Recuerdo que uno de los momentos más complicados durante las prácticas para obtener el permiso de conducir eran las rotondas. Cómo entrar en ellas era relativamente fácil pero salir… Salir era otra cosa. ¿En qué carril situarse, en el del centro o el del perímetro? ¿Cuándo salir de la infernal circunferencia? ¿Cuántas salidas hay? ¿Por dónde salir?

Esa es la situación en la que ahora mismo se encuentran los comunes en Catalunya. Están metidos en una rotonda ninguna de cuyas salidas garantiza llegar a buen puerto.

Cuando en 2015 los Comuns, Podem y lo que quedaba de Iniciativa per Catalunya decidieron amasar Catalunya si que es Pot y presentarse a las elecciones al Parlament consiguieron 11 escaños con un jefe de filas, Lluís Rabell, bregado en la militancia vecinal pero con una popularidad bajo cero. La maquinaria de fidelidades funcionó y aguantaron el tipo.

Durante los dos años de legislatura la convulsa vida interna de Catalunya si que es Pot ha provocado discusiones públicas entre las distintas facciones hasta el punto que Podemos Catalunya ha expulsado a su líder Dante Fachín, Joan Coscubiela de ICV ha desaparecido del mapa y los comuns han tenido que tirar del candidato Domènech, que ni más ni menos ganó las últimas elecciones generales en Catalunya.

Podemos Cataluña ha expulsado a Fachín y Coscubiela está desaparecido

Y a todo esto hay que sumar la rotura del pacto de gobierno en el ayuntamiento de Barcelona entre Ada Colau y el PSC después de que las bases comunes decidieran que no se podía gobernar con quién había dado apoyo al 155.

Así las cosas, la vida es como es y puede convertir a Xavi Domènech en ama de llaves de un posible govern post 21D. De hecho han creado incluso un #TenimLaClau (#tenemoslallave) Pero la rotonda es cerrada. La mejor de las encuestas publicadas hasta ahora le otorga dos diputados menos de los conseguidos por su predecesor Rabell. Se situarían en 8/10 escaños.

¿Qué salida tomar? Este lunes Domènech escogió la del tripartito de izquierdas. Afirmó, contundente, que estarían dispuestos a formar parte del govern siempre que no fuera de la mano ni del PDeCAT ni de Ciudadanos.

Catalunya en Comú-Podem lleva días luchando por situar el interés de estas elecciones fuera del eje independencia sí o no. Aspiran, pretenden, sueñan me atrevería a decir, que conseguirán que cale el discurso izquierdas-derechas. Hablan de programas electorales y de políticas sociales. Y así les va. Estas no son unas elecciones al uso.

Ni con visitas de Iglesias y Echenique, ni con apariciones de Colau la cosa remonta

Ni con visitas de Pablo Iglesias y Echenique ni con apariciones televisivas de Colau la cosa remonta. Y al acecho el PSC. A Pedro Sánchez le escuchamos este fin de semana afirmar que “el PSOE ha vuelto para ser una alternativa de gobierno”. Le faltó decir que ha vuelto para arañar el máximo de votos a los Comuns y de paso a Podemos.

El resultado del 21D no será sólo un fracaso, si todo sigue como hasta ahora, para Xavi Domènech. También lo será para un Pablo Iglesias que deberá aguantar como el líder del PSOE le restriega los cuatro o cinco nuevos escaños del PSC y le recuerda que fueron ellos, Podemos, quienes se opusieron a hacerle presidente. El 21D nos traerá más Sánchez y menos Iglesias. Y menos Iglesias significa menos Domènech y menos Colau.