El Palacio de Buckingham anunció este jueves a las 18.30 el fallecimiento de la Reina Isabel II del Reino Unido de forma tranquila durante la tarde en Balmoral, Escocia, rodeada de su familia. Aunque la mayoría de los británicos sabían que este momento se acercaba, ya que tenía 96 años y había servido a la nación como jefa del Estado durante siete décadas, como todas las muertes, siempre resulta algo sorprendente. En este caso más aún, ya que solo dos días antes había sido fotografiada nombrando a la nueva primera ministra Liz Truss.

Para alguien de mi generación (nací en 1957) que nunca ha conocido a otro monarca es realmente el fin de una era. A veces se olvida que Isabel II no solo era la Reina del Reino Unido y su jefa de Estado, sino que también lo era de otros países, incluidos territorios tan lejanos como Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Jamaica. También estaba al frente de la Commonwealth, formada por 53 naciones con 2.500 millones de habitantes, es decir, casi un tercio de la población mundial.

A su vez era gobernadora suprema de la Iglesia de Inglaterra para la comunidad anglicana mundial. Durante su largo reinado nombró a 15 primeros ministros británicos, incluido Winston Churchill, y conoció a 13 de los últimos 14 presidentes de Estados Unidos. Solo le faltó Lyndon Johnson. Vio a Francia cambiar de presidente nueve veces, coincidió con cuatro Papas y superó los 70 años de reinado épico del Rey Bhumibol de Tailandia en julio de este año, durante las celebraciones de su jubileo de platino. Isabel II ostenta el récord de ser la jefa de Estado más longeva del mundo, a solo dos años de los 72 de Luis XIV de Francia. En resumen, su reinado ha aportado una extraordinaria estabilidad y continuidad al Reino Unido.

Es conmovedor ver los homenajes que llegan de todo el mundo, pero sobre todo de los jefes de Estado europeos y de la UE, que ondearán sus banderas a media asta en señal de duelo por su fallecimiento. En un momento de enorme división en el Reino Unido por el Brexit, la crisis económica provocada por Covid19 y el aumento de la inflación por los precios de la energía y el apoyo militar a la guerra de agresión rusa contra Ucrania, Isabel II proporcionó la tan necesaria estabilidad y continuidad que la nación necesitaba.

La popularidad de la monarquía como institución en el Reino Unido ha descendido en la última década desde sus máximos históricos hasta alrededor del 60%, pero su apoyo personal siempre estuvo por encima del 80%. Gozaba del reconocimiento de monárquicos acérrimos y de muchos republicanos porque su devoción y servicio a la nación han sido ejemplares. Como decía un doliente entrevistado en la televisión, "nunca se equivocó".

Entre los aspectos más destacados de su carrera nunca olvidaré su visita de Estado a Irlanda en 2011, en la que sus sabios consejos y su respeto ayudaron a curar heridas históricas y convirtieron a Irlanda en el mejor amigo del Reino Unido en la UE. Desde el Brexit esta relación está tristemente en peligro. La reciente disputa sobre el Protocolo de Irlanda del Norte ha alienado a Dublín y hay un serio riesgo de que desemboque en una guerra comercial con la UE.

En una nota más ligera sobresalía su sentido del humor. En los Juegos Olímpicos de 2012 vimos a la Reina acompañada por el actor Daniel Craig como James Bond como si fuera un cameo en la ceremonia de apertura. O su té con el popular oso Paddington. Son dos conocidos momentos que revelan el lado más humano y desenfadado de la monarca británica, algo muy aplaudido sus súbditos.

No se esperaba que la reina Isabel se convirtiera en monarca cuando era niña . En sus primeros años era la sobrina del rey Eduardo VIII, pero la crisis de la abdicación de 1936, cuando su padre se convirtió en el rey Jorge VI, cambió su destino y la princesa Isabel prestó servicio en tiempos de guerra como humilde mecánica de camiones. Como princesa Isabel viajó en 1952 a Kenia, acompañada de su marido, el príncipe Felipe, cuya pérdida hace dos años le hizo la vida más difícil. Recibió la noticia del fallecimiento de su padre al bajar de una casa en un árbol donde había pernoctado.

En su discurso de coronación, Isabel II dijo que tanto si su vida era larga como corta siempre serviría a su pueblo y ha cumplido con creces su palabra. El rey Carlos III y su reina consorte Camilla lo tendrán muy difícil para seguir a su madre, pero el nuevo monarca ha tenido mucho tiempo para prepararse.

Mi esperanza política personal es que el Rey Carlos III, con la bendición de la nueva primera ministra, Liz Truss, recurra a la diplomacia para ayudar a restablecer las relaciones con la Unión Europea, como lo hiciera su bisabuelo Eduardo VII después de otro periodo difícil de relaciones entre el Reino Unido y Europa. Aprovecharía así la buena voluntad que los líderes de la UE han mostrado hacia el Reino Unido durante su período de luto nacional.


Charles Tannock fue miembro del Partido Conservador durante más de 36 años. Se dio de baja en enero de 2021 por sus discrepancias sobre el Brexit. Entre 1999 y 2019 Charles Tannock representó a su país como eurodiputado.