Que hay compra de votos en Melilla está fuera de duda porque, al parecer, esto es una cosa corriente en la ciudad autónoma, los políticos y los ciudadanos lo acreditan así. Pero en esta ocasión se les ha ido de las manos por pura avaricia, por querer más y más y más... y al final ha "cantado" muchísimo tal porcentaje de votos solicitados para emitir por correo, un porcentaje que multiplicaba ¡por siete! la media de los porcentajes nacionales.

La cuestión es que para emitir el voto por correo no se pedía asombrosamente el Documento Nacional de Identidad, como sí se pide en el voto presencial en el acto de votar hasta el punto que si te has olvidado el DNI en tu casa, o vas a buscarlo, o te quedas sin votar.

Pero por ese resquicio se han debido de emitir cientos de votos en las sucesivas elecciones en Melilla. La cuestión está ahora en la nueva relación que tenemos con Marruecos, por obra y gracia de nuestro presidente Pedro Sánchez. Y hay mucha desconfianza ante la idea de que un partido pro marroquí pueda gobernar en Melilla, cosa que sucedería más o menos si esos 11.707 votos solicitados para emitir por correo alcanzaran a ser contabilizados como válidos.

Esos votos garantizarían la segunda plaza, es decir la vicepresidencia de la ciudad autónoma. Pongamos que hay otros miles de votos que por la vía normal, es decir, presencial se sumaran a los votos comprados, cosa que no va a suceder afortunadamente. Pues ya tendríamos un presidente pro marroquí en Melilla.

Esta es una mera hipótesis pero es altamente verosímil. Y, dada la relación de proximidad al régimen alauí que el gobierno de Sánchez ha procurado tener, sin que, pasado largamente un año de su carta infame, en Melilla se haya abierto aún la frontera con Marruecos, toda precaución es poca.

Por eso yo propongo que esos 761 votos que se han emitido ya sean impugnados. Porque son sospechosos y aunque entre ellos haya votantes de buena fe, la sospecha se extiende a todos y cada uno de los votos emitidos por un sistema que permitía el fraude.

Entre otras cosas porque de esos 761 votos hay 161 que han sido emitidos en la Península. Si fueran solamente 161 no sería raro, es un porcentaje asumible, pero es que son 161 de una cantidad que no sabemos calcular porque el "juego" se ha acabado antes de tiempo.

“Hay una total incongruencia entre los votos pedidos y los ejecutados. Todo parece indicar que hay una relación con las medidas policiales y judiciales”, sostienen fuentes del Ministerio del Interior citadas por El País. Y mañana jueves se termina el plazo para emitir el voto por correo.

Lo que será muy interesante será ver cuántos melillenses se quedan sin votar porque han vendido su voto -y ya no pueden votar presencialmente- y averiguar a qué partidos iban destinados los votos vendidos

Lo que será muy interesante será ver cuántos melillenses se quedan sin votar porque han vendido su voto -y ya no pueden votar presencialmente- y averiguar a qué partidos iban destinados los votos vendidos. Para eso habrá que esperar un tiempo. Pero esa anomalía tendrá traducción en los escaños de la ciudad autónoma.

Con lo cual, el Tribunal Superior de Justicia podría pedir declarar la nulidad de la votación en todas o algunas mesas y acordar que se proceda a la repetición de las elecciones.

Precisamente, en 1989 y en Melilla, se decretó la repetición de un proceso electoral al no poder garantizarse el carácter “secreto” del voto. El magistrado José Luis Suárez-Bárcena, del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, con sede en Málaga, ponente también de la sentencia, señalaba que "hay motivos más que suficientes para estimar la nulidad de la elección, pues las irregularidades afectan a múltiples mesas electorales, a actas carentes de firmas o tachadas que no se sabe ni siquiera a las mesas a que pertenecen, aceptando a toda la elección las infracciones antes descritas".

Con motivo de la repetición de las elecciones en Melilla, Felipe González perdió el escaño que le había dado por tercera vez la mayoría absoluta. Ya nunca más volvió a obtener una mayoría como la que había disfrutado en convocatorias anteriores. Pero eso no impidió que fuese investido presidente del Gobierno.

Es decir, que en esta ciudad autónoma llueve sobre mojado. Y ahora la Junta Electoral de Zona amenaza con pedir la impugnación de las elecciones, igual que se hizo en 1989.

Cosa que no es descartable porque sin duda ha habido voto comprado y, del mismo modo, ha habido voto vendido en proporciones mayores que las que pueden sumar las familias vulnerables que tendrían por eso la excusa de la necesidad.

Aunque nada podrá amortiguar la responsabilidad de los que han comprado el voto con fines espurios.

Al final, todo se sabrá.