El PSOE no quiere extraer conclusiones nacionales de las elecciones gallegas y el Gobierno, como es lógico, tampoco. Por mucho que en campaña el propio Pedro Sánchez sí pidiera a los votantes dar la espalda al presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, para así provocar la caída de Alberto Núñez Feijóo. Y por mucho también que el líder del PP esté utilizando la victoria del 18-F como la prueba palpable de que la "mayoría social" de los españoles se oponen al Ejecutivo.

La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, fue preguntada en varias ocasiones este martes por los periodistas acerca de la lectura del Gabinete de las elecciones gallegas del pasado domingo. Ella insistió en que el análisis debe hacerse en clave "estrictamente territorial". El 18-F, sostuvo, "no es la segunda vuelta de nada". "El presidente del Gobierno es Pedro Sánchez y el líder del principal partido de la oposición es Alberto Núñez Feijóo y esto no ha cambiado ni va a cambiar", replicó. Era la respuesta de la Moncloa a la celebración eufórica del triunfo del PP en la sede del partido, en Génova, este mismo martes. Como indicaban fuentes gubernamentales, "el único líder al que le preparan un finiquito y está sometido a un régimen de reválida es Feijóo, y no Sánchez. Es él el que necesita la reválida".

Desde el Gobierno señalan que "quien está sometido a un régimen de reválida" es el jefe del PP, y no Sánchez

Alegría felicitó a Rueda por su triunfo del domingo y subrayó que la voluntad del Ejecutivo es seguir trabajando con la Xunta con la máxima coordinación y lealtad institucional en beneficio de todos los gallegos. E insistió, cuando se le preguntó por la estabilidad del Ejecutivo de coalición tras el varapalo del 18-F —el PSOE perdió cinco escaños y Sumar no obtuvo representación—, que el Gabinete seguirá la hoja de ruta marcada. "Más derechos, más empleo, más convivencia para mejorar las oportunidades y la calidad de vida de los españoles. No hay despiste alguno en esa hoja de ruta", sostuvo.

La también ministra de Educación no quiso explayarse más. En todo momento recordó que ya se habían manifestado el propio candidato socialista, José Ramón Gómez Besteiro, el mismo domingo; la portavoz del partido, Esther Peña, ayer, y este martes a primera hora, en la SER, la vicepresidenta primera del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero. La lectura de lo ocurrido, subrayó, corresponde hacerla al partido, y no al Ejecutivo. "Es importante hacer lecturas ceñidas a la clave autonómica y territorial", remarcó Alegría.

El "voto prestado" al BNG

Montero, en la SER, continuó con la consigna marcada por Ferraz en los últimos dos días: no cabe hacer análisis en clave nacional del 18-F, ni hay que interpretar que hay un castigo al PSOE por sus alianzas con los independentistas catalanes, puesto que lo que sucedió fue un trasvase de votos entre bloques, pero no hubo una mudanza de apoyos hacia el PP, que habría sido más preocupante. El BNG, que creció de 19 a 25 escaños, ha sabido presentarse, reconoció la vicepresidenta primera, como el "motor del cambio", como la fuerza que ha concentrado el voto mayoritario de la izquierda. Pero entiende Montero que ese es un "voto prestado" que puede volver al PSdeG si la federación trabaja para ello y tiene al frente al que ha sido su candidato, Gómez Besteiro, al que definió como "líder natural" del partido en Galicia.

Todos los socialistas nos alegramos cuando gana un presidente autonómico con las siglas del PSOE y todos nos disgustamos cuando no", reprocha Montero

Los socialistas vienen remachando que no habrá un cambio de Gobierno en la comunidad "si no es hegemónico el PSOE, que es el que vertebra todo el territorio" y, para ello, Besteiro es "el mejor candidato".

El dirigente de Lugo tendrá, comprometió, todo el apoyo del partido, porque todos los socialistas trabajan por sus siglas y por la "camiseta roja", de modo que "cuando cada compañero tiene que batirse en el territorio, todos a una estamos ahí para intentar ayudarlo". "Lo hemos hecho siempre, lo seguiremos haciendo ahora, si cabe, con mayor fuerza que nunca", señaló, informa EFE.

Montero también aprovechó la entrevista en la SER para mandar un recado a Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, quien la víspera había asegurado que se alegraba de la victoria de Rueda, porque si el PP hubiera perdido la mayoría, "el ganador sería [Carles] Puigdemont", "y me alegro de que no haya ganado Puigdemont". "Que el señor Page diga esto es incomprensible", le reprochó este martes la número dos del PSOE. "Todos los socialistas nos alegramos cuando hay un presidente autonómico que gana las elecciones con las siglas del PSOE y todos nos disgustamos cuando no [es así], es la realidad".

La censura de Montero al presidente de Castilla-La Mancha, que viene a manifestar de nuevo el enorme distanciamiento entre Ferraz y él, fue severa: "Uno siempre tiene que saber, cuando su equipo juega, cuál es la camiseta que uno lleva". Poco después, desde la Moncloa, también se emitía ese mensaje de reproche: "Tener identidad propia no es estar todo el día criticando, hay que hacerlo compatible con estar dentro del partido".