La Diada se ha llenado de calvas, ha habido más barrenderos que tsunami indepe, la república catalana no rellena los empedrados, pero las mayorías nunca han sido un problema para los que se consideran, simplemente, la totalidad. Ahí sigue Torra, animando a “segar las cadenas” y a “ejercer la autodeterminación”. Torra habla desde el búnker, donde la irrealidad y la atmósfera densa de desesperación y encierro abotagan la mente y desatan todas las locuras, esa locura de las trincheras. Y aún así, Sánchez, desde la mirilla de su sauna, es capaz de tuitear que la Diada “debería ser un día que una a todos los catalanes y las catalanas”. Sánchez ve la Diada y piensa en unidad de los catalanes. Sí, con la calle llena de payasos con arcabuz amarillo como si fueran trompetillas, con Torra llamando a la sedición desde la tele como a apostar en un bingo online. Sánchez, desde su ojo de pez o de buey, sólo ve catalanes que deberían unirse pero les falta un poco de voluntad o un poco de engrudo.

Torra suma sólo a los suyos, Sánchez suma incluso a los que no le votan, y los únicos que no suman nada son los de centro derecha, que siguen teniendo como tres patas sin banco

Torra invoca la rebelión para todos los que se unen en su Patria de cuajarón. Sánchez llama a que se una el personal en besos antinaturales, quizá pensando en el PSC, con históricas equidistancias, querencias y carencias que le duran como un largo herpes. Los únicos que no se unen, ni siquiera ante algo así, son los del centro derecha. Torra suma sólo a los suyos, Sánchez suma incluso a los que no le votan, y los únicos que no suman nada son los de centro derecha, que siguen teniendo como tres patas sin banco, tres patas para cojear, tres patas para hundir el barco como tres piratas.

Casado sigue ilusionado con su España Suma, pero es una marca que espanta como la carne mechada. Arrimadas ha dicho que España Suma es el “sueño húmedo de Sánchez”, licuando ella misma los micrófonos al decirlo. Lo que ocurre es que Sánchez tiene tantos sueños húmedos que es difícil esquivarlos todos. La derecha como entente, como frente, como bestia sanjuanista de tres cuernos, es un buen bicho contra el que pelear. Dicen que a Sánchez le darían hecha la campaña, pero es que Sánchez ya tiene la campaña hecha de todas maneras. Venga la derecha en tetrabrik o en hueveras individuales, va a seguir con el trifachito, con la foto de Colón como si fuera aquella de Hendaya, con la ultraderecha de Ogino y moranco, y demás. Es por eso, porque Sánchez ya tiene la campaña diseñada como un puente colgante en La Moncloa, que vamos a tener otras elecciones. Lo que tendrían que pensar sus adversarios es cómo tirarle abajo ese puente del que ya tiene planeadas la inauguración con banda de música y hasta la cobertura de TVE con campanadas de Nochevieja.

España Suma tendría que ser no una reunión, no un comando, sino un plan contra el llamamiento a la sedición de Torra

España Suma es una marca contaminada, porque mete a todo el país en una franquicia particular y mete a toda la derecha en la misma bodeguilla. Salvo, claro, que se pueda presentar para algo muy concreto, muy delimitado, muy quirúrgico. Por ejemplo, para el Senado, y para un 155 que no podría activarse sin el Gobierno, pero que podría generar presión y mostrar las contradicciones de Sánchez, que aún ve la chulería y la provocación de la Diada (no en la calle, sino en las instituciones) y sólo se le ocurre poner a todos los muñecos de trapo de su cama a abrazarse como teleñecos. España Suma no podría ser ni unos Juegos Reunidos Geyper ni un espantajo al que atizarle más fuerte y fácil con su cara de queso, con su cara de seis carrillos. España Suma tendría que ser no una reunión, no un comando, sino un plan. Un plan contra el llamamiento a la sedición de Torra, que habla de tales cosas con la naturalidad y simpatía de Torrebruno. Un plan contra la antipolítica de morritos y pucheros de Sánchez, y contra la ruina económica que está invocando, siguiendo a Zapataro como a Nostradamus. Un plan que garantice que los españoles son iguales en sus derechos, incluso por allí por esos bordes legamosos de la Constitución donde se cuelan los caciques de los valles y los joteros de la raza.

España Suma es un sueño húmedo sólo si se presenta saliendo de la ducha con toallita pequeña y un rocío de parra en los pezones, que es por otro lado como luce siempre el presidentísimo Sánchez. Sólo si la derechona sale así, con su calva y su pechamen de Algarrobo. Sólo si la propia derechona se presenta como caricatura, en fin. Con un plan, con un prospecto, con un programa, sin mitologías y sin jacas, sería otra cosa. Casado está deseando, Cayetana lo saca casi a diario como un ángelus, y en Cs hay incluso quien presiona para que se acepte al menos para el Senado, que eso no sabe la gente ni para qué está y lo confunde con Marlon Brando haciendo de Bruto con puñalito damasquinado y flequillo tableado como la faldita. La cuestión es si el centro derecha es capaz de hacer esto. No sólo por Vox, que quiere todo el sol de España para él, como un as de oros. Es porque, en general, la derecha ahora tiene más calvas de abandono, más sectas de pureza y más reyertas de posada que el independentismo. Lo veremos en ese acto que ha convocado en el Congreso el PP, como siempre, con exceso de eufemismos engolados y demasiados antifaces de cisne.