Ciudadanos ya no sabe muy bien qué hacer, así que se ha cambiado el logo, que es como ese cambiarse el sombrerito en una dama que le da mucha importancia al sombrerito. El nuevo logo les ha quedado un poco de editorial de fascículos y colecciones, o un poco de supermercado de la esquina, con guiño retro a la UCD como un guiño a la Mirinda. El verde oscuro, verde cooperativa aceitera, se ha unido al naranja y se ha unido a la historia, a toda esa como cuerda de almas en pena que forma aquí el centro, la malograda Tercera España, que lleva penando diría que desde los doceañistas. El logo de UCD era como el dónut partido en dos de España (aquel donut setentero de los anuncios) queriéndose unir de nuevo, y yo creo que usaron el verde y el naranja después de haber aclarado, igual que en una acuarela, el rojo y el azul con el que se hacía todo en esa España ajedrezada, bicolor, pobre de paleta y de mirada. Suárez, en fin, inventaba la democracia, inventaba los logos e inventaba hasta los colores. Pero Ciudadanos ya no inventa nada y yo diría que sólo ha cogido el medallón del antepasado glorioso, ese verde esmeraldino, para morir con grandeza heredada.

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