Sus medios afines llevan días promocionando su esperado discurso con tintes de thriller. Hasan Nasralá, el líder de Hizbulá, rompe tres semanas de silencio a primera hora de la tarde de este viernes. La expectación es máxima en el Líbano, la patria de un movimiento que es la punta de lanza de los grupos que financia Irán en Oriente Próximo, su tentáculo más poderoso y el que mayores desafíos puede plantear a un ejército, el israelí, que trata de abrirse paso por los confines de Gaza en manos de Hamás.

“Nadie, salvo un puñado de asesores, sabe lo que dirá”, reconoce en conversación con El Independiente un magnate libanés bien conectado con los círculos de poder del país de los cedros, un complejo crisol de suníes, chiíes, drusos o cristianos maronitas. Su alocución desde Dahiyeh, su bastión en Beirut, podría ser una declaración de guerra que abriría a los israelíes un peligroso frente en el norte. “La batalla final, como suelen decir los de Hizbulá”, apunta el empresario. Una escalada que deslizaría el conflicto de Gaza hacia una contienda regional, con repercusiones difíciles de predecir.

Un punto de inflexión en el conflicto

En sus cuatro décadas de vida, la milicia chií libanesa ha convertido la destrucción de Israel en una de sus señas de identidad. La guerra entre Israel y Hamás, recrudecida desde el sábado con el inicio de la operación terrestre israelí en la Franja, ha reactivado el norte. Desde el 8 de octubre se han producido escaramuzas diarias entre Hizbulá y el ejército israelí. En mitad de una tensión creciente, el discurso de Nasralá podría marcar un punto de inflexión en el conflicto, en medio de la inquietud por una confrontación regional.

Al menos 50 milicianos de Hizbulá han muerto en los choques desde el 8 de octubre

Las cifras de las últimas tres semanas muestran el incremento gradual de las hostilidades. Al menos 50 milicianos de Hizbulá han muerto en los choques, con el grupo exhibiendo sus retratos como mártires caídos en combate y multitudinarios funerales en sus pueblos de origen. El grupo asegura haber firmado más de un centenar de ataques contras fuerzas israelíes que han matado o herido a 120 soldados. También reivindica haber destruido nueve tanques, dos vehículos de transporte de personal y dos Humvees; neutralizado 69 sistemas de comunicación, 140 cámaras, 17 sistemas de interferencia, 33 radares y 27 sistemas de inteligencia. Desde octubre Israel ha procedido a la evacuación de más de 40 comunidades próximas a la frontera libanesa, forzando el desplazamiento de decenas de miles de israelíes.

El fuego cruzado fue especialmente intenso este jueves, a la espera del discurso de Nasralá. “Hizbulá ha incrementado sus ataques contra el norte de Israel. Por primera vez, han usado estos misiles tierra-aire y también han atacado posiciones simultáneamente usando drones suicidas. Esto es un cambio con respecto a días anteriores”, subraya a este diario Kawa Hassan, experto en Oriente Próximo y norte de África del centro de análisis Stimson. “Hizbulá ha estado librando una guerra psicológica clásica con Israel y EEUU. Y hasta ahora, han tenido éxito porque todo el mundo está conteniendo la respiración en cuanto a lo que Nasralá va a decir mañana. No ha hablado desde el comienzo de la guerra”, subraya el analista.

Hizbulá tiene unas 20 veces más cohetes y misiles que Hamás y unas capacidades de comunicaciones y de drones mucho mejores

Desafío militar a Israel

Desde el inicio de la enésima disputa entre Israel y Hamás, Hizbulá ha reconocido la coordinación total con sus camaradas de Gaza. Delegaciones de Hamás y la Yihad Islámica se han reunido con altos cargos de Hizbulá en Beirut, por donde también han desfilado funcionarios iraníes. El silencio hasta ahora de Nasralá ha sido interpretado por algunos como una señal de la incómoda posición en la que los últimos acontecimientos han colocado a la dirigencia de Hizbulá, obligada a definirse frente a una operación militar israelí que busca “destruir” a Hamás, el grupo al que han apoyado y entrenado.

Comparado con Hamás, Hizbulá es un enemigo que entraña más desafíos para los estrategas militares israelíes. Se estima que posee unos 150.000 cohetes preparados para ser lanzados sobre el norte de Israel, un arsenal que reduce considerablemente la efectividad de la Cúpula de Hierro. “Hizbulá tiene unas 20 veces más cohetes y misiles que Hamás y unas capacidades de comunicaciones y de drones mucho mejores”, reconoce a este diario Farzin Nadimi, experto en defensa del The Washington Institute. “En términos de entrenamiento y determinación, ambas organizaciones son más o menos iguales”, desliza.

Una batería de misiles durante una exhibición militar de Hizbulá en la ciudad de Baalbek, en el Líbano. | EP

La joya de sus capacidades armamentísticas son los misiles guiados de precisión capaces de alcanzar objetivos estratégicos -bases aéreas, puertos marítimos o centrales eléctricas- con una precisión milimétrica. “La principal arma de Hezbolá son sus misiles guiados de precisión y sus cohetes de artillería que pueden cubrir de 25 a 300 kilómetros y quizás incluso más. Llevarán al límite la capacidad de defensa antimisiles por capas de las Fuerzas de Defensa de Israel”, confirma Nadimi.

Resulta poco probable que declare la guerra a Israel, porque eso sería destructivo para el Líbano

Sus capacidades militares han mejorado notablemente desde la última gran guerra que Hizbulá libró contra Israel en 2006, con tropas mejor formadas y armas más sofisticadas proporcionadas por Teherán. Según el Departamento de Estado estadounidense, Irán proporciona a Hizbulá "la mayor parte del presupuesto operativo anual del grupo, una asignación que en los últimos años se estima en cientos de millones de dólares".

Y, a pesar de la escalada evidente y de la retórica belicista que contagia ambas trincheras, a pocos interesa un guerra abierta entre Israel y Hizbulá. Cálculos externos e internos parecen alinearse para evitar el choque total. “Resulta poco probable que declare la guerra a Israel, porque eso sería destructivo y desastroso para el Líbano. El Líbano no puede permitirse una guerra total con Israel, ya que el país está en bancarrota económica. Además, hay muchas críticas sobre los beneficios que obtendría el Líbano de una guerra total con Israel”, subraya Hassan.

Irán no tiene interés en una guerra total entre Hizbulá e Israel

Disuasión estadounidense

Lo esperable, recalca el experto, es que “Nasralá establezca el marco general de un supuesto nuevo enfoque con Israel, en el que diga claramente que si Israel y Estados Unidos destruyen totalmente a Hamás, lo que personalmente no creo que ocurra, podría entrar en una guerra total con Israel”. “Hasta ahora Irán ha sido muy cauto para mantener el statu quo disuasorio en Líbano. Irán no tiene interés en una guerra total entre Hizbulá e Israel, porque eso sería un desastre para Líbano, y también para el propio Irán, en caso de que Estados Unidos decidiera entrar en una guerra regional total”, agrega.

“Existe la posibilidad de que el discurso de Nasralá sea un ejercicio de golpes de pecho y excusas más que una declaración de guerra. Podría declarar que Hezbolá seguirá 'resistiendo' la invasión israelí de Gaza llevando a cabo ataques limitados que no provocan una respuesta importante de Israel. El jefe de Hezbolá podría incluso lamentarse de que tiene las manos atadas porque Estados Unidos ha advertido a su grupo que no amplíe esta guerra. Esto es exactamente lo que al gobierno de Biden le gustaría oír. Israel está dispuesto a luchar en dos frentes, pero preferiría centrarse en Gaza, al menos de momento”, apunta Jonathan Schanzer, investigador del think tank estadounidense Foundation for Defense of Democracies.

El líder de Hizbulá Hasan Nasralá se reúne con el dirigente de Hamás Sheij Saleh al Arouri en Beirut. | EP

La pregunta es por cuánto tiempo, y qué pasa si algo sale mal, si hay un error de cálculo

Al decantarse por este escenario, Nasralá trataría de contentar a los que le exigen una implicación mayor en auxilio de los palestinos pero sin ignorar al resto de movimientos políticos libaneses, que están presionando para evitar una escalada fatal en un país disfuncional políticamente y aquejado de una severa crisis económica.

Para tratar de imponer este segundo camino, Washington ha optado por reforzar su presencia militar en la región. “Una de las razones por las que el presidente envió un grupo de ataque de portaaviones adicional a la región y estacionó uno en el Mediterráneo oriental es para asegurarnos de que enviamos un mensaje contundente a cualquier actor, incluido Hizbulá, que quiera ampliar el conflicto: No deben hacerlo... Nasralá puede decir lo que quiera. Y sin duda le prestaremos mucha atención. Pero nuestro mensaje es el mismo para él, para ellos, para cualquier otro actor de la región”, advierte el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby.

A última hora de este jueves el ejército israelí aseguró que sus reclutas se hallaban “ampliamente desplegados en el norte”. “Los soldados están llevando a cabo actividades defensivas a lo largo de la frontera norte, incluyendo esfuerzos de observación, patrullas y otras operaciones proactivas. Las fuerzas están operando cerca de la valla de seguridad para reforzar los esfuerzos defensivos y eliminar inmediatamente cualquier amenaza. Como parte de estos esfuerzos, las fuerzas han eliminado terroristas y destruido la infraestructura terrorista de Hizbulá, apoyándose en una rápida colaboración con las unidades de inteligencia”, indicaron fuentes castrenses.

La estrategia no está exenta de riesgos. Errores de cálculo podrían alimentar el camino hacia una contienda regional. “Mi expectativa es que veremos un aumento de los ataques y contraataques en la frontera entre Hizbulá y Hamás contra Israel, así como veremos un aumento de los ataques por parte de Israel. Hasta ahora, la disuasión se ha mantenido. La pregunta es por cuánto tiempo, y qué pasa si algo sale mal, si hay un error de cálculo, si algunos de los ataques cae en un lugar muy sensible de Israel o son asesinados un número abultado de civiles o militares israelíes”, aventura Hassan.

La UNIFIL, testigo de las tensiones

La Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (UNIFIL) -con un importante contingente español- volvió a reportar este jueves "intercambios de disparos a través de la Línea Azul, incluidos varios casos de bombardeos, explosiones y disparos que tuvieron lugar ayer". Entre ellos, dos proyectiles explotaron a unos 10 metros de una posición de UNIFIL cerca de Bayt Lif, en el sur del Líbano, causando daños significativos a una parte de la estructura y daños menores a algunos vehículos de la ONU. "UNIFIL sigue colaborando en los esfuerzos por evacuar a las personas que se encuentran varadas cerca de la Línea Azul", señala la misión en un comunicado.