Pablo Casado tiene razón: un estado de alarma prolongado de antemano por nada menos que seis meses y sin el debido control parlamentario regular con la posibilidad de someterlo a votación cada cierto tiempo es una barbaridad que no puede ser apoyada.

Contenido Exclusivo para suscriptores

Para poder acceder a este y otros contenidos debes de ser suscriptor.

¿Ya estás suscrito? Identifícate aquí