El debate de ayer noche no fue ni de lejos tan bronco como se temía, o como se esperaba. Razón por la cual es posible calibrar con cierta garantía, sin tener que despejar la niebla de la batalla, cuál de los cuatro candidatos ha sacado mayor partido de su intervención. Y, sin duda alguna, ése ha sido Albert Rivera, que empezó desde el primer minuto arremetiendo sin piedad contra la actual presidente de RTVE, Rosa María Mateo y, por supuesto, contra Pedro Sánchez del que dijo directamente en su intervención inicial que llevaba la palabra "Indulto" grabada en la frente.

Y a partir de ahí , además de acosar a Sánchez con réplicas muy contundentes, fue encadenando intervenciones muy efectivas para sus potenciales electores, especialmente para los indecisos, antes quienes exhibió un perfil de político decidido, con un proyecto claro de corte netamente liberal y enfocado a los problemas concretos de la ciudadanía. He de decir que su actuación en conjunto me sorprendió porque lo vi llegar especialmente tenso, y pensé "así no va a poder desarrollar eficazmente su estrategia, sea ésta la que sea".

Rivera quiso dejar muy claro que hay muchas cosas que separan a Ciudadanos del Partido Popular

Pero al final comprendí que ese rictus por el que no asomaba ni una mínima sugerencia de sonrisa era el efecto de una concentración intensísima que alejaba toda distracción del objetivo principal, que era aprovechar todos y cada uno de los minutos de este debate. Minutos que incluyeron no pocos ataques a Pablo Casado a quien sin embargo ofreció un pacto de gobierno. Pero Rivera quiso dejar muy claro que, aunque puedan acabar siendo socios si sus escaños suman, hay muchas cosas que separan a Ciudadanos del Partido Popular.

Y así lo hizo, de modo que, teatralizaciones la margen, que las hubo, especialmente en su "minuto de oro", se puede decir con seguridad que el líder de Ciudadanos ha sido el  más eficaz de este debate y por lo tanto el triunfador con gran distancia sobre todos los demás.

Por lo que se refiere a Pablo Casado, está claro que siendo como es un magnífico orador que no necesita papeles para enhebrar una intervención brillante, anoche optó por rebajar la contundencia en su tono, con lo cual quedó muy desdibujado frente a Albert Rivera. De tan moderado que se quiso presentar, parecía literalmente acoquinado. Y habrá que preguntarse si éste era el momento adecuado para optar por una actitud que pudiera tener su utilidad en otra ocasión, pero decididamente no en ésta.

Casado, que se mostró algo descuadrado ante los ataques de Rivera, hizo ayer el papel de segundón del centro derecha y no parece que fuera ése el interés del Partido Popular de cara a sus potenciales electores indecisos. Y si de lo que se trataba era de dejar claro quién ejerce el liderazgo del centro derecha en España, el líder popular le cedió ayer con todos los honores el cetro al señor Rivera.

Pedro Sánchez no acertó ni con el tono ni con el modo en que transmitió sus mensajes

Pedro Sánchez, el candidato socialista, no acertó ni con el tono ni con el modo en que transmitió sus mensajes. Por lo que se refiere a la acción de su Gobierno en estos casi 10 meses, hizo una relación de todo lo realizado pero lo hizo leyendo un papel a tal velocidad y con tanta falta de entonación y de énfasis que parecía un alumno de Primaria de su época recitando la tabla de multiplicar. En definitiva, un esfuerzo inútil.

No fue muy eficaz tampoco a la hora de recurrir a la mención a las "tres derechas" ni a la foto de Colón porque lo hizo de una manera forzada, que no encajaba con la argumentación de ese momento. Lo mismo sucedió cuando se puso a hablar del Día de la Tierra sin que viniera a cuento y sin que explicara por qué de pronto metía esa cuña que estuvo completamente fuera de lugar. Repitió una y otra vez los logros de su corta legislatura pero lo hizo sin acompañar el relato de un acento de convicción que apoyara cada uno de los, en su opinión, aciertos indiscutibles de su acción de Gobierno.

Y fue desde luego un error que fuera él el único de los intervinientes en el debate que no compareciera ante los medios de comunicación una vez terminado éste. En su lugar apareció José Luis Ábalos que nos propinó una intervención a medio camino entre la conferencia y el mitin que resultó desconcertante y que dio la impresión de que Pedro Sánchez no se presentaba porque se reconocía derrotado en la confrontación. Que luego apareciera en la sede de Ferraz -escasamente arropado por los suyos pero al fin y al cabo en suelo amigo- no atemperó esa sensación inicial.

Pablo Iglesias, sin embargo, cumplió su papel y probablemente también sus objetivos. Estuvo razonablemente convincente a la hora de dirigirse a sus potenciales votantes y a la hora también de frenar la sangría de votos que, según los sondeos, sigue padeciendo su partido. Lo más satisfactorio para cualquier viejo defensor de nuestra Constitución fue comprobar el fervor súbito que le ha acometido a Iglesias con la Carta Magna de 1978.

Un colega me comentaba en broma, a propósito del entusiasmo con el que Iglesias nos leía anoche artículos enteros  de la Constitución española, que seguramente es que en su tiempo de permiso de paternidad se la ha leído ¡y resulta que le ha encantado! Muy bien, pues bienvenido al club porque hay que recordar que en sus inicios su propósito principal era "acabar con la Constitución y con el régimen del 78" que había alumbrado.

Una gran noticia esa conversión constitucionalista -aunque parcial y siempre sui géneris- del señor Iglesias. Pero insisto, el líder de Podemos hizo anoche un buen trabajo para retener a sus votantes, a los que recordó, dirigiéndose a Sánchez, que los 900 euros del Salario Mínimo que el presidente acababa de exhibir como un logro de su Gobierno, se los había tenido que sacar el líder de Podemos con fórceps.

Veremos qué hace hoy cada uno de ellos en vista de las reacciones que sin duda se producirán a lo largo de la jornada. Porque la ventaja para todos los contendientes, también para Pedro Sánchez en vista de lo sucedido, es que  esta noche van a tener todos una nueva oportunidad.

Sólo Albert Rivera podría permitirse el lujo de prescindir de esta segunda convocatoria porque anoche aprobó el examen con un notable alto.