Esto es el colmo del desparpajo. Resulta que en 2010 la empresa CAF ya había fabricado trenes para las redes de vía estrecha de Asturias y Cantabria, así que no había más que repetir el modelo.

Pero ahora nos dicen que estos contratos llevan en punto muerto desde 2020 porque nadie se había enterado de que los gálibos de esos trenes son diferentes y lo son de toda la vida. Esto es una tomadura de pelo porque, insisto, la empresa CAF con la colaboración de la empresa navarra Sunsundegui ya había hecho estos trenes de ancho de vía y dimensiones especiales.

Pero el colmo del disparate es que correspondería a la empresa CAF hacerse con la dimensión de los gálibos como si no estuvieran ahí desde el siglo XIX, como si fuera una novedad de última generación.

Aquí hay gato encerrado. No puede ser que nos vengan ahora con la destitución de dos personas, sin haber hecho ni la más mínima averiguación de lo que ha pasado y sin que conozcamos los nombres de las víctimas propiciatorias.

Yo me malicio que esos dos ceses son de mentira porque me tendrán que explicar cómo se cesa a unas personas sin haber estudiado el asunto en profundidad y sin haber gastado ni un céntimo en el proyecto.

Porque encima, los trenes no están ni fabricados. El contrato es de 2020. Y estamos en 2023. Por lo tanto han pasado al menos dos años sin que nadie haya movido un dedo en el susodicho encargo que viene de los tiempos en que José Luis Ábalos reinaba en el ministerio de más gasto de todos los gobiernos.

Hay que ser muy tonto para tragarse esa bola y encima decir que no pasa nada porque no se ha gastada nada. Toma, ¡es que no han empezado ni a fabricar!

Yo creo que nos han vuelto a tomar por tontos. Porque hay que ser muy tonto para tragarse esa bola y encima decir, como ha dicho la ministra Raquel Sánchez, que no pasa nada porque no se ha gastado nada. Toma, ¡es que no se han empezado ni a fabricar!

Pero que la ministra Sánchez lo diga como quien da una bendición urbi et orbi sin que se le caiga la cara de vergüenza es ya de aurora boreal. No passssa ná, porque no se ha gastado un céntimo en un contrato que tiene fecha de 2020 y duerme el sueño de los justos dentro de un cajón.

Menos mal que los gálibos no se han movido porque había quien propuso ensancharlos, cosa que no se puede hacer salvo que se sea un destroyer tipo Mortadelo y Filemón y se cargue uno todo el trayecto, pero todo, de la vía estrecha.

Ahora ¡por fin! han llegado a una conclusión: van a coger de modelo un convoy de los que pasan todos los días por los túneles, y lo van a copiar. ¡Acabáramos, esa sí que es una solución buena! Y la teníamos a mano, oye, y no se nos había ocurrido.

Miguel Ángel Revilla, que no es del PSOE como sí lo es Adrián Barbón el presidente asturiano, les ha puesto a escurrir y, naturalmente, ha dicho lo que es: "esto es una chapuza incalificable. Tienen que rodar cabezas". Pero no las de dos mindundis que seguro que no tienen nada que ver con el disparatado asunto.

La del ministro del ramo, José Luis Ábalos, que es el responsable del asunto, si no estuviera ya destituido, o la de su sucesora, Raquel Sánchez. Pero ya verán como no sucede.