Podemos, que ha inventado el casoplón socialista, la casta de los anticasta, el poder popular papificado en la sagrada familia de un solo señor, el enchufe por el bien del pueblo, las purgas voluntarias, las puertas giratorias por delante (o sea, venir ya pagado de Venezuela o Irán) y tantos otros aportes al oxímoron indisimulado, ha inventado también el periodismo ciudadano de ellos solos, o más bien el periodismo de la voz de la montaña, un periodismo como del tiempo de Noé, quizá su tiempo, con la verdad y la justicia del jefe hablando bien clarito, poderosamente, desde el Cielo. En realidad, ellos no han inventado nada de esto, por supuesto. Lo suyo es todo muy viejo, como el mismo pobre o infeliz mirando a las nubes y buscando barbas donde agarrarse.

Podemos, en fin, ha sacado un periódico. Bueno, unas hojillas de parroquia, un panfleto con el estilo no ya de Granma, sino de folleto de alcalde gilista, el que te anunciaba la prosperidad y los parterres que llegaban simplemente infusionando sus corbatas gordas. Podemos no infusiona corbatas, sino sueños de dinero y longanizas, más fáciles todavía de servir al desesperado. He escrito “periódico” no por satirizar desde el comienzo, sino porque así lo ha presentado Echenique en un tuit absolutamente apostólico: “Entre tanta intoxicación de OKcloacas, Inda y Villarejo, os presentamos POR FIN un periódico que dice la verdad y no huele a caca”.

Podemos, en fin, ha sacado un periódico. Bueno, unas hojillas de parroquia, un panfleto con el estilo no ya de Granma, sino de folleto de alcalde gilista

Añadía luego la caquita del Whatsapp, ese intento de convertir la mierda en un Fruiti, y que a lo mejor es el mismo intento de su “periódico”. Luego, pedía así: “Imprímelo y repártelo en tu barrio o en tu pueblo”. Lo que les faltaba por inventar era el podemismo mormón, el testigo de Jehová revolucionario, la revista Atalaya con el Jesús con gomilla en el pelo que es Pablo Iglesias.

Cuando Podemos habla de la “democratización” de los medios, uno se imagina una asamblea en la plaza eligiendo los titulares y los textos, un poco entre la subasta de pescado y el bingo. La imagen es evocadora pero poco práctica, así que ellos han tirado por el periodismo de inspiración divina. Hay verdades evidentes, descendentes, iluminadoras, que son al final las que verá el pueblo, seguro. Pero si ellos las cazan antes, se ahorran tiempo y discusiones de feria ganadera. Con lo que se ha tragado ya la gente, por qué no se iba a tragar esto. Por supuesto que sólo es propaganda, que han querido hacer propaganda. No pasa nada, si lo pagan ellos. Como si quieren anunciarse pidiendo un limpiador de piscinas para Iglesias.

Lo grave es que nos digan que eso es periodismo, o más, el periodismo; que no es un periódico de partido, como hay tantos en las paneras de la historia, sino el periódico de la Verdad, cuando es un publirreportaje como los que hacen las marcas de salchichas. Es entonces cuando se descubre el horror de quienes son capaces de ofrecer propaganda como verdad, o considerar que la verdad no es más que propaganda. Y que no nos damos cuenta.

El panfleto merece leerse. Como digo, esa mezcla de estilo entre propaganda de rotonda nueva del pueblo y Segunda Venida es escalofriante pero divertidísima. Empezando por el nombre: La mitad del camino, que se completa con “hacia un nuevo país”. Dan ganas de pedir una túnica nueva para el día que venga el ovni. Luego, nos atrapa ese periodismo de pega, que es como esa publicidad que se encarta en los periódicos, con supuesto formato periodístico, para curarte el gatillazo o la próstata, con doctores sonrientes y un vientecillo de esperanza hecha realidad u ortodoncia. “Acuerdo presupuestario para mejorar la vida de la gente”, es el titular a cuatro columnas de la portada. Suena exactamente a “Ahora puede volver a disfrutar del sexo”, porque es lo mismo. Luego, las profecías de Podemos, de carácter performativo, es decir, cuya mención ya las hace realidad: el salario mínimo, las pensiones, los grandes avances feministas, la abolición de los privilegios para los ricos. Uno ya se ve con ese periódico como con la viagra, la cama, la señora y el champán, aunque tu próstata siga igual.

Con lo que ha tragado la gente, por qué no se iba a tragar también esto

Y el enemigo, expulsado como el ángel caído, con la satisfacción puritana de venganza contra el pecador: “El PP a la oposición y M. Rajoy a Santa Pola”. Y su épica: “Las movilizaciones históricas para reclamar justicia y derechos”. La justicia, luego, dependerá de si encarcela a golpistas o a peperos, y los derechos siempre son montoneros, pero no individuales, generales, que ahí están el truco y el peligro. Así han sido siempre los derechos de esta izquierda que, hablando del pueblo, sólo habla de su propia ortodoxia. La política del pueblo, como el periódico del pueblo, sólo es lo que dicen ellos, aventado por las calles.

Pero creo que lo más grande, lo más divertido, es esa voz divina que retumba en sus papeles junto a las fotos guerrilleras, de muchas manos sosteniendo cosas o la nada, y hasta del microscopio con el que nos van a curar, otra vez, la próstata o la vesícula o lo que sea. Esa voz, la voz del Gran Hermano, la voz de zarza. Está en cualquier entrecomillado: “Estamos en la mitad del camino que lleva hacia ese nuevo país más justo que queremos construir”. Y cuando uno espera que el “periódico” te diga quién ha dicho eso, te encuentras “afirman desde Podemos” o “explican desde Podemos”. Cada vez. Suficiente y altivamente. Sí, por fin alguien nos dice la verdad. Lo sabemos porque la verdad siempre ha sonado igual: sin nombre, sin duda, sin sombra, sin contestación.