Está en bucle el bicho, que se da una segunda vuelta gratis en el tiovivo de nuestras narices. Están en bucle los indepes, que regresan a sus monedas e historias de pecio con cada marea. Está en bucle la política, que vuelve no ya al Frankenstein sanchista, sino a los ropones con carné del felipismo, a las autonomías preautonómicas de Manuel Clavero, a renombrar las calles como navíos capturados, a Franco como al Tío Camuñas, a las repúblicas con moño pasionario y el puñito de clase como con el arroz justo para el plato. Sólo sabemos repetirnos, en la historia, en la política, en el arte y en el fútbol.

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