Centrados en la victoria del PP por mayoría absoluta, el batacazo del PSOE y el buen resultado del BNG, ha pasado casi desapercibido el ridículo de Sumar en las elecciones gallegas.

Total, 28.000 votos (concentrados en las provincias de A Coruña y Pontevedra), 4.500 menos de los que ha tenido Vox. En la provincia de Ourense no ha llegado ni a las mil papeletas, que ya es decir.

Cuenta hoy Cristina de la Hoz que Más Madrid y Compromís recelan de Sumar tras el desastre del 18-F. Los abrazos a la izquierda del PSOE se transforman en frialdad y acaban en puñalada trapera si las cosas se ponen feas. No hay más que hacer un repaso de la cuenta de Twitter de Pablo Iglesias y de Pablo Echenique para ver el cariño que le tienen a su otrora querida Yolanda Díaz.

La ministra de Trabajo envió a la ex portavoz de Sumar en el Congreso, Marta Lois, a Galicia en plan kamikaze. En la noche del domingo, cuando ya se conocían los malos resultados, no apareció por allí para dar la cara. Yolanda sólo sabe sonreir.

La vicepresidenta se ha mojado poco en Galicia. Ha preferido visitar al Papa y anunciar una visita fantasma a Gaza

Comenzó el año con fuerza. Se puso los vaqueros y las Converse para recoger bolitas blancas en la playa de A Pobra do Camiñal (A Coruña). Donde ella va, siempre hay unas cuantas cámaras. Era el 12 de enero y creía que los pellets barrerían al PP de la Xunta, como un segundo y oportunísimo Prestige. El tema se desinfló y, de hecho, nadie se ha referido a él en la pugna electoral.

El 2 de febrero, ya con la campaña gallega en puertas, Yolanda visitó al Papa Francisco (era la segunda vez desde que ocupa el Gobierno). Hablaron durante una hora de inmigración y del tiempo de descanso necesario frente a las agotadoras jornadas laborales. Dijo al salir del Vaticano que el Papa compartía su visión sobre ese asunto e incluso deslizó una posible visita del Pontífice a Canarias, para comprobar de primera mano el drama de los cayucos.

Al día siguiente, el 3 de febrero, anunció su separación de su marido, tras veinte años de matrimonio. Esto no sé como encuadrarlo en la campaña.

Necesitada de foco, el 14 de febrero anunció una próxima visita a Gaza, sin que el Ministerio de Exteriores supiese nada, en respuesta a una invitación de su homólogo palestino. Desde allí, dijo, denunciaría la violación de los derechos humanos que está llevando a cabo Israel. El sábado 17 de febrero acudió en Madrid a una manifestación en defensa del pueblo palestino. ¡Ah!, Ramala. ¡Qué lejos queda Ramala!

Mientras ella coreaba gritos contra el genocidio frente a la estación de Atocha, a 600 kilómetros, en su querida Galicia, se mascaba la tragedia.

El PSOE ve cómo el proyecto Sumar se desinfla incluso antes de haber tomado vuelo. Yolanda ya no mola. Sánchez echa cuentas y comprueba con desilusión cómo su socio de Gobierno no es más que un cascarón vacío, que puede dar su última bocanada en la elecciones europeas.

La vicepresidenta ya no es aquella a la que todos querían saludar. Ahora la evitan o le lanzan besitos desde lejos. La frialdad de sus socios llega en el peor momento, cuando queda apenas un mes para la asamblea donde Sumar, ¡por fin!, quedará constituida como partido.

Yolanda, lo contamos la semana pasada en El Independiente, ha sido la líder nacional que menos ha acudido a Galicia para hacer campaña. No quería que su imagen quedase dañada por un fracaso que ya pronosticaban las encuestas (menos la de Tezanos, que le daba posibilidades hasta de dos escaños).

La vicepresidenta tendría que haberse pateado los pueblos y ciudades de Galicia, quemarse en el intento con su candidata, la apagada Marta Lois, para, por lo menos, perder con honra.

Pero ella ha preferido la alta política, Gaza, y su fluida relación con el Santo Padre, al que no debió mencionarle nada de las elecciones gallegas.