de vuelta a Oleksandr. La mayoría de la gente no entiende esto de la guerra".

"Las personas que perdieron a sus seres queridos en esta guerra se sienten diferentes ante la muerte", apunta. "No tengo miedo de que me maten, pero no quiero morir porque tengo muchos planes relacionados con Oleksandr. Tengo miedo de cómo mi muerte afectaría a mis padres y a mi hermana. Tengo miedo por ellos, pero no tengo miedo del concepto de muerte. ¿Cómo puedo tener miedo después de lo que viví? Temo por mis familiares porque sé cómo es perder a alguien que amas".

Lo más importante es estar agradecido con todos nuestros héroes que han dado la vida mientras luchaban por Ucrania. No quiero que la gente les olvide"

anastasiya

Victoria y más allá

Mientras Anastasiya se recuperaba de la muerte de Oleksandr y se alistaba en el ejército, sus padres estaban bajo la ocupación rusa. Originarios de la margen izquierda de la región de Jersón, lograron huir al territorio controlado por Ucrania en septiembre. Anastasiya los visitó durante unos días en Zaporiya, donde viven ahora.

"Fue entonces cuando se enteraron de que estaba sirviendo a la nación ucraniana", dijo la mujer. "Pasé mi adolescencia en la región de Jersón, y la dejé cuando fui a la universidad", cuenta Anastasiya, "Conocía a compañeros de clase y vecinos. Ahora, muchas de estas personas ondean banderas rusas. Entiendo que después de la liberación habrá investigaciones, pero afectarán mayoritariamente a las autoridades de ocupación y colaboradores. Pero, ¿qué pasará con los que ondearon esas banderas rusas? Estoy convencida de que no les pasará nada. Esperaránn en silencio. Sin embargo, los vecinos pro-ucranianos que han resistido lo recordarán todo. Con palabras y miradas. Los prorrusos estarán avergonzados y temerosos de ir a la cárcel".

Siento el cambio en Anastasiya cuando dice esto. A lo largo de nuestra conversación, tuvimos que tomar descansos porque se emocionaba con los recuerdos. Pero ahora, la voz de Anastasiya es fuerte y decidida.

"La victoria de Ucrania no sucederá cuando volvamos a las fronteras de 1991. La victoria tendrá lugar cuando cada uno de nosotros cambie y comprendamos que nuestro país es fuerte y que nuestro idioma es el arma más poderosa, cuando superemos la corrupción y cuando restauremos todos nuestros edificios destruidos", señala.

"Lo más importante es estar agradecido con todos nuestros héroes que han dado la vida mientras luchaban por Ucrania. No quiero que la gente les olvide. Debemos vivir y recordar gracias a quienes seguimos viviendo. Incluso después de la guerra, tendremos nuestro ejército y debemos respetar a todos los soldados. Cada héroe que murió nos estaba protegiendo, y nosotros protegeremos y defenderemos sus memorias", concluye.

Para Anastasiya, esto es personal: quiere preservar la memoria de Oleksandr. Su prometido recibió la Orden del Valor a título póstumo por parte del presidente Zelenski. También hay una calle en la capital de Ucrania que lleva el nombre de Oleksandr, y hay otra calle en Izium, que fue liberada gracias a soldados como él. Anastasiya promete proteger el legado de Oleksandr mientras sigue sirviendo a Ucrania.