El Parlamento griego ha aprobado este viernes la nueva semana laboral de seis días, en el sentido opuesto a las propuestas de todo el mundo que defienden la semana de cuatro días y permitiendo trabajar en sábados y domingos. Abre la puerta además a los empleadores variar los horarios de los empleados con 24 horas de antelación para adaptarlos a las necesidades de producción, informa la agencia EFE

La ley fue aprobada gracias a los 158 escaños, de un total de 300, de que dispone tras las elecciones del pasado junio la conservadora Nueva Democracia, del primer ministro Kyriakos Mitsotakis, mientras que todos los partidos de la oposición, desde la extrema derecha a la izquierda radical, votaron en contra.

La reforma, permite a las empresas imponer un sexto día laboral, en sábados o domingos, y variar los horarios de los empleados con 24 horas de antelación para adaptarlos a las necesidades de producción. También permite a los trabajadores tener voluntariamente un segundo empleo, de un máximo de cinco horas diarias, junto a su actividad principal de ocho horas al día, de forma que trabajarían 13 horas al día como forma de vida para subsistir. 

De esta manera, los partidos gubernamentales han demostrado hacer caso omiso a las protestas de ayer, jueves, cuando miles de personas en toda Grecia tomaron las calles contra la nueva ley, dentro de una huelga de 24 horas que fue convocada por ADEDY,  el sindicato de funcionarios, y a la que se sumaron después gremios de trabajadores de varios sectores. Según denuncian, la ley eliminará el último resto de derechos laborales que queda en Grecia, como la jornada de cinco días y las ocho horas.

En las manifestaciones de la capital participaron también el jefe del grupo parlamentario del principal partido de oposición, el izquierdista Syriza, Sokratis Famelos, así como el secretario general del Partido Comunista de Grecia (KKE), Dimitris Kutsubas.

Syriza señaló en un comunicado que el Gobierno avanza hacia la “plena desregulación” de derechos laborales fundamentales, como la jornada de cinco días y las ocho horas “en beneficio de los grandes intereses empresariales”.

La reforma contempla también que las empresas que adopten un sistema digital de control horario no estarán obligadas a registrar previamente cambios en la jornada laboral o en las horas extraordinarias en una plataforma electrónica del Estado, como era el caso hasta ahora.

Según el Gobierno, esto reducirá la excesiva carga administrativa de las empresas, y argumenta que las horas de trabajo ya quedan apuntadas en los sistemas internos de cada empresa.

La ley hace también obligatorio publicar todos los contratos individuales entre empleador y trabajador en una plataforma digital del Estado y hará posible por primera vez firmar electrónicamente esos contratos.

Esta no es la primera vez que un Gobierno encabezado por Mitsotakis introduce cambios laborales que provocan contestación social.

En 2021, su anterior Gobierno presentó un proyecto de ley que eliminaba el límite máximo de ocho horas diarias de trabajo, si bien respetando las 40 horas semanales.

La reforma, que fue aprobada gracias a la mayoría absoluta de la que gozaba también entonces Nueva Democracia, extendió además las horas extraordinarias anuales permitidas de un máximo de 120 a 150.