En el lamentabilísimo episodio del martes en la Puerta del Sol, donde nadie salió indemne, el peor parado fue el Gobierno de la Nación. La prueba es que, consciente de que había perdido la partida el propio Pedro Sánchez, que dibujó el encuentro de Alberto Núñez Feijóo con la Asociación de Fiscales como un asunto de puertas cerradas, secreto, clandestino, "a hurtadillas" dijo, cuando se había tratado de una cena en un hotel archiconocido de Madrid con medio centenar de fiscales miembros de esa Asociación y que se reúnen regularmente con personas que tienen algo que decir en el campo de la vida pública española, ese mismo presidente, digo, guardó un sospechoso silencio cuando hubo que decir algo sobre lo que se había producido esa misma mañana en la sede de la Comunidad de Madrid.

Y lo que había pasado, que ya digo que no favoreció a nadie, perjudicó notablemente al Gobierno que él preside. Un ministro no puede acudir a un evento al que no ha sido invitado y persistir en el empeño una y otra vez a pesar de que una y otra vez le repiten que no se cuenta con él. Pero una vez que, a pesar de todo, asiste y cuando, a pesar de todo, se le pone una silla con su nombre, debe dejarlo estar.

Un ministro no puede acudir a un evento al que no ha sido invitado y persistir en el empeño una y otra vez a pesar de que le repiten que no se cuenta con él"

Porque él venía a provocar un altercado como el que se produjo, pero no contaba con ser derrotado y mucho menos por una jefa de protocolo que fue lo que al final pasó. Al final, el ministro fue detenido al pie de una escalera por la jefa de protocolo, que tenía muy claro, desde luego más que el ministro, para qué estaba ella allí : para impedir que subiera a una tribuna a la que le habían repetido hasta la saciedad que no estaba invitado.

Una vez que te envuelves en la gresca cuídate bien de salir ganador, sobre todo si eres ministro del Gobierno de España porque contigo es todo el Gobierno el que sale malparado. Y ha sido esa imagen deplorable la que quedará en el espíritu de los madrileños.

Por lo que se refiere a la presidenta de la Comunidad de Madrid, puede que haya recibido un puñado de votos de algún votante de Vox que haya apreciado que "los tiene bien puestos". Pero poco más. Esos votos no los necesita una persona que está a punto de conquistar la mayoría absoluta en su Comunidad, o no los necesita así, enfrentándose al ministro de la Presidencia de ese modo tan impropio.

Fue un episodio lamentable que arrastró al Gobierno por los suelos y del que el presidente Sánchez omitió en su mitin de por la tarde, consciente de que la jugada planificada por sus asesores había salido rematadamente mal y no le convenía hablar del asunto ni siquiera para poner a Isabel Díaz Ayuso a escurrir porque era evidente que el Gobierno en su conjunto era el damnificado por una operación fracasada.

Seguramente habrá ceses y pagarán, como siempre, los que menos culpa tienen.