La crisis económica derivada de la pandemia del Covid-19 ha abierto un interesante debate político sobre el papel de la Unión Europea a la hora de encontrar respuestas económicas y financieras colectivas a una situación tan grave como dispar.

En los primeros momentos, primaron la buenas intenciones: no faltarían las ayudas aunque apenas se aclaraban ni su naturaleza -créditos o subvenciones- ni las condiciones para recibirlas. Superada la "marea gruesa" sanitaria y hechas las primera cuentas de los daños económicos ha llegado el momento de pasar "de las musas al teatro", es decir, de aterrizar las buenas intenciones, dimensionarlas económica y financieramente, condicionar las ayudas y ponerlas en práctica.

Tras largas sesiones, por fin se acaba de aprobar un solidario paquete de ayudas financieras -subvenciones y créditos- de gran importancia económica cuyos desembolsos se irán produciendo en función del grado de cumplimiento de una serie de condiciones que tendrán que ver con el destino de los fondos, el rigor de las cuentas públicas y las reformas necesarias para favorecer una buena marcha de la economía y del empleo.

El histórico acuerdo de los líderes de la Unión Europea, que permitirá a España recibir más de 140.000 millones de […]