Si el 3 de octubre pasado Su Majestad apelaba a la legitimidad de una respuesta desde el Estado de Derecho para asegurar el orden constitucional, en su tradicional mensaje navideño de este año ha optado por un tono más conciliador, pero no por ello menos firme, para defender que el camino que se abre en Cataluña tras las elecciones del pasado día 21, "no puede llevar de nuevo al enfrentamiento o a la exclusión, que, como sabemos, ya sólo generan discordia, incertidumbre, desánimo y empobrecimiento moral, cívico y, por supuesto, económico de toda una sociedad".

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Todos los ojos estaban puestos en lo que pudiera decir el jefe del Estado respecto a la incertidumbre que se cierne sobre Cataluña, cuyos votantes han vuelto a dar la mayoría absoluta al separatismo aunque el triunfo haya sido de Ciudadanos. Mutando el traje negro de octubre por otro de color gris, menos severo, dice esperar que ese futuro conduzca, por el contrario, a la "convivencia", "serenidad", "estabilidad" y "respeto mutuo" de la sociedad catalana dentro de su diversidad y pluralidad, "de manera que las ideas no distancien ni separen a las familias ni amigos".

Don Felipe apela a un renacimiento "de la confianza, el prestigio y la mejor imagen de Cataluña"

Un camino que lleve también, ha agregado en su mensaje navideño, "a que renazca la confianza, el prestigio y la mejor imagen de Cataluña". En definitiva, a que se reafirmen los valores "que la han caracterizado siempre en su propia personalidad y le han dado los mejores momentos de su historia, su capacidad de liderazgo y de esfuerzo, su espíritu creativo y vocación de apertura, su voluntad de compromiso y su sentido de la responsabilidad".

Con el telón de fondo de las banderas de España y de la Unión Europea, así como de las figuras que representan a la Fundación Princesa de Girona y Princesa de Asturias, como símbolo de la continuidad de la Corona, su discurso ha venido precedido de una defensa cerrada de la España democrática en la que se ha comprobado, a pesar de las dificultades "de nuestra vida en común",  el "compromiso muy sentido, firme y sincero" de los españoles con el país que juntos hemos construido.

"Apagón" de TV3

"Hemos asentado definitivamente nuestra democracia", "somos parte esencial de la Unión Europea" y  frente al terrorismo "hemos conseguido hacer prevalecer la vida, la dignidad y la libertad"  son algunas de las consideraciones del Monarca sobre la nación "nueva y moderna", entre las más avanzadas del mundo, que es España . A juicio del jefe de Estado, cuyo mensaje se ha transmitido este año hasta por Twitter pero que, en cambio, no ha emitido la televisión autonómica catalana, TV3,  a lo largo de todos estos años han ido de la mano la convivencia democrática, los derechos y libertades, el progreso y la modernización y la proyección y relevancia internacional de nuestro país.

Se abre a una mejora y actualización de la democracia española "sobre la base sólida de los principios democráticos"

Y todo ese gran cambio, ese "gran salto sin precedentes de nuestra historia", ha sido posible gracias a una España "abierta y solidaria, no encerrada en sí misma; una España que reconoce y respeta nuestras diferencias, nuestra pluralidad y nuestra integridad". Y ha apelado, en referencia implícita a Cataluña, a una España "con espíritu integrador" inspirada "en una irrenunciable voluntad de concordia" .

Tras admitir, sin embargo, que "no todo han sido aciertos" y que persisten situaciones difíciles y complejas que requieren el compromiso social para superarlas, "el balance tan positivo de estos años es innegable". La historia de España "es la de un gran triunfo de todos los españoles". Sin embargo Don Felipe, en un discurso impregnado por  los últimos acontecimientos políticos en nuestro país, se ha abierto acaso a una posible reforma constitucional al proclamar que esa nación a la que "no debemos renunciar, que debe ilusionar y motivarnos", es susceptible de "seguir mejorándola, actualizándola, sobre la base sólida de los principios democráticos  y los valores cívicos de respeto y diálogo que fundamentan nuestra democracia".

España "es hoy una democracia madura" donde nadie debe "imponer las ideas propias frente a los derechos de los demás"

En resumen, España "es hoy una democracia madura, donde cualquier ciudadano puede pensar, defender y contrastar, libre y democráticamente, sus opiniones y sus ideas; pero no imponer las ideas propias frente a los derechos de los demás", en una clara advertencia a los nacionalistas.

Respetar y preservar los principios y valores de nuestro estado social y democrático de Derecho "es imprescindible para garantizar una convivencia que asegure la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político", tal y como reza nuestra Constitución "porque cuando esos principios básicos se quiebran, la convivencia primero se deteriora y luego se hace inviable".

Pero como no todo es Cataluña, Felipe VI ha recordado otros retos que tiene nuestro país sobre la mesa como la necesaria lucha contra el desempleo y contra las desigualdades sociales, "sobre todo tras las consecuencias generadas por la reciente crisis económica que tanto daño ha hecho a no pocas familias y ha afectado tanto al futuro de nuestros jóvenes".  También ha aludido al terrorismo yihadista y a los atentados de Barcelona y Cambrils para apelar a la unidad, la firmeza del Estado de Derecho y la cooperación internacional para derrotarlo.

Corrupción y Europa

La corrupción también ha merecido una mención específica por ser una de las principales preocupaciones de la sociedad, "que demanda que sigan tomándose las medidas necesarias para su completa erradicación y que los ciudadanos puedan confiar plenamente en la correcta administración de dinero público".

Ha reclamado por otro lado que España recupere protagonismo "en un proyecto europeo que ahora requiere una mayor vitalidad e impulso" para hacer frente a unos retos globales "ante los que no cabe debilidad o división"; se ha referido a la defensa del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático para acabar aludiendo a la violencia de género, "una lacra inadmisible que nos avergüenza e indigna".

En definitiva, 2018 abre la puerta para seguir "construyendo nuestro país porque la historia no se detiene". Y dice estar seguro de que "nadie desea una España paralizada o conformista, sino moderna y atractiva, que ilusione", dispuesta "a evolucionar y adaptarse a los nuevos tiempos".

"Sintámonos, sin complejos, orgullosos de todo lo que hemos conseguido, porque es mérito de todos", confiemos, ha agregado a modo de colofón, "en lo que siempre nos ha unido, en los que somos, tal y como somos, y sobre todo, en lo que podemos alcanzar juntos con una fe firme en nuestras convicciones y en nuestras capacidades".  Si seguimos por ese camino, "estoy convencido de que el año que viene, y los que vendrán después, serán mucho mejores".