El próximo miércoles se reunirá por primera vez la Mesa de Diálogo que reunirá en pie de igualdad a representantes del Gobierno y la Generalitat. La fórmula no tiene precedentes en la historia reciente de España. Supone de facto la ruptura con algunos de los principios básicos de la Transición y que operaron en la elaboración de la Constitución del 78: por un lado, se deja al Congreso al margen de una negociación que debería tener como consecuencia la elaboración de nuevas leyes; y, por otro, se establece el precedente de tratar a una Comunidad Autónoma de forma diferenciada respecto al resto, otorgándole un status similar al de un país extranjero. Lo que se trate en esa Mesa influirá en la estructura del Estado, pero esa decisión no se planteará en el foro donde reside la soberanía nacional, el Congreso de los Diputados, sino en un instrumento (la Mesa de Diálogo) creado ad hoc para, en teoría, solucionar el "conflicto de Cataluña".

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