Del mitin inaugural de la campaña electoral celebrado por el presidente del Gobierno con dos meses de anticipación, que no otra cosa ha sido su intervención ayer desde el palacio de La Moncloa, debemos extraer unas cuantas conclusiones. Una de ellas es que, como ya hemos apuntado aquí anteriormente, Pedro Sánchez no se mueve dentro de un marco formal que establezca en su ánimo unos límites éticos determinados. Él hace lo que cree que le conviene, o que le favorece, o que le interesa y no se atiene a otras referencias ni a otras consideraciones. Lo escuchado ayer lo demuestra. El todavía presidente, pero aún no presidente en funciones, nos leyó seis folios a un espacio, trufados de amplios comentarios fuera del texto, tan solo para anunciar que convocaría elecciones generales anticipadas.

Para seguir leyendo Regístrate GRATIS