Si para Santiago Abascal el extraparlamentarismo de Vox en Galicia era una espinita clavada desde las elecciones de 2020, cuando se presentaron por primera vez, el no haber conseguido en esta edición de 2024 entrar en el Parlamento supone que ésta se astille. Y se hace más complicada de extraer. El resultado de los comicios no es bueno para Vox, y así lo consideró este lunes en rueda de prensa el número 'dos' de la formación, el vicepresidente y secretario general Ignacio Garriga. Tampoco para España, añadió: por el crecimiento del BNG, una propuesta nacionalista; y por la repetición de la mayoría absoluta del PP, que para Garriga supone que se mantengan "las mismas políticas" de los últimos años. No obstante, y asegurando que redoblarán esfuerzos en la región, lejos de hacer una amplia autocrítica, han centrado el foco en varias lecturas externas de estas elecciones.

Por un lado, se argumenta que Vox es el partido nacional que más ha crecido. Una declaración falaz, dado que, si bien es el único grupo que sube en porcentaje electoral, de un 2,04% a un 2,19%, eso no queda reflejado con un aumento de votos. Es el PP el que principalmente se ha beneficiado de la movilización y la participación extra de esta convocatoria. En concreto, mientras que Vox suma 32.493, el PP pasa de 627.762 a 700.491. Por otro lado, el partido señala que el gran damnificado no son ellos frente a los populares, sino el "varapalo" que han sufrido los dos grandes socios de coalición del actual Gobierno nacional: PSOE y Sumar. Un espacio que en 2020 aglutinó 305.380 votos y ahora se sostiene con 239.716 -incluyendo a Podemos-, siendo el aporte de los magentas de 28.171. Esta idea sí es certera, y con ella se busca profundizar en la idea de insostenibilidad del Ejecutivo.

El partido quiere pasar página cuanto antes y dejar de lado el escenario electoral gallego, que potencia el argumento de que Vox está en horas bajas tras el descenso parlamentario en las últimas generales. Garriga lo negó este lunes tras el Comité de Acción Política (CAP) del partido. Los comicios han desacreditado su premisa para movilizar el voto, que consistió en apuntar a que su competencia directa no era Génova, sino el BNG: "nos jugamos dos escaños con ellos en A Coruña y Pontevedra", se dijo desde Bambú. El BNG ha acabado robando al PP, pero especialmente al PSdeG, dejando claro que la competencia ha sido interna, entre los bloques políticos.

Con Galicia como 'aldea gala' e impenetrable para Abascal -algo que no se sabe explicar internamente-, los suyos apuestan por centrarse con "normalidad" en lo que está por venir: la ley de amnistía y su oposición en el Congreso y en la calle -de hecho garantizan movilización permanente, hasta la saciedad-; y principalmente los próximos dos comicios electorales en País Vasco y las europeas. Porque, a diferencia de Galicia, donde no había riesgo de pérdidas, en estos dos escenarios Vox sale a defender. "Seguro no hay nada, pero el discurso sí ha calado allí, lo vemos en la calle", afirman fuentes nacionales comparando la situación con Galicia

Un escaño en Euskadi y tres en la Eurocámara

El lehendakari Íñigo Urkullu, del PNV -que no repetirá-, ultima el adelanto electoral vasco, lo que situaría las elecciones para el mes de abril, dos antes de las europeas, ya fijadas para el día 9 de junio. Se habla del día 21, para hacerlas coincidir cuatro años exactos con la fecha retrasada en 2020 por la covid, y para evitar un 'superdomingo' con las europeas. El líder autonómico no destapa sus cartas, pero los últimos movimientos hacen pensar que será pronto. Este lunes, por ejemplo, Urkullu ha reunido en la sede del Gobierno, Ajuria Enea, al presidente de su partido, Andoni Ortuzar, y al secretario general de los socialistas del PSE-PSOE, Eneko Andueza. Los dos han hecho un balance satisfactorio del pacto prolongado hasta hoy, y que, por esa buena sintonía, apunta a continuar de cara a la siguiente legislatura si dan las cifras.

Vox sale a defender en País Vasco con previsiones de aguantar su representación. En Europa el objetivo es crecer para no transmitir estancamiento"

En las pasadas elecciones, que coincidieron con las gallegas en junio de 2020, en plena crisis del coronavirus, Vox rascó su primera representante en la cámara vasca; en casa de Abascal y en un ambiente tenso, incluso de enfrentamiento directo con retractores en la calle. La diputada nacional por Almería, Rocío De Meer, recibió una pedrada en un mitin en Sestao. La aspiración del partido en esta edición, según han trasladado fuentes nacionales, es que pueda conservarse allí la bancada que ostentan. No hablan, por el momento, de crecer. Ese asiento está en el Grupo Mixto, y lo ocupa Amaia Martínez, quien fuese cabeza de lista por Álava. Vitoriana, fiel a Abascal, licenciada en Periodismo y copropietaria de una armería con tiendas en Vitoria y Logroño.

Sin previsión de que vaya a ser sustituida por otro perfil, hay división de opiniones entre las cinco encuestas publicadas recientemente, entre mediados de enero y principios de febrero. Las últimas, en todo caso, elaboradas en este mes, dan la entrada de nuevo a Vox. Igualmente con un escaño y con el 2,5% del voto general en las tres provincias, sin especificarse por cuál entraría. Los sondeos contemplan que el principal beneficiado del voto de izquierdas, joven y nacionalista será EH Bildu, con Peillo Otxandiano al frente.

País Vasco es la prioridad actual, aunque el reto de mantener al menos la representación en Europa se antoja clave para Vox. Incluso arañar alguno más. Sobre todo, en un clima de descontento rural y del sector primario por las legislaciones supranacionales respecto a la producción y la comercialización de sus productos, así como la competencia extranjera. Las cuatro encuestas publicadas por SigmaDos, SocioMétrica y NC Report sitúan a Vox entre los 6 y 7 escaños. La presencia en Bruselas de los tres consejeros de Agricultura y el de Gestión Forestal de Vox, la semana pasada, para reunirse con el Comisario de esa materia, y socio polaco de Vox, ejemplifican el interés por situarse al frente de esa corriente crítica y en competencia con el PP. Génova podría optar por Isabel García Tejerina.

Y, además, con los homólogos europeos al alza, caso de Fratelli d'Italia, de su eurogrupo parlamentario ECR, u otros como Alternativa para Alemania o el Partido de la Libertad neerlandés, ganador de las generales de noviembre, que están con Le Pen y Salvini en Identidad y Democracia. A tal punto que se especula con que la extrema derecha llegue a condicionar la gobernabilidad si suma con los conservadores.

En Europa la candidatura estará encabezada por Jorge Buxadé sin lugar a dudas, quien ejerce actualmente de jefe de la delegación de Vox Europa, y acaba de ser despojado de la vicepresidencia primera para convertirse en vocal dentro de la dirección nacional. Aunque no se destaca un fichaje que dé repercusión mediática para complementar. Se defienden cuatro plazas de las 61 que ahora repartirá España frente a las 54 anteriores, que por el Brexit y el paso a 59 otorgaron una más a Vox de las tres cosechadas. Podría caer Mazaly Aguilar. Abascal dio pistas en el discurso de la última Asamblea General Extraordinaria, cuando se refirió a Buxadé, Hermann Tertsch y Margarita de la Pisa, obviando a Aguilar, quien lleva enfrentada a la dirección y excluida hace tiempo de la actividad del partido.

Vox requiere contar con un golpe de efecto, en este año complicado de competencia directa con el PP por seguir mostrándose como opción de alternativa política o al menos como engranaje necesario para condicionar al PP. Sumar apoyos y escaños es esencial para materializar ese argumento. En País Vasco será más complicado, pero no en las europeas, donde además el voto es directo y en circunscripción única. Además, en el partido dan por descontado que habrá un adelanto electoral tarde o temprano en Cataluña. Así lo consideró en rueda de prensa Garriga, este lunes.