La Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, acaba de elevar por tercera vez desde el fin de la crisis financiera el tipo de interés de referencia hasta el 0,75%-1% desde el 0,5%-0,75%. Probablemente, veremos otras dos subidas durante este año, o al menos esto es lo que descuentan los mercados.

Sin embargo, a pesar de esta medida que, en teoría debería haber fortalecido a la divisa americana, el dólar acabó la sesión cayendo. Probablemente, en esta ocasión, dicha circunstancia pueda atribuirse al conocido adagio de “comprar con el rumor y vender con la noticia”.

Esta circunstancia debería también explicar la segunda rareza que vimos tras la medida de la Fed: los bonos a largo plazo subieron en lugar de caer (que es lo que debería haber ocurrido ante un entorno de tipos al alza). Pero más allá de los movimientos puntuales y a corto plazo, difíciles de prever y que dependen de factores como la liquidez o las posiciones cortas de los traders, el dólar no es hoy, en nuestra opinión, un activo tan atractivo para invertir como lo ha sido en los últimos ejercicios.

La opinión mayoritaria apuesta porque la divergencia entre la previsible senda alcista de tipos en EEUU frente a la laxitud monetaria del Banco Central Europeo es un factor que debería fortalecer al dólar. Frente a lo que el mercado apuesta de tasa sobre los Fedfunds (1,375% a finales de 2017, 2,2% en 2018 y 3% a finales de 2019), el tipo de intervención del BCE está en 0% y la tasa de depósito en -0,40% y sin intención de subirlos a corto plazo.

A la vez, la institución que preside Mario Draghi, continúa con sus programas de compra de deuda o expansión cuantitativa que evidentemente inyectan euros en el mercado y por lo tanto son una fuerza que presiona a la baja la cotización de la moneda única.

Sin embargo, contra el consenso del mercado que espera una revalorización del dólar frente al euro, nuestra visión no es tan positiva para el billete verde. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció un presupuesto expansivo que debería favorecer al dólar, pero la propuesta de fondos que acaba de presentar el presidente americano es neutral y mantiene la magnitud de los presupuestos, si bien realiza un considerable rebalanceo de unas partidas frente a otras en la línea argumental del nuevo presidente: aumenta el gasto en defensa y seguridad y recorta en todo lo demás (recortes del 30% en la partida del departamento de Estado –medioambiente, agricultura, sanidad, trabajo, comercio- para aumentar un 9% el gasto del Pentágono y un 7% la seguridad interior y las compensaciones a veteranos en un 5%).

Nada se sabe de la prometida inversión en infraestructuras y de la repatriación de beneficios de las multinacionales que deberían favorecer al dólar. Por otro lado, las declaraciones y las acciones de un presidente errático afectan a la inestabilidad que pesa sobre la divisa, por lo que recomendemos limitar la exposición al billete verde.

Por otro lado, la política proteccionista de Trump, que ha dejado claro que desea convertir a EEUU en una suerte de Alemania en relación con su capacidad exportadora, y la aplicación de una política proteccionista que pueda perjudicar el comercio internacional, conllevaría una menor demanda de dólares por lo que esto también sería un factor desfavorable a la apreciación de la divisa.

Tampoco la valoración juega a favor del dólar: mientras que en 2012 la moneda americana estaba infravalorada un 15% frente al euro en términos de Paridad del Poder de Compra (PPP por sus siglas en inglés) que la revista The Economist publica regularmente a través de su conocido Big Mac Index, actualmente ocurre al revés y la divisa americana se encuentra sobrevalorada un 20%.

Cuidado con el consenso

La encuesta realizada a principios de año por Bank of America Merrill Lynch entre 215 gestores globales de fondos de inversión ofrecía un inquietante consenso en relación con la visión sobre el dólar: el 47% de los gestores apostaban por estar largos (esto es estar comprados) de la divisa americana.

Por otro lado, según la Commodity Futures Trading Comission, las posiciones largas en dólares se encuentran cerca de sus niveles máximos en los dos últimos años. Con ello, los inversores están probablemente validando que la nueva administración americana desarrollará políticas que inevitablemente favorecerán al dólar. Cuando el consenso es tan elevado y todo el mercado está en un mismo lado es cuando se suelen producir los mayores rebalanceos de los activos justo en sentido contrario.

Sinceramente, con un recorrido ya limitado desde el punto de vista fundamental, no parece que el USD sea una apuesta tan clara de rentabilidad si la comparamos con el riesgo que previsiblemente supondrá estar invertido en él, a pesar de haber proporcionado más que atractivos retornos para quienes han mantenido posiciones en esta divisa durante el último lustro.


Juan Jesús Gómez Cubillo es socio y director de Consilio Asesores Patrimoniales.