18 días después del inicio de los bombardeos israelíes, el tictac agónico de la cuenta atrás se cierne este jueves sobre la Franja de Gaza. 2,2 millones de personas resistían más allá de lo humanamente soportable mientras la falta de combustible para los generadores obligaba a las autoridades locales a decretar el colapso sanitario total. 12 de los 35 hospitales de Gaza han dejado ya de funcionar y el resto se enfrenta al mismo destino, privando de atención a más de 7.000 pacientes y condenando a una muerte segura a los enfermos.

"Los hospitales están cerrando. Carecen de combustible, agua, suministros médicos y personal. El combustible está siendo severamente racionado y se utiliza para hacer funcionar un número selecto de instalaciones críticas. Los generadores de reserva no están diseñados para un funcionamiento continuo y podrían averiarse", denunció a última hora de este miércoles la ONU. "El personal de la ONU visitó los hospitales y vio a muchos heridos inconscientes, con heridas abiertas, tumbados en camas, camillas y en el suelo, con asistencia médica limitada", agregó.

"La crisis ha alcanzado un punto sin precedentes"

La organización internacional denunció que "la crisis humanitaria ha alcanzado un punto sin precedentes". "Se necesita combustible urgentemente para continuar con las operaciones humanitarias que salvan vidas. Si no se recibe combustible en Gaza, nos veremos obligados a reducir significativamente y, en algunos casos, a detener nuestra operaciones humanitarias en toda la Franja de Gaza. Las próximas 24 horas son muy críticas", alertó la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos.

El resto de agencias de la ONU también lanzaron el mismo SOS. "El Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas (OOPS), que es con diferencia el mayor proveedor de ayuda humanitaria en Gaza, ha advertido de que, a menos que se permita la entrada inmediata de combustible en Gaza, el OOPS se verá obligado a interrumpir sus operaciones esta noche", deslizó la entidad en un comunicado. Al cierre de esta edición, Israel continuaba bloqueando el envío de combustible a través del paso fronterizo egipcio de Rafah mientras mantenía intensos bombardeos sobre Gaza.

La diplomacia israelí, que cargó ayer contra la ONU por las palabras de Antonio Guterres sobre los 56 años de sufrimiento del pueblo palestino, defendía la negativa de Tel Aviv a proporcionar combustible alegando que Hamás, el movimiento que controla la Franja desde su victoria electoral de 2006, dispone de "un millón de litros". Con la intensificación de los ataques aéreos israelíes sobre Gaza, las imágenes de los muertos y los heridos y la destrucción que carcome su callejero se sucedían sin tregua.

Según las últimas cifras del ministerio de Sanidad de Gaza, más de 6.500 palestinos han muerto en la Franja desde que comenzaran los bombardeos el 7 de octubre en represalia por el ataque de Hamás que se cobró la vida de 1.400 israelíes. El desplazamiento de la mitad de la población desde el norte al sur, reclamado por el ejército israelí en plenos preparativos de la operación terrestre, ha exacerbado las ya de por sí precarias condiciones de vida de la población gazatí tras 17 años de bloqueo.

Según la ONU, el número de desplazados internos supera los más de 1,4 millones de personas, de las cuales 590.000 están refugiadas en albergues gestionados por la UNRWA.

Sin condiciones de vida dignas

"Las condiciones de hacinamiento en los refugios de la UNRWA siguen representando una grave preocupación, ya que las instalaciones actuales ya no pueden ofrecer condiciones de vida dignas. Algunos refugios acogen actualmente entre 10 y 12 veces más personas que su capacidad diseñada", advirtió la agencia en su informe diario. La UNRWA mantiene sus operaciones a pesar del riesgo que supone para sus empleados. Ha perdido a 38 desde el comienzo de los bombardeos. Más de 613.000 desplazados internos se refugian en sus 150 instalaciones.

La agencia de la ONU para los refugiados palestinos ha perdido a 38 trabajadores bajo el plomo

Pero nadie está a salvo en Gaza, sometida a incesante plomo. La interrupción del suministro de electricidad asfixia los centros sanitarios. Los pacientes son tratados en el suelo y los pasillos y los médicos se ven obligados a operar sin anestesia y usando las luces de sus teléfonos móviles, denuncia el ministerio de Sanidad.

La ONU avisó a última hora de este miércoles que "las reservas de alimentos se están agotando". "El Programa Mundial de Alimentos (PMA) calcula que los suministros actuales de alimentos esenciales en Gaza son suficientes para unos 12 días", agregó. Sin embargo, en las tiendas se espera que las existencias disponibles apenas alcancen para los próximos cinco días.

Sin agua potable

El agua potable es también un bien escaso. "El agua potable suministrada no es suficiente para satisfacer todas las necesidades", admite la ONU. "Los pozos de agua de Yabalia, Khan Younis y Rafah funcionan con unos 11.000 metros cúbicos bombeados de nueve pozos de agua", precisa. Según la ONU, "la gente está recurriendo al agua de pozo, que tiene un alto contenido en sal y plantea riesgos inmediatos para la salud". De hecho, se han detectado casos de varicela, sarna y diarrea, debido a las malas condiciones de saneamiento y al consumo de agua de fuentes no seguras.

Con la ayuda humanitaria llegando a través de Rafah a cuentagotas y en dosis ridículas para las necesidades de la población, la organización humanitaria Oxfam acusó este miércoles a Israel de usar el "hambre como arma de guerra" contra los civiles palestinos. A partir de un análisis de datos de la ONU, estima que solo el 2 % de los alimentos que han sido destinados a Gaza han conseguido entrar en el territorio desde que se impuso el bloqueo total el 9 de octubre.

"Aunque se ha permitido la entrada de un pequeño volumen de ayuda alimentaria, no se han entregado las importaciones comerciales de alimentos internacionales", detalló Oxfam en un comunicado. Durante el fin de semana se permitió la entrada de 62 camiones a través del paso egipcio de Rafah, pero solo 30 contenían alimentos y, en algunas casos, portaban también otros bienes.

"La situación es nada menos que horrorosa, ¿dónde está la humanidad? Millones de civiles están siendo castigados colectivamente a la vista de todo el mundo, no puede haber justificación para utilizar el hambre como arma de guerra", denunció Sally Abi Khalil, directora regional de Oxfam para Oriente Medio. "Los líderes mundiales no pueden seguir cruzados de brazos, tienen la obligación de actuar y de actuar ya", concluyó.