El Rey ha echado un jarro de agua fría a los que diseñaban ya una nueva campaña electoral para el próximo 10 de noviembre. Por sorpresa, y en una comparecencia en el Palacio de Marivent (Palma de Mallorca), que no suele ser propicia para los scoops periodísticos, Felipe VI habló alto y claro: "Lo mejor es encontrar una solución antes de ir a elecciones... Esperemos que haya margen para que los partidos que tienen la confianza de los ciudadanos después de las últimas elecciones puedan encontrar una solución".

Es la primera vez que el monarca (tampoco lo hizo su padre Juan Carlos I) apela a los partidos a buscar una solución para evitar una nueva convocatoria electoral, que sería la cuarta en los últimos cuatro años.

Aunque la declaración se enmarca dentro de las funciones constitucionales que establece la Constitución para el Rey, sus palabras introducen un elemento tan inesperado como relevante en la situación política creada tras el fracaso en la investidura de Pedro Sánchez.

Conociendo la preocupación de Felipe VI por la situación en Cataluña, que le obligó en octubre de 2017 a hacer una declaración institucional apelando a los poderes públicos a hacer cumplir la Constitución, incumplida de forma flagrante por los independentistas, habría que enmarcar sus palabras desde su residencia de vacaciones como una llamada a la responsabilidad de los partidos para que España no se encuentre sin gobierno, o con un gobierno en funciones, cuando se conozca la sentencia del Supremo sobre el procés y que todo apunta que se hará pública a finales del mes de octubre.

El Rey no quiere un gobierno en funciones cuando se conozca la sentencia del procés. Algunos líderes políticos interpretan su mensaje como "un tirón de orejas"

La declaración del Rey tendrá consecuencias, sin duda. El PSOE había puesto ya su maquinaria electoral a trabajar inmediatamente después del 25 de julio en previsión de que Sánchez no logre conseguir apoyos suficientes para una nueva investidura antes del 22 de septiembre, lo que llevaría indefectiblemente a nuevas elecciones el 10 de noviembre. Los socialistas esperaban capitalizar el fracaso de la negociación con Unidas Podemos y confiaban en mejorar sustancialmente los resultados obtenidos el pasado 28 de abril, pasando de 123 a 150 escaños, como informa en su último artículo Carmen Torres.

Aunque el presidente aboga estos días por una fórmula "a la potuguesa" (gobierno del PSOE en solitario con apoyo programático del partido de Pablo Iglesias), la frialdad con la que los portavoces de Unidas Podemos han recibido la oferta no auguraba nada positivo en cuanto a la conformación de una solución de izquierdas tras el fracaso del gobierno de coalición.

El mensaje del Rey no sólo es un aviso para que Sánchez se ponga manos a la obra para lograr un consenso que desbloquee la situación política, sino también para los dos grandes partidos del centro derecha: PP y Ciudadanos.

Tanto Pablo Casado como Albert Rivera han dicho públicamente que no respaldarán con su abstención un gobierno de Sánchez, a pesar de los continuos llamamientos de éste en ese sentido ¿Se replantearán su posición tras conocer la opinión del Rey? Si no lo hacen, el presidente tendrá una potente arma de presión en sus manos: el deseo de Felipe VI es que los partidos lleguen a un acuerdo antes de ir a nuevas elecciones.

Aunque desde Zarzuela se insiste en reseñar que Felipe VI ha añadido que, si no hay acuerdo, existe el cauce constitucional de las elecciones, las palabras del monarca han sido interpretadas por algunos líderes políticos como un "tirón de orejas".

Las reacciones no se harán esperar. A día de hoy, las elecciones ya no son la primera hipótesis para desatascar la situación política.