Resiste en su patria, ocupada y convertida en territorio hostil. Mohamed Hali paga a diario el precio de su lucha por los derechos humanos en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos. El sacrificio, reconoce, es elevado: las autoridades marroquíes le ha prohibido ejercer la abogacía y las puertas de un empleo se le han cerrado una y otra vez en represalia su labor como secretario general de la Asociación para la Protección de los Presos Saharauis en las Cárceles Marroquíes.
Con sus propias palabras
"Las autoridades me han perseguido en numerosas ocasiones. En 2007, fui secuestrado por los servicios de inteligencia marroquíes a la entrada de la ciudad de El Aaiún, donde permanecí detenido durante ocho días sin juicio. Me torturaron como castigo por mi activismo en la universidad. Unos años más tarde, en 2009 y 2012, fui objeto de dos brutales agresiones en Marrakech y Rabat. En ambas ocasiones, unos individuos enmascarados me amenazaron con matarme si no dejaba mi activismo estudiantil. Presenté denuncias ante la policía marroquí después de cada incidente, pero nunca investigaron. También me han hostigado en las redes sociales.
Pero una de las tácticas de represalia más peligrosas de las autoridades marroquíes contra activistas y defensores y defensoras de los derechos humanos es prohibirnos trabajar, motivo por el cual muchas personas están emigrando.
Yo fui una de las víctimas de esta táctica. En 2019, el Colegio de Abogados de Agadir rechazó mi solicitud a pesar de que había aprobado el examen y había rellenado correctamente todos los formularios. Alegaron que habían recibido un informe secreto de los servicios de seguridad marroquíes en el que se afirmaba que yo era conocido por mis actividades contra Marruecos, en referencia a mi labor política y en defensa de los derechos humanos. Recurrí esta decisión ante los tribunales marroquíes, pero estos confirmaron la denegación, alegando mi postura sobre la cuestión del Sáhara Occidental. También se me ha impedido acceder a varios puestos de trabajo, incluso en el sector privado, ya que el gobierno ha presionado a los empleadores para que no me contraten".
“Me pregunta qué clase de autonomía puede ofrecernos Marruecos. Mi situación personal es la respuesta. Soy abogado, pero por un decreto oficial del Estado marroquí me han retirado el diploma y no puedo ejercer”, denuncia Hali (El Aaiún, 1987) en una entrevista con El Independiente durante su paso por Madrid para participar en el XII Congreso de Derechos Humanos de la Abogacía Española.
Galardonado con el Premio Front Line Defenders 2025 para personas defensoras de derechos humanos en riesgo, Hali es una referencia entre los saharauis que resisten heróicamente en un territorio vetado a observadores y periodistas extranjeros. El joven, doctor en derecho internacional humanitario, conoce en piel propio el precio de levantar la voz: ha sufrido arrestos, tortura, difamaciones por su defensa pacífica de derechos humanos. Su calvario ha sido denunciado por organismos internacionales. En 2022, la Relatora Especial de la ONU sobre la independencia de jueces y abogados emitió una comunicación al respecto, y en 2024 su situación fue mencionada en el informe del Secretario General de Naciones Unidas sobre el Sáhara Occidental.
Pregunta.- ¿Cuál es hoy la situación de los presos saharauis en cárceles marroquíes?
Respuesta.- Lamentable por varias cuestiones. Una de ellas es ese castigo colectivo que sufren ellos y sus familias, ya que están presos en cárceles de Marruecos, en el norte, muy alejados de sus familias. Se condena a las familias a, para hacer una visita, tener que recorrer miles y miles de kilómetros y agregándole esto la situación de los presos en sí dentro de las cárceles. Respecto al tema sanitario es muy vulnerable: sufren muchísimo; están privados de sus derechos más elementales. Es una venganza continúa por haber ejercido el simple derecho de decir lo que piensan. A día de hoy tenemos esos 31 presos políticos saharauis en las cárceles de Marruecos, entre ellos los de Gdeim Izik [campamento de la dignidad levantado en octubre de 2010 a las afueras de El Aaiún y reprimido brutalmente por Marruecos]. Algunos son periodistas y otros son estudiantes universitarios. Sus condenas rozan la cadena perpetua o condenas muy elevadas. Casi la mayoría de ellos sufren enfermedades contraídas dentro de la propia prisión y no tienen derecho a los servicios sanitarios. Recientemente algunos de los presos hicieron una huelga de hambre en protesta por las discriminaciones que padecen dentro de la cárcel.
P.- ¿Tiene acceso a las cárceles?
R.- No. Han prohibido el acceso de los abogados. A menudo ni sus familias pueden verlos. Marruecos tiene la estrategia de silenciarlos e intentar que no trascienda ninguna voz que cuente lo que está pasando.
P.- ¿Cómo vive saharaui en los territorios ocupados?
R.- Hay amenazas que se aplican a todos los saharauis que están ahora mismo en los territorios ocupados. Una es la expropiación de sus propias tierras, que son entregadas a grandes multinacionales a cambio de nada. Segundo, el expolio de sus propios recursos naturales sin poder tener los mínimos beneficios de su explotación. Y tercero, el culturicidio, la alteración de nuestra propia cultura al usurpar su propia identidad. A esto hay que sumar unas amenazas especiales a todo aquel que se le ocurre levantar la voz para poder reclamar el derecho a la autodeterminación o el activismo político. La semana pasada dos estudiantes saharauis fueron arrestados por participar en una manifestación y las mujeres saharauis que participaron en el Día Internacional de los Derechos Humanos fueron agredidas: salieron y fueron golpeadas y arrastradas por las calles. Muchos de los activistas viven asediados en sus propias casas, controlados y acorralados en sus propias casas. Y el más peligroso de todos esos efectos que sufren los saharauis en los territorios ocupados es el castigo económico: cerrarles las puertas; no dejarles trabajar o expulsarlos de sus puestos de trabajo; ahogarlos económicamente y hacerle sentir que por su activismo no tienen derecho a ningún beneficio económico.
El régimen marroquí acorrala a los activistas saharauis con el objetivo de presionarlos y empujarlos a emigrar
Estamos ante una estrategia bien orquestada para expulsar a los únicos testigos que se atreven a contar lo que se está pasando en el Sahara, ya que es un territorio hermético, cerrado a cal y canto, a todos los observadores, a los a los políticos, a los medios de comunicación y los únicos que están ahí son los saharauis. Entonces el régimen acorrala a los activistas saharauis con el objetivo de presionarlos y empujarlos a emigrar. No entendemos cómo España puede permitir de que desde 2015 hasta ahora 120 personas con nacionalidad española -incluidos políticos, observadores y periodistas- han intentado acceder al Sáhara ocupado y han sido violentados, agredidos físicamente y expulsados sin que España moviera una coma de la realidad que sufren sus propios ciudadanos. Ya no hablamos de los saharauis, sino de sus propios ciudadanos.
Estamos ante un nuevo apartheid, una nueva discriminación racista clasista que está pasando a pocos kilómetros de España y de Europa. No podemos entender cómo la Europa de las democracias puede permitir que pase tan cerca y no haga nada para detenerlo.
P.- El Gobierno español es muy crítico con lo que ha sucedido en Gaza mientras guarda silencio sistemáticamente con las violaciones en el Sáhara…
R.- Entiendo desde el punto de vista legal que los derechos humanos no pueden ser clasistas. Es inexplicable la postura del Gobierno español al respaldar y apoyar al pueblo palestino alegando los derechos humanos sin ser capaz aplicar esta misma medida con los saharauis. España ha sido partícipe de lo que le está pasando y sabe lo que estamos sufriendo. No lo puedo entender. En el Sáhara el comportamiento del Gobierno de España choca frontalmente con la legalidad internacional y la democracia. Es un comportamiento inexplicable y la única razón que se le puede encontrar puede ser el efecto de la presión de Pegasus.

Sufrimos un apartheid que sucede a pocos kilómetros de España y de Europa
P.- La aprobación de la última resolución del Consejo de Seguridad de la ONU el pasado 31 de octubre, ¿le preocupa las consecuencias en el Sáhara ocupado?
R.- Estamos muy preocupados y con mucho miedo a lo que puede venir, porque el beneplácito y la bendición de las grandes democracias, entre ellos Estados Unidos o España, solo sirve para envalentonar Marruecos. Nosotros entendemos y podemos hasta comprender que los países han de velar por sus intereses económicos. Pero esto nunca puede ser independiente del derecho y la legalidad internacional. Los derechos de los saharauis no pueden ser moneda de cambio para los países europeos.
P.- La pasada semana el ministro de Exteriores español José Manuel Albares volvió a apoyar la propuesta de autonomía….
R.- Permítame que responda desde el punto de vista de la ley: ni España ni el ministro de Exteriores, ni ningún país en el mundo es soberano para tomar la decisión en nombre del pueblo saharaui. El único soberano es el pueblo saharaui y por lo tanto, hasta que no se pronuncie el pueblo saharaui, hasta que no se le dé el derecho a expresar lo que él quiere, si quiere autonomía o incluso incorporación dentro de Marruecos, todo lo demás van a ser amagos para tapar y manipular. Si el pueblo saharaui no ejerce su derecho de autodeterminación, todo lo demás no tiene sentido. Vivimos un tiempo en el que las supuestas grandes democracias pisotean la legalidad internacional a cambio de unos intereses políticos. Los derechos humanos es el termómetro. Si no hay libertades, si no hay derechos a expresarse como uno quiere, no se puede vender ningún método o ninguna propuesta como democrática.
P.- Si pudiera reunirse con Pedro Sánchez o Albares, ¿qué les dirías?
R.- Le diría que la historia y el pueblo español han puesto en sus manos la posibilidad de corregir una deuda pendiente histórica con el pueblo saharaui y cerrar un capítulo. En lugar de aprovecharlo y entrar en la historia por la puerta grande, ha hecho completamente lo contrario, traicionando para empezar a sus propios votantes y al propio pueblo español. Y lo que hace con sus comportamientos es alargar la agonía y el sufrimiento del pueblo saharaui. Y esto quedará reflejado en la historia. Por lo tanto, le pediría que reflexionara, que corrigiera sus decisiones, porque lo que está haciendo y las decisiones que está tomando en relación con el tema del pueblo saharaui, queriéndolo o no, le convierten en cómplice del sufrimiento del pueblo saharaui.
Ni España ni el ministro de Exteriores, ni ningún país en el mundo es soberano para tomar la decisión en nombre del pueblo saharaui
P.- ¿Qué consecuencias tiene el apoyo de España al régimen marroquí para el pueblo saharaui?
R.- Los saharauis decimos que vivimos de lo que oímos. La decisión psicológica y emocionalmente nos ha afectado muchísimo, ya que viene de España, la potencia que ha estado un siglo en el Sáhara Occidental y que conoce más que nadie la realidad que vive el pueblo saharaui, la realidad y el trasfondo del conflicto. El gesto nos ha dolido muchísimo. Emocionalmente nos hemos sentido muy traicionados. Desde entonces hemos visto a un Marruecos muy crecido y agresivo con nosotros. El apoyo de España ha incrementado la agresividad en temas de derechos humanos, en temas de represalia al pueblo saharaui. Somos nosotros los que estamos pagando el precio.
Desgraciadamente los saharauis no creíamos que España nos fuera a volver a vender. Hago un llamamiento a la ciudadanía, a la población española que vive y siente lo que sufre el pueblo saharaui a lograr que se corrijan esas decisiones. Nuestra relación con el pueblo español es muy estrecha.
P.- Con esas violaciones de derechos humanos que ha relatado, ¿un país como Marruecos puede ofrecer una auténtica autonomía a los saharauis?
R.- La respuesta a la pregunta se refleja en mi situación personal. Soy abogado, pero por un decreto oficial del Estado me han retirado el diploma y no puedo ejercer. Estamos viendo qué es lo que hace Marruecos con nosotros antes de pertenecer de manera, entre comillas, legal. Imagínense el día que estuviésemos dentro de ese Estado. Es la evidencia de que la autonomía no es viable y además de esto hay un trasfondo académico o jurídico. Hasta ahora nadie ha tenido acceso a los entrelíneas de esta propuesta. La vemos como una caja cerrada, pero no sabemos lo que lleva dentro.
P.- ¿Aceptaría vivir bajo una autonomía?
R.- Me quedaría porque he vivido en el Sahara ocupado y no quiero vivir la misma experiencia que han visto las partes de mis familiares que han tenido que exiliarse en Argelia y llevan 50 años esperando. Que nos fuéramos del Sáhara es lo que busca Marruecos. Pero si hemos sido capaces de vivir en una ocupación, haremos lo que haga falta por seguir viviendo. Hay una estrategia para vaciar al Sáhara de los saharauis. Pase lo que pase, estaremos para plantar cara y vivir asumiendo las consecuencias. Desgraciadamente, a nivel jurídico, el Sáhara ha sufrido una alteración demográfica. Los saharauis apenas representamos el 12% de la población frente a los colonos marroquíes enviados para alterar la demografía.

Los saharauis apenas representamos el 12% de la población frente a los colonos marroquíes enviados para alterar la demografía.
P.- Marruecos está intentando vender en España que una hipotética autonomía para el Sáhara sería similar a nuestras comunidades autónomas…
R.- La autonomía que propone Marruecos es una maniobra política para perpetuar su ocupación. Nadie cree que pueda haber una autonomía ni mucho menos parecida a la que hay en España. Jurídicamente hablando, todas las propuestas han de pasar por un referéndum que garantice que los propios saharauis pueden expresarse ante varias opciones.
P.- Ha sufrido en su propia piel la represión. ¿No ha pensando en abandonar?
R.- He sufrido todo tipo de castigos: físicos, psicológicos, privación de libertad y de derechos. Ha sido agredido físicamente de una manera brutal. Y lo que más sufro y sigo sufriendo estando fuera de la prisión es la presión y el castigo económico. Tengo derecho a ejercer como abogado y ahora mismo en el Sáhara no tengo derecho ni a ser limpiabotas porque cualquiera que se me acerca y me proporciona un trabajo al día siguiente recibe amenazas y me tiene que echar. Por lo tanto, vivo continuamente ese tipo de castigos. No solo soy yo sino un mar de vivencias aplicada a todos los saharauis que intentan reclamar su derecho a existir en un castigo colectivo, grupal y étnico.
P.- ¿Cómo sobrevive?
R.- Desgraciadamente, mi familia invirtió muchísimo en mí, pagando mis estudios y esforzándome para que yo pudiera tener unos estudios, creyendo que yo les podría ayudar algún día. Y vuelvo a ser carga para mi familia. Sigo estando mantenido por mi familia. Me hallo ante dos situaciones muy duras de tomar. Una es seguir pagando el precio de lo que estoy haciendo y mantenerme en el Sáhara ocupado, o emigrar y dejar mi tierra y dejar de ser la voz de los que lo necesitan. Quiero llamar a todas las conciencias libres, a todos aquellos que entienden de leyes, que ven en mi caso, un pulso entre la legalidad y la ilegalidad, porque me usan como modelo para meterle miedo a todas aquellas futuras generaciones que piensan estudiar Derecho, que sepan que no pueden ejercerlo siendo saharauis como él. Recuperar mi derecho a ejercer como abogado habría valido la pena el sacrificio. Solo reclamo mi derecho a ejercer como abogado. Si me marcho, perderé por partida doble: mi derecho a ejercer como abogado y renunciaré a una lucha que ha servido de ejemplo a otros.
En el Sáhara no tengo derecho ni a ser limpiabotas porque cualquiera que se me acerca y me proporciona un trabajo, al día siguiente recibe amenazas y me tiene que echar
P.- ¿Ve a los saharauis rindiendo pleitesía a Mohamed VI?
R.- Por el sufrimiento, la prolongación del sufrimiento, la autocracia y la manera de ser del saharaui, lo dudo muchísimo. Pero si los saharauis son consultados y lo deciden, tendremos que respetarlo.
P.- ¿Quién es Mohamed VI para usted?
R.- Dentro de Marruecos es el rey de Marruecos. En relación con el Sáhara Occidental, es el primer responsable de todo el sufrimiento de los saharauis, desde la ocupación por parte de Marruecos hasta el día de hoy. De todo lo que ha hecho el Estado marroquí es el primer responsable de todo el sufrimiento y de todas las violaciones sistemáticas que ha sufrido el pueblo saharaui. Marruecos es un país vecino en el que hay un buen número considerable, cada vez mayor, de amigos del pueblo saharaui. Pero la población en general marroquí, en relación con la población vecina saharaui, debe cuestionarse qué han hecho de cara a la historia de su país vecino y de sus hermanos saharauis. El pueblo no se ha pronunciado y callar es otorgar. Son cómplices del genocidio y las violaciones sistemáticas.
P.- Regresa pronto a los territorios ocupados. ¿Tiene miedo?
R.- No porque Marruecos ya me ha hecho lo suficiente. No me harán más de lo que me han hecho. Haber sufrido tanto y de tantas maneras hace que te crees una coraza como una especie de cocodrilo que ya no te perfora nada. Confío en la ayuda de asociaciones de abogacía y activistas. Aunque el tiempo y la historia me han enseñado que de Marruecos se puede esperar cualquier cosa.
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