"Solo hay un primer ministro". Fueron las palabras de Benjamin Netanyahu, jefe del gobierno de Israel, cuando el ministro sin cartera Benny Gantz le informó de su viaje a Washington a principios de marzo. Junto con el titular de Defensa Yoav Gallant forman el núcleo duro del gabinete de guerra que lleva reuniéndose cada día desde el domingo. Calibran cómo responder al primer ataque de Irán sobre el territorio de Israel. Irán lanzó en la madrugada del domingo 300 drones y más de un centenar de misiles tierra-tierra en dirección a Israel pero fueron interceptados por los israelíes y sus aliados, estadounidenses, franceses, británicos y jordanos.

Poco después de saberse que Irán perpetraba este ataque hablaron el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente de EEUU, Joe Biden, quien le habría dicho que contara con su apoyo para defenderse, pero no para atacar, ya que el riesgo de una escalada regional, e incluso más allá, es enorme. Aún así, igual que Irán tenía que responder al bombardeo del consulado en Damasco, en el que murió el responsable de la Guardia Revolucionaria Iraní para Siria e Irak, también Israel considera ineludible castigar al enemigo.

A su vez, Irán advierte que sus próximos ataques no serían como el primero, sino más contundentes. Seyed Mehdi Hosseini Matin, número dos de la embajada iraní en Londres, asegura en The Guardian que Netanyahu quiere arrastrar a Occidente a una guerra total en Oriente Próximo que tendría consecuencias incalculables en la región y en el mundo. Si Israel comete "otro error", en sus palabras, la reacción de Irán será más fuerte, más potente y no habrá advertencia previa.

Israel ha conseguido atraer de nuevo el apoyo internacional, que perderá si su represalia es desmesurada. El ministro sin cartera, Benny Gantz, se refirió el domingo a la formación de una coalición internacional para buscar el castigo adecuado contra Irán. De momento, el gobierno de Israel ha escrito a más de 30 países para pedirles que impongan sanciones contra el programa de misiles de Irán y que califiquen a la Guardia Revolucionaria de Irán como "organización terrorista". La UE va a preparar nuevas sanciones contra Irán, según ha confirmado el Alto Representante para la Política Exterior y la Seguridad, Josep Borrell, informa Efe. La secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, dijo que Washington sancionará a Teherán.

Pero esto será un anticipo de la respuesta de Israel, compleja de concebir si no se quiere agitar el avispero de Oriente Próximo aún más. La reacción se demora no solo por lo complejo del asunto, sino también por las fricciones entre el trío que compone el núcleo duro del gabinete de guerra.

Su rivalidad política y personal data de años. Por ejemplo, Netanyahu prefirió forzar elecciones en lugar de permitir que Gantz fuera primer ministro en 2022. Tras criticar a Netanyahu por su hostigamiento al poder judicial que provocó protestas masivas, Bibi quiso obligar a Gallant a dejar el cargo de ministro de Defensa, pero luego tuvo que retractarse. Todo ello antes de la matanza que perpetró Hamás el 7 de octubre de 2023, cuando los terroristas entraron en territorio israelí y dejaron a su paso una estela de sangre y horror. Mataron a 1.200 personas y secuestraron a más de 250. Aún quedan unos 150 rehenes en manos de Hamás, aunque no es seguro que hayan sobrevivido en estos seis meses.

Tras el 7 de octubre, el trío formó parte del gabinete de guerra en el que también están como observadores Ron Dermer, a quien consideran el "cerebro" de Netanyahu, uno de los artífices del acercamiento a Arabia Saudí, y Gadi Eisenkot, un militar con amplia experiencia combatiendo a Hizbulá, muy cercano a Gantz.

Pero veamos quiénes son los tres hombres que llevan tomando las decisiones clave en Israel desde ese fatídico 7 de octubre, que marca un punto de inflexión en toda la región, y quiénes están estudiando qué hacer ahora. La calle está dividida en Israel, la Knesset y el gobierno extendido también. Y no menos fracturado está el llamado gabinete de guerra. "Hay una falta de confianza clara entre los tres", afirma el ex general Giora Eiland en The Wall Street Journal. Sobre Gaza libran un pulso día a día: Netanyahu quiere hacerlo todo él, mientras Gantz y Gallant se suelen desmarcar de muchas de sus decisiones. En el caso de Irán, cualquier paso en falso tendrá consecuencias nefastas.

Benjamin Netanyahu, ex Dr. Seguridad

Líder del Likud, Benjamin Netanyahu, de 74 años, ha sido primer ministro varias veces: entre 1996 y 1999, de 2009 a 2021, y desde diciembre de 2022. Ha superado el récord del fundador de Israel, David Ben Gurión.

Es un auténtico superviviente, que lleva sorteando baches un largo tiempo. A Bibi le conocen como el mago, por su capacidad de escapar a los problemas. Es capaz de pactar con el diablo para mantenerse en el poder. Es lo que hizo para formar el gabinete actual, el más ultraderechista de la historia de Israel, en el que participan dos de los políticos más extremistas del país, como Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, de la coalición ultranacionalista Sioismo Religioso.

También pasará a la historia como el primer jefe del gobierno imputado por corrupción estando en el cargo. Ha tensionado la democracia israelí al máximo al avalar una reforma judicial encaminada a frenar las causas que tiene pendientes con la Justicia. "Lucha por preservar no solo su reputación política sino también su libertad", decía Aaron David Miller, ex negociador estadounidense en Oriente Próximo, a Francisco Carrión. Sabe que en cuanto Israel deje de estar en guerra, el foco volverá sobre él y tendrá que pagar por sus errores. De ahí que sea el único beneficiario de una escalada regional y global. Cuanto peor, mejor para Bibi. Ha forzado demasiado la relación con Biden hasta el punto de que el presidente, que le conoce desde hace décadas por su experiencia previa como senador y vicepresidente, ya se ha cansado de sus tejemanejes.

Ahora es ministro sin cartera pero aspira a ser primer ministro. Benny Gantz, de 64 años, ya ha dicho que confía en que se celebren elecciones en otoño próximo. Y su viaje a Washington es una clara señal: el aliado americano confía en Gantz, líder del Partido Unidad Nacional.

Gantz se ha enfrentado a Netanyahu en elecciones en cinco ocasiones. Todo apunta a que la próxima vez Gantz tendrá ventaja: es el líder más popular, según los sondeos. Ex paracaidista, fue jefe del Estado Mayor durante la guerra con Hamás en 2014.

En 2020 formó un gobierno de unidad con Netanyahu para hacer frente a la pandemia del Covid-19. Después de 18 meses de alianza, Netanyahu convocó elecciones anticipadas en lugar de cederle el puesto de primer ministro.

Con Gallant la relación también es tensa. De hecho, no se hablaban hasta que se vieron forzados a hacerlo en el gabinete de guerra. Acusaron a Gallant de haber recabado datos en una campaña sucia contra Gantz en 2010. Esto le costó a Gallant el puesto de jefe del Estado Mayor, que finalmente asumió Gantz. Dio el salto a la política en 2019, cuando creó el Partido de la Unidad Nacional.

Desde entonces es el gran rival de Netanyahu, a quien llamó la atención cuando se dedicó a echar la culpa a los servicios de Inteligencia y de Defensa después del 7 de octubre sin asumir su responsabilidad.

Yoav Gallant, ministro de Defensa

El ministro de Defensa estuvo a punto de perder su puesto por su oposición a Netanyahu. Gallant, de 65 años, dijo a su entorno que el primer ministro se estaba equivocando sobre Gaza. Netanyahu se había concentrado en Cisjordania, por presión de los ultranacionalistas, y dejó de prestar atención a la Franja de Gaza, bajo dominio de Hamás. A Gallant le preocupa mucho últimamente que Estados Unidos se harte de Netanyahu y su ayuda a Israel flaquee. Discrepa con el primer ministro también sobre el día después en Gaza: Gallant prefiere que se ocupe de Gaza la Autoridad Nacional Palestina antes que sean soldados israelíes los que ocupen el territorio. Coincide, sin embargo, con Netanyahu en que solo la presión militar llevará a que las negociaciones sobre los rehenes acaben con éxito, mientras que Gantz quiere un acuerdo para que los liberen cuanto antes.

Gallant también se lanzó a la política y acabó en el Likud. En 2022 Netanyahu le nombró ministro de Defensa. No tuvo reparos en oponerse al primer ministro, quien finalmente no pudo echarle del gobierno. Gallant mantiene una excelente relación con el secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, hasta el punto de que su equipo bromea con que no se va a la cama sin que antes le lea un cuento su colega estadounidense.