El asunto ha estado “bien resuelto”, ha dicho Pedro Sánchez con una frase un poco de banderillero huyendo con la banderilla y la taleguilla deshilachadas. Yo creo que no se refería sólo al horror de la valla de Melilla, sino a todo en general. Estoy seguro de que Sánchez considera bien resuelto el virus, bien resuelta la crisis (todas las que han ido viniendo, una tras otra, indistinguibles, como los acreedores del mismo insolvente), bien resuelto lo del Sáhara Occidental, regalado a Marruecos como una cantimplora de calabaza, bien resuelto lo de Pegasus y el CNI, y hasta bien resuelto lo de Andalucía, que el PSOE ha sido humillado pero sólo gracias al éxito de Sánchez, según decía Adriana Lastra como una gurú de secta milenarista, empapada de rojos de matarife ritual. Las cosas sin resolver están bien resueltas, las cosas mal resueltas están bien resueltas también. Hasta ese como cementerio de coches humano que dejó Marruecos está bien resuelto. Después de tanto apocalipsis, quién sabe si para Sánchez aquello era como un día de playa.

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