Ya parecía disparatado enterrar a Franco en la Catedral de la Almudena. Pero al ritmo que avanza el ridículo en la actualidad política de este país ya no podríamos ni descartar que su tumba acabe en un museo. Ahora que la lápida del dictador ha sido objeto de una performance perpetrada por el artista Enrique Tenreiro, no faltará quién reclame el valor artístico de una profanación. Cosas más raras se han visto en ARCO, que una vez expuso una réplica de Franco en un congelador.

En plena misa de 11h, en lo que al personal de seguridad del Valle de los Caídos le dio tiempo a detenerlo, Tenreiro tuvo tiempo de abalanzarse sobre la lápida para pintar con un pincel una presunta paloma de la paz con pintura roja junto a la frase "por la libertad".

Mientras hace caja, Tenreiro insiste a todo el que lo quiera entrevistar que lo suyo no es la política sino el mensaje artístico

El artista gallego de 49 años ha pedido perdón a quien haya podido ofender, a ver si así está tiempo de librarse del agravante de odio al delito de daños que le atribuye el juez. En su periplo por los medios la víspera de Todos los Santos ha explicado que "no es una persona política" y aunque pidió perdón al sacerdote que le acompañó con la Guardia Civil, el cura le dijo que no, que no le perdonaba. Para eso en vez de al cuartelillo es mejor ir directamente al confesionario.

Mucho más contentos por el numerito deben de estar en la galería Artby's de A Coruña que comercializa esculturas de madera de este artista desconocido al que sin pudor comparan con Marcel Duchamp. Será tal vez porque el padre del dadaísmo, que logró convertir un urinario como obra de arte,  no creía que el talento fuera necesario para la creación. Con la voluntad bastaba.

A las pocas horas de que Tenreiro asaltara la tumba de Franco ya notaban el impacto en las ventas de sus obras en Coruña: "Está teniendo bastante repercusión la acción de esta mañana, y hay mucha gente interesada", explican desde la galería. Y añaden: "Si le interesa alguna puede comprarla con Visa y el envío es gratuito". Y al módico precio de 8.000 euros se les está acabando el stock.

¿No quería el Gobierno resignificar el Valle de los Caídos? Le está quedando de lo más dadaísta

Mientras hace caja, Tenreiro insiste a todo el que lo quiera entrevistar que lo suyo no es la política sino el mensaje artístico. "No tengo nada contra Franco", ha llegado a decir en las teles para desilusión de quienes estaban dispuestos a convertirlo en un héroe del neopostureo antifranquista.

Y a la espera de ver cómo evoluciona la situación judicial del artista profanador, continúa el enredo legal de la performance del Gobierno con los restos del dictador.

El Congreso aprobó la exhumación por decreto, pero sin saber dónde inhumarlos después. Según la familia Franco, "la única alternativa a la Almudena es que siga en el Valle". Y el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, se lava las manos: "No es una cuestión que afecte a la Iglesia para nada".

Debería agradecerle el Gobierno de Sánchez el favor que le ha hecho el Duchamp gallego. El numerito de Tenreiro no habrá conseguido "traer la reconciliación" como según él pretendía, pero ha eclipsado un rato el papelón de Carmen Calvo a su vuelta del Vaticano. Creyó la vicepresidenta que podía presumir en público del apoyo de la Iglesia para evitar que el dictador sea enterrado en la Catedral madrileña y se ha topado con un desmentido a lo Pilatos.

Con la paloma de la paz pintada sobre la lápida del Valle de los Caídos, podría de paso aprovechar la familia del dictador para preguntarse si tanto desea tener la tumba de su abuelo abierta al público. Al anacrónico desfilar de quienes todavía se acercan a homenajear el franquismo se le van a sumar ahora artistillos y youtubers en busca de un poco de fama. Tal vez esto último sí que los incomode.

¿No quería el Gobierno resignificar el Valle de los Caídos? Le está quedando una exhumación de lo más dadaísta.