La Semana Santa no solo es tiempo de muerte sagrada, sino sobre todo de resurrección, y parece que los royals se lo han tomado al pie de la letra. Este año parecía que íbamos a asistir al final de una tradición que parecía sagrada (el posado de la Familia Real española en la catedral de La Palma en la misa de Resurrección este año no tendrá lugar), pero lo que hemos visto es la reaparición de personajes que pensábamos que ya no podrían sorprendernos. El viernes nos topábamos con dos apariciones que creíamos improbables: Meghan y Harry estaban en Inglaterra y el emérito Juan Carlos se hacía una foto histórica en Abu Dhabi.

El rey emérito Juan Carlos publicaba una foto (via Europa Press) con sus hijas y nietos en los Emiratos. No se veía una foto parecida del exmonarca desde el 2018, cuando Zarzuela hizo pública una foto de la familia al completo para conmemorar el 80 cumpleaños de la reina Sofía.

Desde entonces ha llovido mucho y, aunque se sabe que Elena y Cristina, viajan con frecuencia a los Emiratos a ver a su padre, suelen hacerlo con un perfil muy bajo, de total discreción. Las infantas vuelan tan sólo con su jefe de escolta, hacen escala en Dubai y, al llegar a Emiratos, van en coche. Ahora, sin embargo, lo han hecho a bombo y platillo, sin esconderse lo más mínimo, lo que tiene varias lecturas.

La primera es que se acaban de cumplir diez años de la aquella fatídica cacería de Botsuana donde Juan Carlos sufrió un aparatoso accidente, un evento que marcó el principio del fin de su reinado. Un apoyo tan público y notorio de gran parte de su familia precisamente ahora viene a decir que, a pesar de todo lo ocurrido, de Corinna, de las acusaciones, de los oprobios y desencuentros, Juan Carlos sigue contando con el apoyo entusiasta de sus hijos y de gran parte de sus nietos.

La segunda lectura es incluso más interesante: no hay duda de que Juan Carlos querría volver a España y, siendo sinceros, no hay ninguna ley que se lo impida. Otra cosa es cómo sentaría en la opinión pública, la cual aún no le ha perdonado del todo. Desde hace cierto tiempo, sin embargo, el emérito está tanteando poco a poco las aguas. Algún artículo por aquí sobre lugares adonde podría ir, alguna foto por allá, algún debate en televisión sobre el tema.

No hay que ser un lince para darse cuenta de que todo son acciones para tomar el pulso a la opinión pública e ir preparando el terreno. Juan Carlos no volverá a residir en España, de eso no hay duda, pero podría hacer visitas esporádicas, de un par de días, para participar en regatas (podrían ser las de Sanxenxo) o irse de comilona a alguno de sus restaurantes favoritos.

Juan Carlos ya ha lanzado el órdago. Ahora debe estar estudiando la reacción. Y, por lo que parece, los españoles han estado más pendientes de los memes que podían crear (las bromas sobre la supuesta falta de piernas de Pablo Nicolás no han tardado en aparecer) que en hablar sobre el exilio del emérito.