"Ni nos metieron en el Gobierno; ni nos han dado siquiera una portavocía adjunta; ni nos dejan intervenir en los debates". Esta es en resumen la base de la decisión de Podemos de abandonar las siglas de Sumar y es una base muy cierta.

Porque el ninguneo de Yolanda Díaz a quien fue su mentor y su protector andando el final del año 19 ha sido de libro. Desde el primer minuto ella se quiso librar de la tutela de él sin la cual no sería hoy nada, y se aprestó a librarse hasta de su sombra. Realmente ha traicionado a Pablo Iglesias hasta el punto de no querer ni hablar con él. ¿Para qué si ya tiene lo que necesitaba?

Pero los de Podemos -lo que queda de Podemos, que ya es muy poco, por culpa de su sectarismo- ha decidido dejar la coalición Sumar que no tiene todavía una estructura sólida y que puede que no la tenga nunca. Lo cual le crea un problema y no menor a Pedro Sánchez.

Ahora va a tener que negociar con Junts, con ERC, con el BNGa, con Sumar, con EH Bildu, con el PNV, con Coalición Canaria ... y con Podemos. Pero los planteamientos de unos y otros son muy distintos. El PNV y EH Bildu tienen unos intereses compartidos en lo que se refiere a las competencias autonómicas pero en materia fiscal o empresarial tienen intereses contrapuestos.

Lo mismo pasa con Junts y ERC, que comparten la ley de amnistía pero tienen planteamientos muy diferentes en materia económica. El BNGa es de una izquierda radical, lo mismo que Podemos, y en el medio de todo esto está Sumar que tiene la voz cantante porque ella ostenta la vicepresidencia segunda del Gobierno.

Ahí apretará a Nadia Calviño a la que más le vale marcharse al BEI (Banco Europeo de Inversiones) cuanto antes si no quiere que Yolanda Díaz la tome con ella. Pero el gran perjudicado en esta cuestión es el presidente del Gobierno Pedro Sánchez que va a tener que contentar a todos y eso se hace más difícil cada día que pasa.

De todos modos hay un runrun en las filas socialistas según el cual se reprocha a Yolanda Díaz no haber sido capaz de mantener unida a la izquierda del PSOE, con las consecuencias que ya se han visto y las que probablemente sigamos viendo en el futuro porque Sumar no tiene argamasa, únicamente el nombre de la vicepresidenta como aglutinante de partidos regionales. Y eso es muy poco.

Hay un runrun en las filas socialistas según el cual se reprocha a Yolanda Díaz no haber sido capaz de mantener unida a la izquierda del PSOE

Ya han dicho los de Podemos que no tienen ningún interés en hacer descarrilar el Gobierno "progresista", sobre todo porque a dónde van a ir que más valgan. Pero que hay un afán de venganza por el ninguneo a que han sido sometidos como miembros de Sumar es algo que no admite dudas.

Por lo tanto, todas las iniciativas encabezadas por Yolanda Díaz van a ser miradas con lupa y probablemente multiplicadas en su afán de alcanzar lo que la señora Díaz no se atreva a alcanzar. Si hay que aumentar el salario mínimo, Podemos va a aumentarlo mucho más. Si hay que tomar una medida para proteger a las mujeres víctimas de violencia de género, las miembros de Podemos van a llevarlo hasta el límite.

No se olvide que ahora, como son el grupo mayoritario dentro del Grupo Mixto -porque ERC y Junts recibieron el regalo del préstamo de diputados del PSOE para constituirse en grupo propio- tendrán más tiempo para debatir y para plantear sus cuestiones porque sus planteamientos distan mucho de los de Sumar.

Es decir en las sesiones de control, podrán hacer preguntas orales al Gobierno; podrán presentar proposiciones de ley y no de ley; y en la sala de prensa del Congreso, entrar en los turnos normales de reparto.

La decisión de despegarse de Sumar le conviene a Podemos. A quien no le conviene en absoluto es al presidente al que podría resultarle muy caro que los disidentes de Sumar sean considerados como tránsfugas porque entonces todos los privilegios conquistados ahora se traducirían en negativas.

Pero lo peor es que Sánchez quedaría en minoría en la Cámara.