Hoy 7 de diciembre, miles de catalanes se manifiestan en Bruselas para pedir la independencia de Catalunya en una nueva jornada festiva y alegre en solidaridad con los políticos presos, que no presos políticos, al tiempo que pretenden mostrar su apoyo con el huido Carles Puigdemont, cabeza de lista de un partido descompuesto por la corrupción pero que mantiene unas expectativas electorales al alza. Manifestantes que aprovechan el puente de la constitución española para ir a Bruselas a decir que no acatan la constitución española. La comedia del enredo sigue cotizando al alza en esta tierra indómita, que antes de llamarse Catalunya se conocía como Marca Hispana.

La lucha sorda y sin cuartel entre Puigdemont y Junqueras marcará estas próximas jornadas, con todo el protagonismo mediático centrado en el político huido en Bruselas, al que el juez Llarena ha retirado la euroorden que emitió la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela. Junqueras sin protagonismo mediático y recluido en la cárcel por los delitos  cometidos en la proclamación de independencia y por el riesgo de reiteración delictiva en una “explosión violenta” e irreparable para la comunidad, como las que protagonizaron el “asedio” a la consellería de Economía mientras era registrada por orden judicial el 20 y 21 de septiembre, debe fiar su campaña electoral en Marta Rovira, la nieta del alcalde franquista de Sant Pere de Torelló, que todavía anda desconsolada por su ridículo televisivo frente a Inés Arrimadas.

La candidatura JxCat, que encabeza el huido Puigdemont, está llevando la iniciativa en las futuras alianzas electorales del sector separatista, ante una ERC desconcertada por la habilidad de los antiguos convergentes que ya plantean sin pudor, que independientemente del resultado electoral, el único candidato a la presidencia de la Generalitat debe ser Puigdemont. El aparato mediático del supremacismo se está empleando a fondo, y centran su estrategia comunicativa, a través de los medios que manejan, y que han engrasado de forma torticera en los últimos años con una fina lluvia de miles de millones de euros, y que ahora están al servicio de la candidatura del candidato huido: “Estas elecciones son para restaurar la democracia, no para elegir un nuevo presidente”, proclaman en la siempre parcial TV3, y es que la única autoridad que reconocen es la que emanó de un Parlament que escogió a Carles Puigdemont como presidente de Catalunya, mientras aprovechan para demonizar al discrepante señalando como los causantes de todos los males a  los fascistas del Bloque 155, es decir a PP, Cs y PSC.

Catalunya entra en su guerra civil eterna de nyerros contra cadells y de la Busca contra la Biga. Esto será largo. Muy largo.


Josep Ramon Bosch fue presidente de Societat Civil Catalana