"Por favor, no nos pregunten a los ucranianos cuándo va a acabar la guerra. Pregúntense ustedes por qué Putin sigue todavía en el poder". El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha apelado en la Conferencia de Seguridad de Múnich a los líderes mundiales para que tomen conciencia del riesgo que supone el líder ruso, a quien tanto el presidente de EEUU, Joe Biden, como el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, consideran responsable de la muerte en una lejana prisión del Ártico del disidente Alexander Navalni. Este crimen solo es la punta del iceberg de lo que es capaz Putin. Lo saben bien los finlandeses, los Bálticos y los polacos, que consideran posible que Putin agreda un país de la OTAN si sale reforzado de la guerra contra Ucrania. ¿Está tomando conciencia de la amenaza el resto de Europa?

Junto a la actitud agresiva de Putin, que hostiga día sí y día también a los vecinos más cercanos como los Bálticos, las palabras del ex presidente Donald Trump, que aspira a volver a la Casa Blanca en noviembre, han activado a los aliados europeos.

La desaparición de Navalni, la bestia negra de Putin, también es un recordatorio de una realidad flagrante: Putin está dispuesto a todo. Así lo cree el primer ministro de Finlandia, Petteri Orpo, y Finlandia, con más de 1.300 kilómetros de frontera, conoce bien a su vecino ruso. Nada ni nadie se interpondrá en su camino. En caso de que Trump no se vea comprometido por el artículo 5, el que lleva a la OTAN a actuar como un "todos a una" en caso de agresión exterior, ¿están los europeos preparados?

La respuesta es evidente: no lo están aunque se hayan dado avances como consecuencia de la guerra rusa contra Ucrania. Tan solo 18 países superarán el 2% del PIB en gastos de defensa en 2024. Después de años de parón en inversiones militares tras la Guerra Fría, los europeos han tenido que activarse a marchas forzadas. El ejemplo de giro crepuscular es Alemania, que este sí va a sobrepasar este umbral por primera vez. España, sin embargo, no lo hará hasta 2029.

Desde Madrid parece que se ve lejos la amenaza rusa, cuando es un desafío a nuestros valores, los europeos, consolidados sobre la defensa de un orden internacional basado en normas. Sin una defensa común, y una política exterior común, no habrá manera de que la Unión Europea cuente como actor geopolítico global. Y en un momento de amenazas multipolares, de actores de peso como Rusia, Irán o China, no hay tiempo que perder.

La UE debe reformarse: la política exterior y de seguridad ha de ser común. Los europeos han de tener instrumentos para responder a Rusia si invade un país de la OTAN"

pol bargués, cidob

"La UE debe reformarse: la política exterior y de seguridad ha de ser común. Los europeos han de tener instrumentos para responder si Rusia invade un país europeo de la OTAN. No puede ir cada Estado por su cuenta", afirma Pol Bargués, investigador senior del CIDOB. Durante décadas los europeos han confiado la seguridad a Estados Unidos, la energía a Rusia, y antes la URSS, y el comercio a China. Cada vez está más claro que es imprescindible que desarrollen su autonomía estratégica en todos estos ámbitos. En el caso de la defensa, se trata, sobre todo, de asumir responsabilidades, como aumentar el presupuesto por encima del 2% del PIB, y potenciar una industria común.

En realidad, como insinuó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, a Trump no le falta razón en este sentido: el 2% es un suelo, y ya se estableció hace diez años en la cumbre de Gales. Lo que es inadmisible de Trump es que anime a Rusia a invadir a los que no cumplan este requisito. Son mofas impropias de quien aspira a presidir la democracia más antigua del mundo contemporáneo.

Un paraguas nuclear común

Incluso se plantea el debate nuclear: ¿tendría que contar Europa con un paraguas nuclear común? Francia y Reino Unido son potencias nucleares con un arsenal conjunto de 550 cabezas atómicas (Rusia tiene más de 6.000) y París ya planteó la cuestión en febrero de 2020. Alemania no quiso soliviantar a EEUU entonces. Pero ahora el presidente francés, Emmanuel Macron, lo ha vuelto a poner sobre la mesa, y al debate se ha sumado el ministro de Economía alemán, el liberal Christian Lindner, y la número uno de los socialdemócratas a las europeas Katharina Barley. Lindner y Barley están a favor de europeizar la fuerza nuclear de Francia.

También han vuelto sobre la cuestión expertos militares como Maximilian Terhalle, que lleva defendiendo desde hace años que Alemania reconsidere su posición sobre la cuestión nuclear. "No tenemos tiempo. Putin no va a esperar cinco años. Tenemos solo un año o dos", dice el experto, según refleja Politico. Sin embargo, el ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, asegura que este debate es lo último que Alemania necesita ahora.

De hecho, Alemania ya está comprometida por las garantías nucleares pactadas con Washington. De la misma forma, podrían darse acuerdos con París. Y para los Bálticos incluso debería dejarse de lado el veto a una Alemania nuclear. Como señala François Heisbourg, en Rzeczpospolitika, de hecho Alemania, ya está obligada a llevar a cabo misiones nucleares por su acuerdo con EEUU.

Los Estados que han vivido acostumbrados a reducir su esfuerzo militar ahora están en una situación complicada porque a Rusia no se le puede dar ventaja"

félix arteaga, r.i. elcano

Para Félix Arteaga, investigador senior del Real Instituto Elcano, "la dimensión nuclear no está en construcción porque intentar desarrollarla facilitaría la desvinculación de Estados Unidos. Francia juega a eso: pone a disposición su arsenal en teoría, pero luego quiere que los procesos de decisión sean solo cuestión suya. No es una europeización de la política de defensa sino una nacionalización de la política europea de defensa". Según Arteaga, "los Estados que han vivido acostumbrados a reducir su esfuerzo militar ahora están en una situación complicada porque a Rusia no se le puede dar ventaja. Está en juego la credibilidad de la disuasión, tanto la transatlántica como la europea".

Lecciones de una guerra en Europa

Lo que se pretende es contar con elementos de disuasión frente a un Putin que se encamina a coronarse como presidente eterno tras las elecciones de marzo próximo. Es un Putin convencido de que la mayor catástrofe del siglo XX fue el desmembramiento de la URSS. Para Putin las antiguas repúblicas forman parte del Lebensraum de Rusia. Lo demuestra desde que atacó Georgia en 2008 y siguió con Crimea y el este de Ucrania en 2014 y luego en 2022. ¿Ha aprendido algo Europa sobre cómo actúa Putin?

A juicio de Arteaga, hay lecciones claras en estos dos años desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania. "Frente a una agresión hay que mantener la unidad. Los europeos tienen que mantener la ayuda a Urania, a pesar del coste que ha tenido y que tendrá. No podemos permitir que Rusia amenace a los Bálticos o a Polonia".

Para mostrar músculo a Putin, la OTAN está realizando desde finales de enero hasta avanzada la primavera sus mayores maniobras desde el fin de la Guerra Fría: implican a más de 90.000 efectivos en varios escenarios. Son los Steadfast Defender 2024. Una de los ejercicios consistirá en hacer frente a un ataque a un país aliado. Sin mencionar que el atacante es Rusia, pero queda claro a todos los efectos.

Es un hecho que los aliados europeos han de hacer cada vez más esfuerzo en defensa. Con Trump o sin él, de hecho ya desde tiempos de Barack Obama, EEUU tiene su centro de atención en el Pacífico y es allí donde quieren poner más recursos. "EEUU empezará a delegar capacidades militares a los europeos y me refiero a medios de mando y control, inteligencia, reconocimiento y vigilancia".

Será todo un desafío, que se perfilará en la próxima cumbre de Washington de la Alianza Atlántica, en el verano próximo, cuando se conmemore el 75 aniversario de la organización militar de mayor éxito en el mundo. Contará ya con dos Estados más, Finlandia y Suecia, dos países que han aparcados su neutralidad por la amenaza de Rusia. Mal que le pese a Putin ha hecho más por ampliar y reforzar la Alianza Atlántica que cualquier presidente de Estados Unidos o de la Unión Europea. Ahora puede contribuir a que la UE se consolide como un actor geopolítico con unidad de acción.