Pedro Sánchez visitó ayer por sorpresa el Valle de los Caídos (ahora Valle de Cuelgamuros). La secretaría de Estado de Comunicación difundió un vídeo en el que se ve al presidente, acompañado del ministro de Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, visitando el laboratorio donde los forenses tratan de identificar los restos reclamados por 160 familias.

La visita forma parte de la ofensiva de Moncloa para que el debate político de los próximos meses, hasta las elecciones europeas, gire en torno a las supuestas veleidades franquistas de la derecha, que ha derogado las leyes de memoria en Aragón, Comunidad de Valencia y Castilla y León, donde gobiernan PP y Vox. En estas dos últimas, la legislación de "memoria" ha sido sustituida por otra de "concordia" (Ángel Carreño explica en un artículo que publica hoy El Independiente las diferencias entre unas y otras).

No sé qué me sorprende más, si la burda utilización de las víctimas por parte del presidente o la torpeza del PP al ceder ante Vox en un asunto en el que tiene todas las de perder.

El fondo de la cuestión está muy claro. Nos guste o no, el gobierno del Frente Popular era un gobierno legítimo, que fue derrocado, tras una cruenta guerra civil, por un grupo de militares, al mando del general Franco, que instauró en España una dictadura que duró casi 40 años. Si la huelga general revolucionaria de 1934 hubiera acabado con la República como pretendía, estaríamos en la misma tesitura, pero el resultado hubiera sido la instauración de una dictadura de corte soviético. El caso es que no se puede justificar el golpe militar por muy mal que lo estuviera haciendo el Frente Popular... si uno es un demócrata, claro.

El PSOE, no en época de Felipe González, pero sí con Zapatero y ahora mucho más con Pedro Sánchez, ha recurrido a la "memoria" como añagaza para asimilar al PP a un partido heredero del franquismo. Mientras que González era partidario de mirar hacia el futuro, enterrando los dos bandos que llevaron a una guerra fratricida, Zapatero y Sánchez han descubierto que, cuando no tienen otro argumento, resucitar a Franco les acarrea muchas ventajas.

No sé qué es peor, si la burda utilización de las víctimas por parte del presidente, o la torpeza del PP al ir a rebufo de Vox

En realidad, las leyes de memoria no contienen nada que sea repudiable. Sobre todo, en lo que se refiere al derecho de las víctimas a recuperar e identificar a los cadáveres que fueron enterrados en fosas comunes. ¿Quién puede negarles esa justa demanda? Hay, si acaso, un exceso de palabrería, un relato de buenos y malos. En el bando republicano se luchó por la defensa de la legalidad, y en la contienda algunos de sus acólitos cometieron verdaderas barbaridades; mientras que en el bando llamado "nacional" no todo eran fascistas y asesinos, sino que, la mayoría, creía defender los valores de la tradición y la religión que veían pisoteados. En fin, esto daría para un debate de horas.

La cuestión es que el Gobierno ha visto en la derogación de la legislación de memoria en esas tres autonomías la oportunidad para situar al PP como lazarillo de Vox. Habrá un recurso ante el Tribunal Constitucional, el tema se llevará al Parlamento Europeo, al Consejo de Europa, e incluso ¡ante un relator de la ONU! Pero toda esa batería leguleya no sería de gran impacto sin las imágenes del presidente vestido con una bata blanca y rodeado de huesos y calaveras. Moncloa ha cuidado muy bien el escenario para causar impacto.

Por cierto, un detalle no menor. En el Valle de los Caídos hay enterrados 33.833 cadáveres, según los datos oficiales. Son de los dos bandos. De ellos, 21.423 están identificados y 12.410 no. Pues bien, las familias que han reclamado la identificación son 160. Es decir, sólo el 1,2% de las de los que no están identificados. Tienen tanto derecho como si fueran el 100% a reclamar al Estado ese esfuerzo. Pero hay que pensar por qué casi el 99% restante no lo ha hecho. Probablemente, porque no quieran volver a revivir los terribles acontecimientos de hace 85 años.

No sé si este abuso de determinados símbolos por parte de Pedro Sánchez tendrá coste electoral o no. Lo que sí es cierto es que el PP da una imagen patética al ir del ronzal de Vox en asuntos que sólo benefician al partido de Abascal.

Mientras que el PP ceda a las exigencias políticas de Vox, tanto en temas relacionados con el franquismo como en la igualdad de género, etc. una parte de la sociedad española dudará de la voluntad real de la derecha por enterrar definitivamente la nostalgia de otros tiempos.