A Yolanda Díaz le están haciendo la cama en la que se suponía que iba a ser la plataforma desde la que concurriera a las próximas elecciones generales. Ése fue al menos en un principio la intención de Pablo Iglesias al nombrarla a puro dedo como cabeza de lista para los futuros comicios. 

Desde entonces han sucedido muchas cosas, entre ellas, que la señora Díaz nunca dijo que aceptara tal encargo y por eso guardó silencio tantas veces cuantas el líder de Podemos mencionó esa posibilidad, ese nombramiento. 

Y ahora todo se ha roto, Iglesias no soporta ya a Díaz y no hay día que no incluya un desmerecimiento a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, no ya por parte de Iglesias sino por parte de cualquiera que conserve todavía algún cargo orgánico dentro del partido morado, fundamentalmente las dos ministras del socio minoritario del Gobierno.

La última ya la conocen: Enrique Santiago ha sido fulminantemente cesado por Ione Belarra por su apoyo decidido a la apuesta política de “ensanchar la base de la democracia” que defiende Díaz. 

Santiago es el secretario general del Partido Comunista de España, recién elegido aunque con menos votos de los esperados pero, sobre todo, es el gran valedor de esa plataforma que intenta crear Díaz hasta el punto de que él fue el único dirigente de la izquierda que estuvo presente en el Matadero de Madrid cuando la ministra de Trabajo presentó su proyecto ante los madrileños. Pero fue porque ella pidió a todos los demás dirigentes de Podemos que se abstuvieran de acudir. Le sobraban.

Bien, pues a este señor le cesa la secretaria general de Podemos y actual ministra de Derechos Sociales como responsable de la Agenda 2030 y uno de los escasísimos pesos relativamente pesados, por no decir el único, que había aportado Podemos al Gobierno y le sustituye por la secretaria de Organización del partido morado, Lilith Verstrynge. Es un mensaje muy claro para todo aquel que lo quiera interpretar.

Esa destitución disfrazada de renuncia voluntaria se suma a la otra también muy sonada, de Amanda Meyer, de Izquierda Unida -y pareja de Toni Valero, el coordinador de la campaña de la candidata de la coalición de izquierdas en Andalucía- que era hasta entonces la jefa de gabinete de Irene Montero.

Este cese tuvo lugar semanas después de la crisis desatada entre Podemos e Izquierda Unida a cuenta de las encendidas disputas previas a las elecciones andaluzas en las que el candidato del partido morado tuvo que ceder la cabecera de lista, muy a pesar de la dirección del partido, a causa de las presiones ejercidas por la propia Yolanda Díaz. 

Y eso es también porque la señora Díaz no hace más que ponerle pegas a Podemos con el argumento de que es un partido político, ya no es un movimiento ciudadano, que es lo que ella busca pero hasta el momento no acaba de encontrar.

Recuérdese que ella acudió a la celebración del acto central del centenario del PCE pero no se dignó a honrar con su presencia la Fiesta de Primavera de Podemos. Son muchos los feos que ella ha hecho al partido morado y ahora se le devuelven en forma de ceses.

Podemos “es también una respuesta social  pero no es del todo la respuesta social que necesitamos ahora” dijo la ministra de Trabajo el lunes de la semana pasada en los cursos de El Escorial donde si embargo fue presentada por Juan Carlos Monedero y acompañada por Lilith Verstringe quien apostó a pesar de todo porque “Podemos sea cada vez más fuerte” para poder aportar al proyecto de Yolanda Díaz. Cosa que a ella no parece interesarle lo más mínimo.

En resumidas cuentas, que Podemos puede que, visto el panorama, acabe por no contar con ella sino con sus propias fuerzas sean las que sean si lo que se plantean son unas elecciones generales a partir del mes de mayo del año que viene. Pero tampoco ella cuenta del todo con Podemos. Más parece que le molestan.

Entonces ¿con quién cuenta la señora Díaz o con quién aspira a contar? Porque el votante más a la izquierda del PSOE ya tiene a Pedro Sánchez haciéndole un traje a la medida y el votante más moderado del partido socialista puede contar con el PP de Núñez Feijóo como parece que ya ha sucedido en Andalucía.

Por otra parte, da la impresión de que el presidente del Gobierno ha decidido engullir todas las propuestas que tenía Yolanda Díaz en cartera para su presentación en sociedad por toda España y hacerlas suyas, lo cual explica muy bien que ella se quedara de piedra cuando Sánchez desgranó sus medidas en el debate sobre el estado de la nación y no aplaudiera como los demás ministros sino que se quedara quieta y sin mover un músculo.

Ni siquiera Sánchez ha atendido su reclamación de reunir con urgencia la comisión de seguimiento del pacto de coalición. La convocatoria solicitada por la vicepresidenta segunda tenía que ver con la aprobación extra de 1.000 millones en Defensa, aprobación que no depende del visto bueno del Congreso de los Diputados porque forma parte de un crédito que procede del fondo de contingencia y, por tanto, no requiere de validación por el Congreso.

Parece que Sánchez en ese 'vamos a por todas' ha incluido también ese 'espacio de representante Yolanda Díaz'

De esta solicitud de urgencia hace ya casi un mes, se echan encima las vacaciones y la tal comisión no ha sido convocada. Da la impresión de que la señora Díaz ya no es tan "necesaria" porque Sánchez ha decidido ocupar también su plaza.

Parece que Sánchez en ese “vamos a por todas” que repitió incesantemente en el congreso federal de este fin de semana pasado ha incluido también ese “espacio que represente Yolanda Díaz” y del que habló el presidente del Gobierno -luego lo repitió en multitud de ocasiones-  en una entrevista en Antena 3 esta primavera.

Seguramente ese espacio también lo quiera hacer suyo porque lo necesita y porque no tiene la seguridad, como no la tenemos los demás, de que ese espacio de Yolanda Díaz vaya a sustanciarse en nada concreto y tangible. 

Porque si no va a pedir el apoyo al votante del PSOE y tampoco le satisface el votante de Podemos porque no le basta, ¿a dónde quiere llegar la señora Díaz? Su modelo parece que es Mèlenchon pero ese movimiento cuenta con una legión de huérfanos de la izquierda que no se da en nuestro país.

Aquí está el PSOE que quiere ir a por todas, ya lo ha dicho su secretario general, y de otra parte está Podemos, al que ella le ha hecho ascos hasta que los morados se han cansado. Aquí la orfandad de la izquierda no existe.

Y ahora dice además que lo suyo no estará listo para las municipales y autonómicas de mayo de 2023. Quizá tampoco entonces a las generales si se convocaran al mismo tiempo y no se sabe ni siquiera si lo estará cuando se convoquen, sea cuando sea .

¿A dónde va Yolanda Diaz? Esa es la pregunta del millón.

Somos cada vez más los que tenemos la creciente e intensa sensación de que no va a parte alguna.