Polonia fue pionera en la lucha contra el comunismo. Nueve años antes de la caída del Muro nacía oficialmente Solidaridad, el primer sindicato independiente tras el Telón de Acero. Liderado por Lech Walesa. que cumplió 80 años en septiembre, Solidaridad allanó el camino para la derrota del comunismo en Europa del Este. En 2023 de nuevo Polonia se convertía en el primer país europeo donde una alianza de partidos encabezada por el liberal Donald Tusk derrotaba al populismo en el poder desde 2015. El partido Ley y Justicia (PiS) había desmantelado el Estado de derecho en sus mandatos. Para recuperar el Estado de derecho, el primer ministro, Donald Tusk, se está viendo forzado a ir al límite y en este proceso está chocando con el presidente, el populista Andrzej Duda, del PiS. 

El pasado 15 de octubre se produjo un acontecimiento histórico en Polonia. El PiS ganaba las elecciones pero su ventaja era insuficiente para garantizarse un nuevo mandato. Los liberales de Tusk junto a la Tercera Vía (democristiana) Nueva Izquierda contaban con suficientes escaños para gobernar. El primer ministro, Tadeusz Morawiecki, se negó a aceptar la realidad hasta que vio que era imposible sumar a pesar de que el PiS volvía a ser el partido más votado. Finalmente, Tusk lograba el apoyo de 248 parlamentarios para ser primer ministro el 12 de diciembre. "Polonia va a recuperar su lugar en Europa", dijo Tusk en su discurso. Y lo está haciendo: Francia quiere revitalizar el Triángulo de Weimar y se decanta por Varsovia frente a Madrid o Roma como aliado preferente.

En una Europa presa de la apatía, "Polonia ha demostrado que se puede superar esa apatía cuando hay una posición fuerte y bien organizada, y una sociead civil activa", decía a Rzeczpospolita, el embajador de Francia en Polonia, Etienne de Poncins. Coincide con esa visión la periodista Anne Applebaum, para quien la victoria frente al populismo en Polonia marca un paso de gigante, según comentaba en El Mundo. Es con ese despertar con el que sueñan los Veintisiete de cara a las elecciones europeas de junio próximo.

La victoria de Tusk y sus aliados era una señal en vísperas de un 2024 marcado por las elecciones en más de 70 países. Polonia representa la victoria de la democracia liberal, una señal para todos los que denuncian los abusos de los regímenes populistas y el acecho de la ultraderecha. Las manifestaciones en Varsovia contra el PiS marcaron el pistoletazo del salida. Este fin de semana se han visto en ciudades alemanes como Berlín o Hamburgo.

Pero los nacionalpopulistas dejan su huella incluso después de ser desbancados. Mientras están en el poder van dinamitando las bases del Estado de derecho, de tal forma que incluso aunque pierdan en las urnas, el sistema está viciado. Ni las altas instancias judiciales como el Constitucional son independientes, ni tampoco los medios de comunicación.

Al límite del Estado de derecho

"El PiS creó un sistema en el que todo se bloquea, aunque ya no estén en el gobierno. El presidente, Andrzej Duda, ejerce su derecho de veto para bloquear cualquier iniciativa. Solo con una mayoría de dos tercios se puede salvar este veto presidencial. De este modo, la vuelta al Estado de derecho se hace yendo al límite, ya que el sistema ha quedado totalmente destruido, empezando por el Constitucional que no es independiente", explica Jędrzej Bielecki, periodista especializado en política internacional en el diario polaco Rzeczpospolita

El presidente Andrzej Duda está poniendo palos en las ruedas del nuevo gobierno polaco, que, sin embargo, cuenta con el apoyo de Bruselas y de las principales capitales europeas, como Berlín y París. El choque más llamativo se ha dado por el arresto del ex ministro del Interior, Mariusz Kaminski, y su ex adjunto, Maciej Wasik. Condenados por abuso de poder, Duda les había perdonado incluso antes de conocer la sentencia.

La intención de los populistas era convertirlos en estandartes, en sus "presos políticos", pero no funciona, de modo que Duda volverá a perdonarles, en lo que supone de hecho el reconocimiento de que su decisión anterior fue abusiva.

Andrzej Duda seguirá siendo presidente de Polonia hasta mayo de 2025. Su sucesor se elegirá en elecciones. Este año se le va a hacer eterno al primer ministro Tusk y a su gobierno. Incluso tienen problemas para nombrar los embajadores, ya que Duda los puede vetar.

Todo indica que lo que harán es convocar al embajador ligado al gobierno saliente a Varsovia y designarán a un número dos que será de facto el representante máximo. El ministro polaco de Exteriores, Radoslaw Sikorski, ha explicado que no se trata de que baje el rango del país en cuestión, sino que el movimiento obedece a buscar vías para salvar los obstáculos derivados del poder del presidente.

En el Constitucional se da la situación más grave porque cuenta con neojueces no reconocidos por la Unión Europea. A su vez este órgano actúa, como el presidente, para proteger los intereses de los nacionalpopulistas. También ha tenido que ir al límite el gobierno en el caso del Consejo de los Medios Nacionales (medios públicos), donde no se podía despedir sin la aprobación del presidente. Tusk ha recurrido al derecho comercial y como el ministro del Tesoro sería el propietario de los medios ha ordenado los despidos en función de esta legislación. De nuevo ha forzado la máquina, pero no había otro resquicio.

Han sido tan hábiles a la hora de desmantelar la separación de poderes que tampoco podían pedir cuentas al presidente del Banco Central, quien decidió bajar los tipos de interés por razones electoralistas cuando el resto de Europa los subía. Incluso Bruselas es consciente de las limitaciones impuestas al nuevo gobierno liberal, de forma que tiene en cuenta que se impulsen las leyes que aportan mayores garantías sin que sea necesario que esté aprobadas porque son conscientes de que Duda va a jugar al bloqueo para que no pueda presentarse este gobierno de Tusk como aquel que consiguió la reconciliación co Bruselas y los fondos pendientes.

A pesar de todas estas maniobras, que fuerzan a un liberal como Tusk a poner a prueba los límites de la democracia, los polacos demuestran en los sondeos que han acabado hartos de los ultraconservadores de Ley y Justicia. De hecho, el partido Tercera Vía está recogiendo gran parte de su voto. Si ahora se celebraran elecciones, la alianza de Plataforma Cívica, Tercera Vía y La Izquierda tendría la mayoría de dos tercios con lo que Duda quedaría desactivado.