Ya hemos visto cómo ha sido la negociación, imaginen un Gobierno entre estos dos. La izquierda bizantina y maximalista, y la burguesa y pragmática, ambas recelosas, vengativas, utilizando contra el otro el sabotaje, la propaganda, los rehenes, la amenaza, el potro, haciendo política de guerra antes siquiera de empezar a hacer política ni guerra. A lo mejor es que toda la idea era imposible. El Gobierno Frankenstein era una cosa que nos inventábamos sumando trozos del Congreso como escaleritas de Escher, la geometría teórica del vértigo, ese algo de rodante, de mecánico y de desplazable, como las trampas de una pirámide, que tiene el Congreso. Así se puede hacer una moción de censura y un Exin Castillos. Pero no un Gobierno, no un Consejo de Ministros, donde creo que ya explicó una vez Alfonso Guerra que el que mandaba era el señor presidente y ahí se acababa todo.

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